martes, 20 de diciembre de 2016

Querido Cary...




Si quieres triunfar con el sexo opuesto, diles que eres impotente. Ninguna mujer se resiste a demostrarte lo equivocado que estás.
Cary Grant


Entiendo que en algunos aspectos psicológicos como personalidad o carácter, los seres humanos deberían dividirse en dos tipos bien diferenciados. Por una parte estarían, podíamos decir, los que tienen bien asentados los pies en el suelo, es decir los pragmáticos, que suelen armonizar con otros patrones como: ser prácticos, objetivos, incluso materialistas  si me apuran. Y luego aparecerían, al otro extremo: los idealistas; serían éstos individuos que arrastran también otras pautas, tales como; soñadores, románticos, utópicos, y hasta altruistas, por rizar el rizo.
Muy dentro de los de la segunda condición (apostaría lo que fuera) están los amantes del cine. Más que nada por lo que conlleva éste de escaparate de sueños más o menos irrealizables. Ni que decir tiene que mi manera de ser y pensar me hace pertenecer de lleno a estos últimos.
En esto del cine y sus películas, tan importante en nuestras vidas queramos o no,  todo el mundo tiene sus actores y actrices favoritas. En mi caso, y como no puede ser de otra forma también tengo los míos. Para no hacerme el interesante y por no mantener al lector en vilo durante mucho tiempo (perdón por ésta pedantería) he de decirles, que mi personaje o intérprete favorito no es otro que el gran Cary Grant. Pero si alguien me preguntara porqué no sabría exactamente qué decirle.
Tenía este inglés un don especial para los papeles de dandi, y es que los bordaba. Mira si lo habré visto veces en casi todas las películas que el protagonizó, que apuesto que de quedarme por ver algunas, quizás no llegue a tres o cuatro de toda su filmografía.
El bueno de Cary, de porte elegante donde los haya, triunfó especialmente en éste tipo de pelis, porque en otras de aventuras o similares apenas dejó huella. Digo esto, y he recordado al personaje precisamente, porque ayer sin ir más lejos repusieron en una cadena regional aquella que rodó en España, junto a Frank Sinatra y Sofía Loren en el cincuenta y siete y de título Orgullo y Pasión. Pues como les digo, estamos tan acostumbrados a verlo en papeles de elegante seductor en multitud de simpáticas comedias, que se nos hace vulgar en otros.
Al hilo de esa película, rodada por cierto, entre Ávila y Segovia y en la que intervienen algunos actores de reparto españoles como Carlos Larrañaga (ya desaparecido) cuentan los biógrafos de Cary Grant que éste se enamoró de la guapa Sofía durante el rodaje, incluso llegó a pedirle en matrimonio, cosa a lo que la italiana se negó rotundamente. Ya andaba liada con su futuro marido Carlo Ponti, veintidós años mayor que ella pero muy apañado, ciertamente.
Cary Grant, como otros muchos artistas y gente de la farándula, tuvo una infancia difícil. Su padre fue alcohólico y su madre recluida en un sanatorio psiquiátrico, así que: ¡Ya me dirán!.. Quizás con estos mimbres cualquier joven se esfuerza mucho más por triunfar, y lo consigue con tal de salir del infierno que dejaron atrás. Un compatriota suyo, Charles Chaplin, casi de la misma época y con los mismos antecedentes tuvo una trayectoria muy similar.
Este refinado y admirado actor trabajó de gigoló para ambos sexos al poco llegar a América. En Nueva York y debido amistades influyentes que hizo por éste trabajo, también a su distinguido porte, se fue introduciendo en ambientes teatrales y consiguió llegar a Hollywood. Ni que decir tiene que allí  trabajó con los mejores directores del momento y fue el galán preferido de las actrices más impresionantes de la entonces meca del cine. Acabo de leer que el personaje mítico de James Bond está inspirado especialmente en él y, ahora que lo pienso, si nos fijamos bien, se ajusta a la perfección.
No quiero alardear (pondría en peligro mi reputación psicológica) de haber visto treinta veces algunas de las mejores películas de Cary, como dijo una vez Alfonso Guerra sobre, Muerte en Venecia, pero sí me atrevo airear una cifra algo menor para la de veces que he visualizado, por ejemplo, Encadenados, junto a la gran Ingrid Bergman, (una obra maestra del cine). O Charada, o  Con la muerte en los talones, del singular director Alfred Hitchock, que no le va a la zaga. Y qué me dicen de comedias como: Historias de Filadelfia o Atrapa al ladrón, rodada en la Costa Azul junto a la futura reina de Mónaco, Grace Kelly. Por cierto, estando ésta por ahí, y entre romance y romance, que así se las gastaba ésta esplendorosa rubia, se fijo en ella el sosón de Balduino, le puso los dientes largos con ser princesa y consiguió atraerla al principado; el resto de la agridulce historia ya la conocemos.
Siempre, (y aunque no nos importe ya) nos quedará la duda de si Cary Grant fue heterosexual, homosexual o bisexual. Según algunos, tal vez esto último fue su opción preferida, aunque no hay pruebas irrefutables que así lo digan. El hecho de creerlo se debe a los años que vivieron juntos, él y actor de papeles secundarios, Randolph Scott. Éste ultimo si fue un homosexual reconocido. De todas maneras, y aunque esto no sea concluyente, el guapo de Cary se casó cinco veces y tuvo solo una hija con su última mujer, cuando él ya era por cierto, más que madurito.
Casi todos los grandes personajes de la historia (de cualquier género y disciplina) han tenido alguna pagina, digamos oscura, en sus ajetreadas vidas, y éste no iba a ser menos. Se le ha acusado, con o  sin fundamento de: tacaño, maltratador o de consumidor de LSD, la droga psicodélica de los sesenta. Asunto éste ultimo que él mismo reconoció y según parece le sirvió para superar alguna que otra depresión.
Cary Grant lo fue todo en el cine. Todo el mundo quería ser como él. Según estudios serios ha sido el segundo personaje más importante en la historia de este, llamado Séptimo Arte, y me lo creo. Él se nos fue en 1986, pero siempre, absolutamente siempre, nos quedarán sus películas y su porte elegante de caballero inglés inimitable. En momentos de bajón emocional o espiritual repantíguense en su sillón favorito y dispónganse a ver alguna de sus mejores películas y les aseguro que, para aquellos a los que antes califiqué de idealistas, si lo hacen, su ánimo se verá fortalecido de manera llamativa. A mí me funciona.
Para los otros, los pragmáticos, si necesitan superar depresiones, casi mejor que les toque la lotería. jeje
Dicho queda…
                             Joaquín Yerga
                                   20/12/2016


No hay comentarios:

Publicar un comentario