viernes, 9 de diciembre de 2016

Infortunios y otros manoseos de la Conchi.





Una Constitución no puede por sí misma hacer feliz a un pueblo. Una mala si puede hacerlo muy infeliz.
(G.Carcassonne)

Juro sobre esta moribunda Constitución que haré cumplir, impulsaré las transformaciones políticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta Magna  adecuada a los nuevos tiempos.( Hugo Chávez, febrero de 1999)
Los nuevos tiempos para su pueblo a los que se refería Hugo Chávez cuando juró el cargo de presidente fueron: colocar la inflación al 120%, ser  el segundo país más violento de América, que los supermercados estén vacíos, que la precariedad más absoluta en sanidad y educación prevalezca, o que la pobreza suba de manera rampante. Sin obviar, tampoco, hacer endémica la inseguridad jurídica, o la censura periodística. Esto suele pasar cuando personajes mesiánicos irrumpen a trapo y se proponen  arreglar el país de la manera más sencilla.
Por eso, y aunque no se lo crean, el 6 de diciembre celebrado ayer pudiera tratarse del día más importante de todos nosotros, los españoles, como sociedad y cómo país. No crean que exagero, nuestra constitución es la gran estructura legal sobre la que se sujetan todas las normas y leyes que nos hacen convivir en paz y armonía, que no es poco.
Corresponde, (como todos los años por estas fechas) hablar de su reforma, aunque eso sí, nadie especifica el qué, ni el cómo, ni qué artículos, ni con qué espíritu. Es como un mantra, una especie de serpiente informativa que surge todos los años al celebrar su cumpleaños, pero que luego pasa, y se enfría, y volvemos a rescatarlo al año siguiente. De todas formas debemos tener en cuenta que nadie en España lo pide a gritos.
Nuestra Carta Magna o Ley de leyes es muy moderna, y envidiable, pues se hizo con un espíritu amable y conciliador por parte de los buenos políticos de entonces. Además fue refrendada por casi el noventa por ciento de nuestros compatriotas de todas las comunidades, exceptuando el País Vasco, curiosamente, ahora tal vez la votarían, y no me extraña, pues estando dentro del, Estado Español, como llaman ellos eufemísticamente, tiene todas las prebendas, y apenas obligaciones.
Entre los diferentes partidos de nuestro espectro político los hay partidarios de entrar en ella a saco y destriparla, otros sin embargo solo maquillarla.
El Psoe quiere modificar algunos artículos para hacer de España un estado federal, pero la mayoría esperamos que nos expliquen qué significa eso, pues realmente ya lo somos. Ni que decir tiene que  las autonomías poseen muchas más competencias cedidas que muchos estados federales. Por otra parte, ¿Cómo compaginamos darle más poder a las regiones con fomentar la igualdad entre ellas, cuando es notorio que a mas poder más desigualdad e injusticia?.
Los de Podemos quieren cambiar sus artículos más sensibles como son los referentes a la unidad del país y su modelo político. En el primer caso abogan por incluir en la Constitución el derecho a decidir de las regiones, es decir, un guirigay disgregador ¿Han pensado en serio ésta gente qué pasaría si les concediéramos ese privilegio?... Pues sencillamente que esto sería un reino de taifas; todo el mundo querría ser independiente. ¡Menudo somos los españoles cuando nos atan tan largo!! Además van a contracorriente de la verdadera ideología de izquierdas. Con esa premisa permitirían a las más ricas serlos más todavía, y dejarían tiradas a su suerte a las más pobres. Imagino que todo esto lo hacen como forma de alcanzar el poder, después, ¡vete a saber!, quizás pretendieran perpetuarse en él a fuerza de maquinaciones y tergiversaciones de leyes y decretos, ejemplos haylos en el mundo.
A los nacionalistas y demás patulea les vendría muy bien reformarla, cuanto más mejor, incluso yo diría que hasta quemarla. Hay que tener en cuenta que a ellos cuanto peor nos vaya a los españoles, digamos ortodoxos, mejor les irá a ellos, sacarían mas tajada.
Los de la parte conservadora y centrista de nuestro panorama político, parecer ser, no se desviven precisamente  por entrar de lleno a destriparla. Tan solo cambiar el artículo que hace referencia a la sucesión a la corona, (para que pueda reinar la hija mayor de Felipe) y poco más.
Creo que tenemos una buena constitución, moderna y garantista y de retocarla, que fuese solo superficialmente para ajustarla a los tiempos. Debemos tener en cuenta que cualquier modificación importante conlleva el tener que estar de acuerdo dos tercios de todos los diputados del congreso, y después convocar un referéndum para que votemos todos las conclusiones finales. Y ya sabemos por experiencias recientes que a éstos (los referéndums) los carga el diablo, acordémonos, sino del Brexit en Inglaterra.
Recientemente y como todos sabemos nos hemos visto obligados a recurrir a un articulo que nunca habíamos aplicado, el famoso 155. Y apuesto que casi todos estaremos de acuerdo en sus efectos balsámicos.
Por cierto, lo del título del articulo se me ha ocurrido por que, si a nuestra primera Constitución, la de 1812, se la llamó La Pepa, por promulgarse el día de San José, a ésta última deberíamos  llamarla,  La Conchi, por hacerlo dos días  antes de la Inmaculada Concepción.
Dicho queda…

cosasdejoaquinyerga@blogspot.com

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