El cine Carretas, de Madrid, fue el que más entradas vendía de toda España y, posiblemente, donde menos cine se veía. ¿Motivo?..
Bueno, se hizo famoso porque era cita de chaperos y pajilleras. Hasta su desaparición, aparecía como tal en las guías turísticas internacionales.
Tras ser un popular almacén llamado Bazar X, se convirtió en sala de proyecciones en 1935. La de mayor capacidad de las treinta y siete que había entonces en la capital. Al poco empezó a ser frecuentado por profesionales del sexo.
El famoso cine atraía a un público de tipología variada: estudiantes, soldados, cabezas de familia, jóvenes, maduros y viejos… Buscaban a tientas, en medio de la oscuridad, alivio fugaz y barato a sus urgencias carnales.
Había dos tipos de tarifa, según se deseara sin música o con música. Esta última era más cara, dado que empleaban la mano en cuya muñeca llevaban las pulseras. La armonía del tintineo metálico excitaba más a los melómanos del sexo y eso elevaba el precio.
Con el paso de los años, en el cine Carretas la oferta homosexual acaparó el recinto, pese a encontrarse junto a la Dirección General de Seguridad, sita en la Puerta del Sol. Acudían a todas horas hombres, la mayoría de doble vida, en busca de anónimo desfogue. En esta última época, 1981, lo conocí yo; entré por error y salí por patas en cuanto vi el percal..😂😂😂
Tras seis décadas de existencia fue cerrado. Ahora es un bingo.
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