El 28 de marzo de 1941, la escritora Virginia Woolf se suicidó. Se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se lanzó al río Ouse, cerca de su casa, donde se ahogó. Su cuerpo no fue encontrado hasta el mes de abril. Su esposo enterró sus incinerados restos bajo un árbol en Sussex, Inglaterra.
Antes de morir había dejado escrito:
Hay una especie de tristeza que surge cuando se sabe demasiado, cuando se ve el mundo como realmente es. Es la tristeza de comprender que la vida no es una gran aventura, sino una serie de pequeños e insignificantes momentos, que el amor no es un cuento de hadas, sino una emoción frágil y fugaz, que la felicidad no es un estado permanente, sino un raro y fugaz atisbo de algo a lo que nunca podremos aferrarnos. Y en esa comprensión hay una profunda soledad.
Joaquín
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