Tú sabes, señor, que el hombre se acerca a la mujer,
ebrio por la promesa de su propio placer.
Pero la mujer llora, se resiste, Señor,
y cuando al fin se ofrece, sueña con el amor.
Pues, mientras en el hombre la vida se hace fuerte,
la mujer se desmaya con un poco de muerte.
Quizás tuve un amante que me sedujo un día,
¡tan malo que, por eso, me gusta todavía!.
--J. A. Buesa--
Un día oyes el despertador, lo apagas, te levantas a rastras de la cama, te vistes, desayunas y te preparas para el día.. Pero entonces sucede algo inexplicable: ¡¡Estabas soñando!!¡Resulta que te despiertas realmente y te das cuenta que no es más que un sueño!. ¡En él estabas despierta y hacías tu vida, pero en realidad sigues acurrucada bajo el edredón, soñando! ¡¡Oh!!!
No te asustes, amiga, quizás hayas tenido alguna vez esta experiencia. Suelen llamarse “falsos despertares” y pueden ser muy convincentes. El filósofo francés René Descartes tuvo uno y le dio mucho que pensar ¿Cómo podía estar seguro de que todo lo que hacía no era más que un sueño?..
Ahora piensa en ésta supuesta realidad: “Ahora mismo estoy despierta leyendo estas tonterías de Joaquín”.. Si si, “Ahora mismo estoy leyendo estas tonterías de Joaquín” Puede parecer real, estás despierta y estás leyendo esto ¿por qué ibas a dudarlo?. Sin embargo ya te he dicho que te puede parecer que estás despierta mientras duermes. ¿Entonces? ¿Quién te dice a ti que no sueñas que estás leyendo estas tonterías de Joaquín?..
Puedes hacer otra cosa, pellizcate y comprueba que no sueñas, pero, ¿Y si sueñas que incluso te estás pellizcando? Es más, incluso puede que ni existas siquiera, que todo sea un sueño. ¿Inverosímil, no?
En fin.. Yo ahí te lo dejo.. Piénsalo
Joaquín
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