Canción triste de Hill Street
He
llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para
dejarla en manos de los políticos.
De
Gaulle
Soy
de los que creen que ninguna profesión es perversa en sí misma, ni
que los individuos sean malvados por naturaleza, sino que a veces se
dan las circunstancias perfectas para que ciertos individuos y
algunas profesiones se alíen y, envueltos en una vorágine de
arrogancias e intereses comunes, engendren una mezcla especialmente
dañina para los intereses de toda una nación; en política pasa a
menudo
Aun
así siempre he pensado que la gente, cuando hablan mal de los
políticos, incluso cuando en las encuestas una abrumadora mayoría
deciden que estos son el principal problema de España, creía que
exageraban, que no era para tanto, que ellos hacían su trabajo lo
mejor que podían y en beneficio de todos; ahora después de lo de
ayer me desdigo y creo que toda ésta gente estaba en lo cierto.
Ayer
fue un día del que la mayoría de los españoles no podremos,
precisamente, sentirnos orgullosos de nuestra responsabilidad y
patriotismo. Tuvimos una moción de censura, sí, democrática y
ajustada a nuestra constitución, pero a todas luces desleal e
irresponsable.
Vaya
por delante que pretendo criticar a todos, a tirios y troyanos, por
su mal papel y su pésimo sentido de estado. Unos porque atosigados
por los casos de corrupción fueron incapaces de adivinar la urgencia
de convocar elecciones anticipadas hace ya un tiempo, y otros porque
ansiosos por llegar al poder y eludir los malos pronósticos en las
encuestas se echan en brazos de toda esta patulea anárquica y
antiespañola que pulula por los escaños del congreso.
No
duden de que entramos en una nueva etapa, una etapa de inquietud y
desasosiego que traerá repercusiones económicas graves, porque no
estamos sirviendo de ejemplo en Europa, precisamente. Los poderes
económicos, empresas, multinacionales y fondos de inversión se van
a pensar muy mucho sus inversiones en nuestro país, sino al tiempo,
y eso lo pagaremos todos mas pronto que tarde.
Un
gobierno llamado frankenstéin, débil, hecho a base de retazos a
cual más dispar, no puede darnos la seguridad jurídica y política
que necesitamos ¿Creen que con ochenta y cuatros diputados se pueden
tomar decisiones importantes? ¿Se puede llegar a pensar, siquiera,
que con todos estos nacionalismos: excluyentes unos, xenófobos otros
y partidarios de romper el país el resto, podemos ganar algo el
conjunto de los ciudadanos? evidentemente no. De hecho, no hay mas
que ver a estos últimos cómo se frotan las manos.
En
los días previos a esta moción de censura hemos sido testigos de
cómo cada partido a exteriorizado sus propios y bastardos intereses.
Unos querían elecciones porque les iban bien las encuestas, otros
aguantar en el poder como sea y esperando que el tiempo diluyera los
escándalos, y el resto ojo avizor, aguardando su oportunidad para
sacar las zarpas, y mientras los intereses del estado al socaire de
separatistas.
Qué
duda cabe que sufrimos una época falta de políticos carismáticos,
sólo tenemos a nuestro alcance advenedizos que llegan a los partidos
para medrar sin el más elemental sentido de estado. Por desgracia ya
no quedan de aquellos de la transición, hombres curtidos, críticos
con la dictadura y conscientes de la necesidad de acuerdos prácticos
buscando siempre el bien común; me estaba acordando de tipos como
Adolfo Suárez o Felipe González.
Ahora
nos guste o no estaremos en mano de una patulea de partidillos de
toda ralea y condición. Tendremos a todo un país de 46 millones de
expectantes compatriotas con temor al futuro porque dependemos para
gobernar de una amalgama de organizaciones siniestras para nuestros
intereses. No hay más que ver... Bildu, PNV, Convergencia,
Compromís, Bloque Galego, Geroa Bai etc.etc. y un tutifrutti de
ideologías que van desde la derecha más rancia, a la extrema
izquierda trasnochada, pasando por xenofobos, racistas, y hasta los
amigos de la ETA. a todos los cuales, por cierto, sólo les unen su
desprecio a España y su deseo de debilitarla.
En
fin, no me entra en la cabeza que con tres partidos constitucionalistas, que juntos acaparan el 70% del electorado, tengamos que vernos en ésta tesitura. Sólo nos queda rezar y esperar a que los daños infringidos no
sean irreversibles, y repetir aquello que dijo Romanones: ¡¡Dios
mío qué tropa!!
Dicho
queda...
Joaquín
Yerga
01/06/2018
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