martes, 10 de abril de 2018

Puigdemont I de Cataluña y V de Alemania.






Buenos amigos, buenos libros y una consciencia adormecida: esa es la vida real.
Mark Twain


Si los españoles montáramos un circo seguro que nos crecerían los enanos. Pero perdónenme la expresión, en absoluto es mi intención, ofender a nadie. Y es que después de lo feliz que nos sentíamos todos pues “el amigo Puigdemont” alias El Prófugo, había caído, por fin, en las garras de un gobierno y un país amigo de toda la vida como es Alemania, (nada que ver con ese otro fracturado que es Bélgica), pues ahora van y lo ponen en libertad, así de crudo.
No hay duda que aun subsiste en Europa esa leyenda negra que arrastramos desde tiempos inmemoriales y que tanto daño nos ha hecho. Para gran parte la opinión publica de algunos países (los más desarrollados) aun somos gente semi-salvajes. Muchos creen, incluso, que todavía tenemos a Franco vivito y coleando presidiendo desde El Pardo nuestros destinos. Es más, podemos decir sin temor a equivocarnos que esos topicazos aun gozan de buena salud, no hay dios quien los quite. De nada nos vale tener la democracia más libre y permisiva del continente, ellos a lo suyo.
En Alemania, ahora lo estamos sabiendo, tienen leyes que expresamente prohíben partidos independentistas, y se castiga esa presunta intentona con fuertes penas de cárcel; bueno, ahora resulta que lo que vale para ellos no vale para nosotros. Y eso que presuntamente eramos grandes amigos. Recuerdo los suspiros de alivio que dábamos algunos porque Puigdemont estuviese en el país teutón en vez de en Bélgica o Suiza; pues nuestro gozo en un pozo, una vez más puede la leyenda negra, que nos persigue incesantemente. Un simple juez de una simple región alemana y en un par de horas resuelve una cuestión que a nosotros nos ha costado meses y varios tribunales. El solito y sin enmendarse a nadie decidió que lo que hicieron los independentistas catalanes el 1 de octubre fue, una especie de verbena sin animo de ofender a nadie, y tan pacifica como una misa de difuntos.
Visto lo visto, apenas podemos fiarnos de nadie en el mundo. Inglaterra en cuanto tiene una mínima oportunidad carga contra nosotros tildándonos de latinos montaraces, no hay mas ver con lo de Gibraltar, que incluso algún senador propuso recientemente invadirnos. Bélgica o Suiza, ya lo estamos comprobando, por allí moran los prófugos catalanes como Pedro por su casa. Francia hasta hace cuatro días cobijaba a los asesinos de ETA, y allí los protegían después de asesinar a base de bombazos a cientos de compatriotas. Y hasta Alemania, nuestro mejor aliado, acaba de darnos calabazas, ya lo vimos hace unos años con la famosa crisis del pepino, no pestañearon en culpar a estas verduras almerienses de ser los culpables de aquel envenenamiento, luego apenas se disculparon.
Al final va a resultar que en esto de la amistad y respeto entre países va a ser como el Festival de Eurovisión, que cuenta, no si la canción que se representa es buena o mala, sino intereses bastardos entre vecinos. Nosotros por ser un país mediano, casi sin ejército ni armas nucleares, y encima desunidos, nos tratan como a “Perico el de los palotes”. Incluso Portugal, tan cercano y casi primos hermanos nos ningunea llegado el caso, ya ha pasado más de una vez, ellos prefieren a Inglaterra de aliados.
Los nacionalistas catalanes antes de inmolarse el 1 de octubre hicieron bien su trabajo, alentaron por todas las cancillerías europeas y con nuestro dinero el odio exacerbado a España reavivando así nuestra leyenda negra. Al final en esto de la política exterior va a ser como dijo aquel inglés, Lord Palmerston “Inglaterra no tiene amigos permanentes ni enemigos permanentes, Inglaterra tienen intereses permanentes”. 
Pues eso…
                               

                                  Joaquin Yerga
                                   10/04/2018

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