El sur también existe
Todas
las generalizaciones son falsas, incluida esta.
M.Twain.
¿Qué
circunstancias se dan en el mundo, en general, pero en España en
particular para que el norte de cualquier país esté siempre más
desarrollado que el sur? Conste que tengo mis teorías, y algunas
pasan por la climatología; otras no...
Si
nos fijamos bien, por ejemplo en Inglaterra, comprobaremos que
el norte de éste país siempre ha sido más industrioso y rico,
salvo la capital, Londres, que está en el sur. Esto se debió a la
explotación de las minas de carbón y hierro de aquella zona y su
poderosa industria metalúrgica y textil que surgió después
amparada en ellas. Allí están las grandes ciudades como Manchester,
Liverpool o Sheffield.
En
Francia, nuestro gran vecino, ídem de los mismo, regiones
como Picardía, Ille de Francia o Champaña, todas al norte, están a
la cabeza del bienestar. Alemania es un caso paradójico, aquí
las diferencias se dan entre el oeste, rico y poderoso (Renania,
Westfalia, o Baden Wurtemberg) y el mediocre este (Sajonia o
Franconia) pero tiene explicación, el oeste hace mucho que se
administra bajo la economía de mercado o capitalista, mientras que
el este ha sido comunista hasta hace cuatro días. También Portugal
es más rico la parte que linda con Galicia (norte), que el sur, que lo hace
con Andalucía y Extremadura.
Pero
de todos es en Italia donde se dan las mayores diferencias.
Allí la desigualdad es abrumadora entre el próspero norte
(Lombardía, Piamonte, Veneto etc.) y el mísero sur (Sicilia,
Calabria o Apulia). Para que se hagan una idea de cómo están las
cosas allí, puede haber una diferencia de tres a uno, en favor del
norte ¡Claro! Y todo esto, como es evidente, afecta a la gente de
un amanera atroz, pues mientras en LombardÍa la renta per cápita
llega hasta los 40.000 euros por cabeza en Sicilia apenas alcanza los
15.000, con todo lo que eso conlleva para el desarrollo humano de los
sureños.
Si
salimos fuera de Europa, también en el resto del mundo ocurre algo
parecido. En el país mas importante del planeta como es Estados
Unidos, el norte es más rico y pujante. Estados como Illinois,
Minnesota o Masachusetts han dominado el mercado industrial, no solo
del país, sino del mundo entero. No obstante, en su vecino y enorme
Canadá es el sur el poderoso, pero tiene una explicación
plausible, en el norte no hay quien viva por el frio.
¿Y
es España? ¿Porqué esa gran diferencia entre el norte y el
sur? Pues resulta que en nuestro país no siempre ha sido así;
precisamente hasta mitad del siglo XIX era Andalucía la tierra
prometida. Muchos del norte sobre todo de Galicia, Cantabria o
incluso el País Vasco, que entonces eran los pobres, emigraban a
esta tierra para asentarse pues ofrecía más oportunidades.
Hasta
principios, casi, del siglo XX, la agricultura y la ganadería habían
sido esenciales como recurso básico de subsistencia de la humanidad. Pero resulta que un siglo antes en Europa había surgido la revolución industrial, y
el hierro y el acero se impusieron como motores del desarrollo.
Primero en Inglaterra y después en Francia y Alemania se inició la
gran transformación que hoy conocemos. A ello contribuyó los
grandes yacimientos de hierro y carbón; se impuso la industria y
perdió importancia la agricultura.
Aquí
en nuestro país Andalucía había sido la tierra de
la abundancia, y mucha gente del norte emigraron al sur a asentarse.
Sin embargo y aunque tarde, el descubrimiento de minas de hierro y
carbón en el País Vasco, Cantabria y Asturias contribuyó a que
grandes factorías de transformación se instalasen allí. Los
sueldos más altos hizo que se tornaran las cosas y agricultores del
centro y sur emigraran al norte en busca de mejores oportunidades.
En
Cataluña fue el textil el origen de su prosperidad, y la
ayuda, por supuesto, del gobierno central que impuso grandes
aranceles a los productos de importación para que fuese la catalana
la que progresara.
Con
todo esto resultó que las antaño ansiadas feraces tierras de
cultivo del sur se quedaran obsoletas ante el empuje del nuevo motor
de desarrollo como era la industria. Y la gente emigró, y la tierra
se despobló, y así andamos todavía.
Hoy
en día ha empezado otra nueva revolución, ésta más científica y
tecnológica, y para su desarrollo no hacen falta minas ni grandes
factorías, sino preparación y conocimientos. Esperemos que esta vez
el sur se ponga las pilas y no pierda su tren, porque éste pasa solo
una vez cada doscientos años.
Dicho
queda…
Joaquin
Yerga
14/04/2018
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