Amas, ríes, sueñas.. tus días son placenteros;
eres dulce como un
pastel de limón.
Tú dilapidas
fantasías, sueños, quimeras.
Yo necesito de tus
risas y sólo me valen tus besos
para sobrevivir.
--Joaquín--
Y es verdad que tuve fama de equitativo y bondadoso, no digo que no, pero también tuve mis cositas, no creáis. Nadie es perfecto..
Una de los episodios que más prestigio me dio fue aquel en el que fingí querer partir a un niño en dos y darle a cada una de las mujeres que decían que era su hijo una parte de la criatura.
Evidentemente fue un señuelo porque, en cuanto vi que una de ellas
consentía quedarse sin él con tal de no hacerle daño al niño,
enseguida descubrí a su verdadera madre.
Mi padre fue David y mi madre Betsabé, bellísima, por cierto, y no lo digo porque fuera mi madre. Pero a diferencia de mi padre, que fue un tipo
mujeriego y faltón, de mi sé que tenéis muy buenas referencias. De hecho, he pasado a vuestra tradición cristiana
como el prototipo de sabio y justo. Aunque, me temo, no todo es oro en mi lo que reluce. En mi vida hubo algunos trapos sucios, y hoy me quiero sincerar y contároslo..
Quizás mi relación con la Reina de
Saba, aquella guapa mujer, soberana de ese país africano que ahora llamáis Etiopía, sea mi historia más, digamos picante y sexual, y de la que menos conocéis..
Ella, que sabía de mi buen hacer y mi fama de hombre
justo, se puso en marcha en mi busca, quería conocerme, pedirme
consejo y ayuda.. Bueno, y algo más...
A Makeda, que así se llamaba la reina, le
acompañó un buen séquito de esclavos, doncellas y
sirvientes. Además venían cargados a rebosar de joyas, perfumes y
otros parabienes para ofrecérmelo. Makeda, era de raza negra, pero bien
hermosa, ¡Uy, si yo os contara!..
Mirad, os seré franco, ¡no tardé en acostarme con ella!.. También Makeda lo deseaba, y es que, además
de su espléndido cuerpo, sus maravillosos perfumes y otras dádivas, la
reina de Saba me regaló 150
talentos de oro puro, y eso era un pastón.. A cambio le prometí proteger su país y a ella misma de sus enemigos, que no eran pocos...
Por cierto, lo de hacer el amor con Makeda fue más bien por cortesía real. A mi ninguna falta me hacía yacer con mujer extraña, sobre todo fuera de mi circulo. Os recuerdo que yo disponía de un harén de más de 200 mujeres, de
las cuales 70 eran esposas de primera categoría y 80 de segunda, el
resto jóvenes doncellas que aspiraban a ocupar algunas de las dos
primeras jerarquías..
Pero, por favor, no os lo toméis como si yo fuera un sádico sexual, cualquier rey de mi época que se preciara debía tener sus harenes y sirvientes, sino de qué..
A partir
de ahora cuando os hablen de mi, es decir, del muy sabio rey Salomón, Rey de Reyes,
paradigma de rectitud y justicia, os acordaréis de mis trapos sucios,
que los tenía, como todo quisqui, por otra parte..
En fin, me quedo tranquilo, he limpiado mi conciencia..
Joaquin
Salomón y la Reina de Saba
calle Jesús, y al fondo Virgen de Guadalupe
calle Águilas (Barriga)