martes, 10 de octubre de 2017

Último parte de guerra





Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo. Y no estoy realmente seguro de lo segundo.
Einstein

En ascuas estamos todos; esperando a que el tontaina este de Puigdemont declare esta tarde la independencia unilateral de Cataluña. Quizás después de tanto manosearlo hemos banalizado un poco el término independencia, pero con nada que pensemos un poco llegaremos a la conclusión de la barbaridad con B de Barcelona que estos irresponsables nos quieren llevar a todos. Primero a los propios catalanes, pero también al resto de españoles.
¿Cómo es posible que debajo de la abundante pelambrera de éste insensato de Puigdemont no haya más que simpleza y obstinación?. Primero convoca un referéndum a todas luces ilegal, y después (todos hemos sido testigos) de su chapucera celebración, dice que como han votado el 40%, eso le da pie para declarar la independencia ¡Como el que se toma un café con churros, vamos!
Este cafre, que lo pusieron ahí precisamente por ser el mas fanático y tontolaba de la clase, pretende ni más ni menos él sólito y otros energúmenos como él, tirar por la borda quinientos años de historia en común ¡Casi nada! ¿Alguien se imagina por un momento a España sin Barcelona?.. Yo no desde luego.
Conozco algo nuestra historia. Y sé que en toda ella está implicada Cataluña hasta la trancas, al igual que cualquier otra región del país. Desde los visigodos y la importancia de Barcino (Barcelona), pasando por los árabes y el reino de taifa de Tortosa. Y hasta el saqueo de Barcelona por Almanzor, toda fue idéntica a la nuestra. Luego vinieron los condados medievales catalanes y aragoneses, y su unión formando el Reino de Aragón. Después la fusión voluntaria con Castilla y la formación de este gran país que llamamos España.
Cataluña participó activamente en la guerra de la independencia para echar a los franceses. Y muchos gerundenses dieron su vida para evitar que su capital fuera anexionada a Francia por Napoleón. Catalanes fueron, también, gran parte de los diputados en las primeras cortes de Cadiz de 1812. Y ellos colaboraron activamente en la Constitución, llamada la Pepa. Y fueron muchos los catalanes, (como el resto de españoles), los que emigraron a América para buscar una vida mejor y fundar empresas. Y bien que se aprovecharon después, en la primera industrialización del textil, obligando al resto de españoles a comprar sus productos, (bastantes más caros), porque el gobierno central así nos lo imponían, a base de aranceles. Ése fue el comienzo, por cierto, de su riqueza y prosperidad, lo demás hasta llegar a la opulencia en la que viven hoy vino por pura inercia.
Durante el franquismo las numerosas familias burguesas catalanas (las que ahora financian el llamado Procés) y otros millones de catalanes apoyaron con fervor inusitado a Franco, que les recompensó con la instalación allí de la gran fábrica de Seat, germen de la gran industria auxiliar que vino después. Y llegó la transición. Y todos hicimos un pacto de concordia y solidaridad entre los pueblos de España... hasta ahora, que traicionando nuestra ingenuidad han conspirado activamente para denigrarnos.
Es mucho lo que nos une, que duda cabe. Tenemos un pasado juntos que no se entendería sin ellos. Y el de ellos sin nosotros. ¿Pondrán el marcador de la historia a cero en caso de secesión? ¿Empezarán a contar a partir de hoy? ¿Guardarán bajo siete llaves nuestra prolífica historia común por vergonzante?..
¿Y en cinematografía ? ¿Y en literatura? Que alguien me explique qué hacemos con las cientos de películas rodadas en Barcelona, con argumentos propios y actores nacionales. ¿Considero extranjeros a: Sazatornil, Nuria Espert, Victor Valverde etc. etc.? No existe, por más que se empeñen, un cine catalán medianamente serio. Si acaso ahora, de un lustro para acá, hay algo pero puro snobismo y de calidad ínfima.
Tampoco me hago a la idea de una literatura española sin Marsé, y sin Zafón, o sin Diaz Plaja, Ana Maria Matute, Mendoza, Montaban, Mercé Redoreda, Terence Moix, etc.etc. Todos ellos forman parte de mi niñez.
¿Y qué me dicen de la música? ¿Paso de Isaac Albéniz, de Granados o de Pau Casals, por decir algunos, por ser todos ellos catalanes? ¿Hago añicos los discos de Serrat, y los de Sergio Dalma ? ¿Y los del Dúo Dinámico por ser extranjeros?. Y hasta los de Peret y Dyango si me apuran, a pesar de que estos dos papanatas decían no sentirse españoles.
¿Y del deporte que tanto nos ha unido y enternecido? ¿Considerarán ellos un despropósito las Olimpiadas del 92? ¿Y eso a pesar del pastón que nos costó y el empeño que pusimos todos los españoles? ¿Y los triunfos del Juventud de Badalona y del Barsa? ¿Romperán las vitrinas con las copas por deberse a una historia indigna junto a nosotros?
Imagino que todo esto no es más que un sueño del que no tardaremos en despertar. Un mal sueño a convertir posiblemente en pesadilla y que nos va a dejar a todos, sin duda, muchas secuelas y una resaca muy difícil de superar.
El daño está ya hecho, pero no ha empezado hoy ni tan siquiera estos últimos días; hace ya treinta años que se incubó esta infección. Hoy sencillamente han empezado a aflorar los primeros síntomas, con fiebre alta incluida. Me temo que solo nos quede amputar.
Dicho queda...
                              Joaquin Yerga
                               10/10/2017

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