domingo, 15 de octubre de 2017

Prefiero pasar miedo que vergüenza.







Si un día para mi mal viene a buscarme la parca...Empujad al mar mi barca con un levante otoñal y dejad que el temporal desguace sus alas blancas. Y a mí enterradme sin duelo, entre la playa y el cielo. Mi cuerpo será camino, le daré verde a los pinos y amarillo a la genista. Cerca del mar, porque yo nací en el Mediterráneo.
Serrat


En estos días tristes, en donde las posiciones sociales y políticas de los catalanes en particular y de los españoles en general obligan a decantarse hacia los polos más extremos de la opinión, es de agradecer que Joan Manuel Serrat lo haya hecho por la legalidad constitucional. Su criterio es muy importante, pues seguramente es el catalán vivo mas universal que tenemos. Tampoco su posición es fácil teniendo en cuenta que él vive allí y allí están sus raíces, su familia y su futuro. Aunque amigos y admiradores los tenga repartidos por muchas partes del mundo y especialmente por el resto de España.
Es curioso, cuanto menos, que un tipo que se jugó la opción de dar con sus huesos en la cárcel cuando el franquismo aun gozaba de fortaleza (y todos sabemos que voluntad no les faltaban) sea acusado ahora de traidor por los suyos y por muchos de los recién llegados.
Él, que se negó a cantar en castellano en el todopoderoso Festival de Eurovisión de entonces, alegando acoso y hostigamiento al idioma catalán. Y que por eso fue apartado del mismo por las autoridades artísticas del momento, sea ahora rechazado por los suyos por blando o desertor.
En este maremágnum político catalán de acosos, posturas, miedos y cobardes silencios, hay muchos oriundos que han sabido nadar y guardar la ropa. Ejemplos haylos para todos los gustos los más señalados: presentadores televisivos, periodistas, deportistas etc. Es cierto que ellos tienen que vivir allí el día después... y todos los siguientes. Y que ante la incertidumbre de saber qué idea prevalecerá prefieren callar o actuar con ambigüedades. Entre éstas últimas está la consabida y reiterada expresión: “Estoy de acuerdo con el referéndum pero votaría no a la independencia”. Es decir estar en misa y repicando. 
Los partidarios de esa última frase (la mayoría de los catalanes famosillos recurren a ella cuando se les pregunta) juegan con la odiosa ventaja de ganar siempre, ocurra lo que ocurra. Y como su medio de vida dependería del resto de España, así se curan en salud. Apuesto que muchos de estos, en el supuesto de jubilación o cese de su actividad y por lo tanto ya no dependieran de España para sobrevivir, se volverían irredentos independentistas. Casos conocidos tenemos, me acordaba del insigne Guardiola o del actór Juanjo Puigcorbé. Al primero le han asignado a su hermana un cargo en el exterior muy bien remunerado por cierto (150.000 euros anuales). El segundo se ha postulado como alcalde de Barcelona. Él, que nos ha representado como el españolito medio en tantas películas copiosamente subvencionadas.
Y es que los verdaderos valientes son los pioneros en denunciar la injusticia. Cuando todo lo impregna ese espíritu combativo y asfixiante de uniformidad, donde cualquier disentimiento o desacuerdo es mirado como traición y su autor lapidado en la plaza pública de las redes sociales, es entonces cuando martirio y valentía tiene sentido. Que nadie olvide estos días a Albert Boadella, líder del grupo Els Joglars. Él fue el primero en rebelarse ante la imposición nacionalista que invade Cataluña desde hace treinta años. Y ha pagado muy caro su osadía. Fue por eso criticado, insultado o tratado cuanto menos de traidor a los suyos, pero jamás se retractó. Incluso ha seguido denunciando el adoctrinamiento y la imposición de esos perversos ideales.
La posición de Serrat, no ha sido tan rotunda como la de Albert, pero es de premiar. Y nos da una idea de hasta que punto ha llegado el grado de estulticia de muchos catalanes sobrevenidos de última hora. Gente venidas de fuera hace cuatro días y que ahora se dicen mas catalanes que Boadella o Serrat. Incluso aseguran sin pudor que quieren la independencia. ¿Habrán escuchado decir al vicepresidente de la Generalidad Junqueras que los catalanes son étnicamente diferentes al resto de españoles? ¿Y que son más parecidos a los franceses que a los portugueses, lo cual les hacen mas inteligentes? Escribí una vez, de broma, que la burguesía catalana ha persuadido y convencido a los llegados de fuera, que sus abuelas lo que bailaban de jóvenes allá en el pueblo era la sardana y no las jotas extremeñas o sevillanas corraleras. Ahora me temo que la cosa no era broma. Se lo han creído.
Dicho queda…
                               Joaquín Yerga

                                15/10/2017

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