¡Y
tan joven, y ya tan desgraciada!
Espíritu
indomable, alma violenta,
en
ti, mezquina sociedad, lanzada
a
romper tus barreras turbulenta.
Un
recuerdo de amor que nunca muere
y
está en mi corazón; un lastimero
tierno
quejido que en el alma hiere,
eco
suave de su amor primero;
¡ay!,
de tu luz en cuanto yo viviere,
quedará
un rayo en mi, blanco lucero,
que
iluminaste con tu luz querida
la
dorada mañana de mi vida.
¡Pobre
Teresa! Cuando ya tus ojos
áridos
ni una lágrima brotaban;
cuando
ya su color tus labios rojos
en
cárdenos matices se cambiaban.
(Espronceda)
No
era un número uno, cierto..Tampoco un Alfredo Landa ni un José Luis
López Vázquez, ¡qué le vamos hacer!, pero siempre tuvo su espacio
en la escena.. Murió Arturo Fernández hace un par días y a
nadie sorprendió demasiado. Creo que todos más o menos lo
esperábamos, tenía ya 90 años..
Recuerdo
haber comentado con alguien hace poco viéndolo en alguna entrevista,
y a pesar de la vitalidad que aun desprendía, la poca esperanza que
tenia en su futuro ¿Que futuro podemos esperar de un hombre de 90
años? Pero él seguía a lo suyo, haciendo planes; murió como aquel
que dice con las botas puestas.. Un cáncer de estómago se lo llevó
por delante..
Arturo
Fernández, este gijonés de antes de la guerra hacía películas
desde 1951, es decir, ocho años antes de que yo naciera él ya
estaba interpretando. Bien es verdad que pocas veces de protagonista;
en la mayoría de ellas hizo de secundario o compartió estrellato
con otros.. Su última película, creo, fue en el 2006.. No
obstante a raíz de “Truhanes” en la que trabajó con Paco
Rabal se le encasquetó el papel de elegante y exquisito galán y
la cosa le vino ya rodada.. Con ese perfil interpretó infinidad de
series de televisión y obras de teatro, y es por lo que ha llegado a
ser más conocido.... Su fama ha llegado tan lejos en España que, estoy seguro
que cualquiera de nosotros asociamos elegancia en el vestir y finos
ademanes con Arturo Fernández..
De
todas maneras y a pesar de que todos los que le conocieron afirman que
fue un hombre cabal e integro, sobre todo con sus compañeros de
profesión, su faceta de conquistador se quedaba solo para el gran
público. Él supo y explotaba ese, digamos apetecible sambenito de
Don Juan, pero en su vida privada, que se sepa, solo tuvo dos mujeres, que fueron las que le hicieron pasar por la vicaria..
Yo
fui a verlo tres veces al teatro y, reconociendo que el éxito
depende no sólo del actor, sino también del guión, su última
función de “Alta Seducción” que aun representaba semanas antes de morir y que yo vi hace unos meses, fue la mejor de
todas.. Siempre merecía la pena verlo actuar en directo.. Que conste, yo
he sido testigo de ello, del llenazo de publico que hacía a diario
durante dos años seguidos en el teatro Amaya de Madrid, escenario de
sus grandes éxitos..
A
Arturo le costaba envejecer. Imagino su sufrimiento al cumplir tantos años e ir contemplando su paulatino deterioro físico.. Según su
mujer, tanto se resistía a perder lozanía que varias veces pasó por
quirógrafo a retocarse... Miren hasta qué punto llegaba su
coquetería que contaba ésta que hace unas semanas mientras cenaban
en un restaurante unas chicas se acercaron a él y le pidieron
hacerse unas fotos juntos.. Él, encantado y satisfecho de su aún
buen ver, hasta que una de ellas le dijo que su abuela era muy fan
suyo; a partir de ahí se vino abajo..
En
fin, descanse en paz Arturo Fernández. Cada vez son menos los que quedan de aquella época dorada, para nosotros, de nuestro cine.. No sé
cuántos sobreviven ya, pues cada año se nos van unos cuantos.. Me
estaba acordando de Carmen Sevilla, Conchita Velasco o José Sacristán, los últimos de Filipinas; Dios los guarde
muchos años... Aunque siempre nos quedarán sus películas para
verlas una y otra vez..
Joaquín
Yerga
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