viernes, 5 de julio de 2019

La joya de la corona...



                                   Las Meninas 01.jpg


Sumido en soledad profunda
te mire el cielo desmayada y yerta,
como el semblante de una virgen muerta.
¡Ah!... que yo la vi expirar.
La he visto, ¡ay, Dios!... Al sueño en que reposa
yo le cerré sus anublados ojos;
yo tendí sus angélicos despojos
sobre el negro ataúd.
Yo solo oré sobre la yerta losa
donde no corre ya lágrima alguna...
Báñala al menos tú, pálida luna...
¡báñala con tu luz!...
Tú lo harás, luna, que a los tristes acompañas
y al pensador y al infeliz visitas;
con la inocencia o con la muerte habitas;
y el mundo huye de ti..
(Nicomedes Pastor)


Casi siempre coincide: a todo experto que se le pregunta qué cuadro salvaría del Museo del Prado en un hipotético y devastador incendio contesta que “Las Meninas” de Velázquez.. Pero, ¿qué tiene ese cuadro para dar tanto que hablar? ¿Qué atesora para estar considerado entre los cinco más valiosos del mundo? Primero diré, para el que no lo haya visto en persona, su tamaño; una enormidad.. Mide nada menos que 3.18 mts de alto por 2,76 mts de ancho, es decir, desengáñense, no lo podrían colgar en el salón de su casa si pudieran comprarlo en una subasta..
Ocupa el inmenso cuadro una importante sala junto a otros más del mismo pintor en el Museo del Prado. Pero a “Las Meninas”, se le da una dedicación especial, exclusiva; lo miman, lo agasajan, lo cuidan hasta el extremo de que ni usted ni yo podríamos hacerle el menor rasguño si por cualquier circunstancia nos volviéramos majaras y nos diera un arrebato; un cristal antibalas de no sé cuántos centímetros de grosor lo blinda; amén de las continuas y desconfiadas miradas de dos fornidos vigilantes. Lo segundo que explica la importancia del lienzo es la técnica empleada por el sabio pintor sevillano de origen portugués.. Creo, y aunque yo no entiendo mucho de esto, es como un retrato perfecto... Con nada que le echemos un vistazo enseguida lo sabemos todo de los personajes que aparecen en él...
No hará falta decirles que “Las Meninas” se ha convertido en todo un símbolo no sólo del Museo que lo cobija ni de Madrid siquiera, yo diría que del país entero.. Ver una silueta aunque sea amorfa de esos trajes de los llamados guardadinfantes, muy ceñidos en pecho y cintura y exageradamente abombados en la cadera para mostrar todo su esplendor, enseguida nos retrotrae a Velázquez, y a España. Obvio enumerarles la cantidad de objetos, souvenirs y demás zarandajas con la silueta de la menina que se fabrican actualmente.. Por cierto, lo de meninas viene por las asistentes de la infanta Margarita, personaje principal del cuadro e hija del rey Felipe IV y que aparecen con ella en el retrato.. En portugués menina significa niñas ayudantes y generalmente eran hijas de nobles de alta alcurnia que jugaban y entretenían a las infantas por las estancias de palacio..
Los personajes del cuadro son, además de la infanta Margarita que tendría unos cinco años cuando la pintó Velázquez, y que ya estaba prometida con su tío Leopoldo I de Austria; tres meninas damas de honor de la infanta; el enano Nicolasito; Marcela de Ulloa encargada de vigilar a las meninas, José Nieto, aposentador de la reina, (este es el que no se sabe si entra o sale por la puerta del fondo), Felipe IV y su esposa Mariana de Austria, que aparecen reflejados en el espejo (este es el “Rey Pasmado” que pensaba que todo lo mal que le iba al reino era por culpa de sus pecados); un mastín español y el mismo Velázquez de pie pincel en mano dispuesto a plasmar en el lienzo todo lo que veían sus ojos..
Sin duda, Las Meninas es el cuadro que más realce le da al Prado; cientos de miles de visitantes lo ven cada año, lo analizan, lo remiran, y salen entusiasmados después.. En Europa y Japón lo admiran incluso más que nosotros, que siempre somos los últimos enterarnos de lo que tenemos.. En fin, Velázquez tiene otros muchos cuadros entre los más transcendentales del mundo, como Las hilanderas, La fragua de Vulcano, o el famoso Cristo, pero en Las Meninas simplemente está que se sale..
Dicho queda...
Joaquin Yerga



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