Sumido
en soledad profunda
te
mire el cielo desmayada y yerta,
como
el semblante de una virgen muerta.
¡Ah!...
que yo la vi expirar.
La
he visto, ¡ay, Dios!... Al sueño en que reposa
yo
le cerré sus anublados ojos;
yo
tendí sus angélicos despojos
sobre
el negro ataúd.
Yo
solo oré sobre la yerta losa
donde
no corre ya lágrima alguna...
Báñala
al menos tú, pálida luna...
¡báñala
con tu luz!...
Tú
lo harás, luna, que a los tristes acompañas
y
al pensador y al infeliz visitas;
con
la inocencia o con la muerte habitas;
y
el mundo huye de ti..
(Nicomedes
Pastor)
Casi
siempre coincide: a todo experto que se le pregunta qué cuadro
salvaría del Museo del Prado en un hipotético y devastador
incendio contesta que “Las Meninas” de
Velázquez.. Pero, ¿qué tiene ese cuadro para dar tanto que
hablar? ¿Qué atesora para estar considerado entre los cinco más
valiosos del mundo? Primero diré, para el que no lo haya visto en
persona, su tamaño; una enormidad.. Mide nada menos que 3.18 mts de
alto por 2,76 mts de ancho, es decir, desengáñense, no lo podrían
colgar en el salón de su casa si pudieran comprarlo en una subasta..
Ocupa
el inmenso cuadro una importante sala junto a otros más del mismo
pintor en el Museo del Prado. Pero a “Las Meninas”, se le
da una dedicación especial, exclusiva; lo miman, lo agasajan, lo
cuidan hasta el extremo de que ni usted ni yo podríamos hacerle el
menor rasguño si por cualquier circunstancia nos volviéramos
majaras y nos diera un arrebato; un cristal antibalas de no sé
cuántos centímetros de grosor lo blinda; amén de las continuas y
desconfiadas miradas de dos fornidos vigilantes. Lo segundo que
explica la importancia del lienzo es la técnica empleada por el
sabio pintor sevillano de origen portugués.. Creo, y aunque yo no
entiendo mucho de esto, es como un retrato perfecto... Con nada
que le echemos un vistazo enseguida lo sabemos todo de los personajes
que aparecen en él...
No
hará falta decirles que “Las Meninas” se ha convertido en
todo un símbolo no sólo del Museo que lo cobija ni de Madrid
siquiera, yo diría que del país entero.. Ver una silueta aunque sea
amorfa de esos trajes de los llamados guardadinfantes, muy ceñidos
en pecho y cintura y exageradamente abombados en la cadera para
mostrar todo su esplendor, enseguida nos retrotrae a Velázquez, y a
España. Obvio enumerarles la cantidad de objetos, souvenirs y demás
zarandajas con la silueta de la menina que se fabrican actualmente..
Por cierto, lo de meninas viene por las asistentes de la infanta
Margarita, personaje principal del cuadro e hija del rey
Felipe IV y que aparecen con
ella en el retrato.. En portugués menina significa
niñas ayudantes y generalmente eran hijas de nobles de alta alcurnia
que jugaban y entretenían a las infantas por las estancias de
palacio..
Los
personajes del cuadro son, además de la infanta Margarita que
tendría unos cinco años cuando la pintó Velázquez, y que
ya estaba prometida con su tío Leopoldo I de Austria; tres
meninas damas de honor de la infanta; el enano Nicolasito;
Marcela de Ulloa encargada de vigilar a las meninas, José
Nieto, aposentador de la reina, (este es el que no se sabe si
entra o sale por la puerta del fondo), Felipe IV y su esposa
Mariana de Austria, que aparecen reflejados en el espejo (este
es el “Rey Pasmado” que pensaba que todo lo mal que le iba al
reino era por culpa de sus pecados); un mastín español y el
mismo Velázquez de pie pincel en mano dispuesto a plasmar en
el lienzo todo lo que veían sus ojos..
Sin
duda, Las Meninas es el cuadro que más realce le da al Prado;
cientos de miles de visitantes lo ven cada año, lo analizan, lo
remiran, y salen entusiasmados después.. En Europa y Japón lo
admiran incluso más que nosotros, que siempre somos los últimos
enterarnos de lo que tenemos.. En fin, Velázquez tiene otros muchos
cuadros entre los más transcendentales del mundo, como Las
hilanderas, La fragua de Vulcano, o el famoso Cristo, pero en Las
Meninas simplemente está que se sale..
Dicho
queda...
Joaquin
Yerga
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