miércoles, 4 de julio de 2018

Medicina para el alma


La mayoría de los mortales pasamos por este mundo sin pena ni gloria; apenas nos atendemos nosotros mismos, a nuestra familia y poco más, y en dos o tres generaciones todos olvidados. 

Afortunadamente hay seres especiales que por un motivo u otro dejan profunda huella en los demás a través del tiempo. Entre estos seres tocados por la gracia divina están los inventores de historias, como Vargas Llosa, fallecido estos día. Ellos han hecho las delicias de millones de personas durante miles de años..

¡Qué buenos ratos hemos pasado gracias a libros y novelas como El Quijote, La Biblia, Cien años de soledad, Guerra y Paz, La Illiada, La Odisea, o Madame Bovary...!

¡Qué seria de la humanidad sin éstas grandes creaciones!.. Y es que además de disfrutar leyendo estos libros, hemos visto y deleitado con sus versiones cinematográfica. Tened en cuenta que la mayoría de las películas son traducciones de novelas.

Un personaje de carne y hueso al que la humanidad más culta nunca le estará lo suficientemente agradecido ni pagado es, Alejandro Dumas, el maravilloso escritor francés autor de historias tan apetitosas como “Los tres mosqueteros”, “El hombre de la máscara de hierro” o “El Conde de Montecristo”..

Dumas publicó por entregas en un periódico parisino sus principales novelas. El éxito que obtuvo fue apoteósico. Llegó a ser un tipo famosísimo en Francia, hasta el punto de que todo el mundo se daba de tortas por hablarle, por verle, por entrevistarle. 

Por cierto, Dumas pasó por Madrid y no debió pasárselo mal, pues dejó escrito que los doce días que estuvo en Madrid fueron los más felices de su vida. Hay que reconocer que sus novelas también tuvieron aquí mucho éxito.

Lo dicho, gracias a estos tipos tan geniales y a sus grandiosas obras la vida se nos hace un poco más llevadera.. 

Joaquín..



                                                               
                                                                           

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