Con todo el cariño...
Al
alcalde de Blanes (Gerona) D. Miguel Lupiañez, (del PSC y granaino
de nacimiento) porque según su opinión, los catalanes como él tienen derecho a
organizar un referéndum ilegal, pues le asiste el convencimiento
divino de ser como los daneses, (progres y modernos). Mientras, los del
resto de España seríamos más bien atrasados, como los marroquíes.
Lánzame
a los lobos y me veras liderando la manada.
El
hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es
un hombre destruido es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre
que hace cientos de años que pasa hambre y que vive en un estado de
ignorancia y de miseria, cultural, mental y espiritual. Es un hombre
desarraigado, incapaz de tener un sentido un poco amplio de
comunidad. A menudo da pruebas de excelente madera humana, pero de
entrada constituye la muestra de menor valor social y espiritual de
España. Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber
superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña. E introduciría
su mentalidad anárquica y pobrísima, es decir, su falta de
mentalidad.
Estas
duras e injustas palabras las escribió hace unos años por motu
proprio y
sin que nadie le preguntara, Jordi Pujol, expresidente de Generalidad de Cataluña.; fue presidente durante muchos años.
Las leí hace
unos meses,
aparecían en la contraportada de un periódico de tirada
nacional. Están redactadas tal y como él las dictó, no he quitado
ni añadido ninguna coma. Después, avanzando su lectura pude ir
comprobando estupefacto otras barbaridades del mismo estilo dichas
por otros eminentes políticos. Todos
primos hermanos de sangre que no necesariamente de partido, del amigo
Jordi, El
molt
Honorable. Ahora
por cierto, investigado por ratero a gran escala.
Imagino
que el contexto general del escrito iba en plan de queja o de temor
ante la entrada masiva de emigrantes andaluces a Cataluña. Y
que este hecho provocara un descenso del sentir catalán: en su
cultura, en su idioma y en sus costumbres; y
por el contrario se fuera imponiendo el gracejo andaluz en las
Ramblas de las flores, de Barcelona o en el Ampurdán de Gerona, por
decir algo.
La
lectura de estos exabruptos de algunos catalanes de vida pública me
ha dado pié a expresar mi solidaridad y comprensión con esta región
nuestra, tan querida por una parte, y tan vilipendiada por otra. En
cualquier caso vaya por delante que, en una proporción nada
desdeñable, Andalucía es España, y viceversa.
Deglutiendo
malamente el criterio que de Andalucía tienen algunos catalanes,
según la lectura anterior, comprendo
que se hayan esforzado en adoctrinar a inmigrantes, pero
me
sorprende sobremanera cómo
una parte del millón de andaluces y sus descendientes residentes en
Cataluña hayan entrado por el aro del nacionalismo rancio tan
fácilmente. Es más, hoy en día simpatizan y votan a partidos nacionalistas o
filo-independentistas
¿Cómo
consienten que estas gentes les hagan indisponerse con la tierra de
sus antepasados hasta el punto de desear independizarse de ella?.
Comprendo
y
acepto que se le pueda coger cariño desmedido a la tierra que un día
ya lejano los acogió y les regaló un proyecto de vida mejor, aunque
ellos se beneficiaran de mano de obra barata y abundante. Y asumo que
pasado el tiempo se valore y acomode a las costumbres de esa tierra,
pero no hasta el punto de infravalorar cuando no menospreciar el país
de tus padres. Llegados a ese punto se pierde la dignidad como hombre
y hace que las palabras de Pujol tengan algún sentido.
Alguien
dijo una vez que la memoria histórica de los españoles es muy
frágil. Contemplando
algunas acciones de esta nueva ornada de jóvenes políticos allá en
Cataluña, pero descendientes del sur y noroeste de España, me lo
creo a pies
juntillas.
No saben ellos que los políticos de allí, los de rancio abolengo,
es decir, los de cinco apellidos catalanes, los utilizan de esa
manera que ahora suelen llamar, tontos
útiles.
Ellos saben que solo con los payeses y los del barrio de Gracia de
Barcelona no dan suficientes votos como para pedir la independencia,
para eso necesitan la aquiescencia de parte de los emigrantes
debidamente alentados contra su antigua patria.
Me
quito el sombrero ante la inteligencia y el saber hacer de la
vieja
burguesía y
de
la
nueva clase
política catalana, por la manera tan efectiva de convertir en unos
pocos años a los: pepes, juanes o franciscos en Josep, Joan,
o Francesc. Al
paso que van dentro de una década les harán creer
que descienden directamente de Vifredo,
El Velloso.
Y
que sus abuelas, lo que bailaban de
jóvenes era realmente
la sardana, y no la jota aragonesa
o
sevillanas corraleras.
Aunque
me temo que sólo les serán útiles hasta alcanzar la tan ansiada
independencia. En
cuanto lo consigan, si no acaban de adaptarse, quizás hagan lo mismo
que el bocazas de Trump con los mexicanos, ponerlos en la frontera
con Aragón.
Tal
vez esté escribiendo este artículo de manera precipitada, y me
falte por tanto un poco de sosiego para comprender qué lleva a
un tipo, llamado Rufián de apellido y de padres jiennenses a ser
dirigente de un partido como ERC, creado ex profeso para alentar la
independencia de España. Un
tipo faltón y sin escrúpulos, alentado convenientemente por
nacionalistas para despotricar de manera inmisericorde contra todo lo
que huela a español, aunque se disfrace de antifascista.
¿Qué
pensará
éste y otros como él, cuando en las escuelas, universidades y otros
ámbitos, solo escuchen y lean las hazañas de los catalanes en la
historia y obvien por completo la historia y el pasado de sus
ancestros? ¿Se
sentirán como el convidado de piedra?
Cualquiera
que mire las listas electorales de partidos, como el antiguo partido
de Pujol, o ERC, comprobará que la inmensa mayoría de sus
dirigentes son catalanes de pura cepa. Tan solo y a última hora,
aprovechando las circunstancias están introduciendo algunos con
apellidos castellanos, como el mencionado Rufián, para hacer creer
al personal que no son xenófobos.
Está claro que sin los de apellido catalán nunca
serian mayoría, y eso les hace acelerar la conversión de esa parte
de antiguos andaluces o extremeños para conseguirlo (ahora lo ven
más cerca) Aunque para eso tengan que utilizar de manera
torticera, balanzas fiscales, desagravios, robos infundados, o
propaguen al mundo que, Catalonia is not Spain. Da igual, todo
sea por la causa. Afortunadamente todavía quedan muchos que, aun
teniendo ideas de izquierdas o liberales, sus simpatías,
digamos, por partidos nacionales nos hacen albergar esperanzas.
Apañados
estaríamos si cada vez que una región se sintiera agraviada por
infra-financiacion, lo primero que se le ocurra es separarse. Que no
le cuenten milongas, Cataluña tiene las mismas oportunidades que el
resto. Si no las aprovechan por su mala gestión, eso es un problema exclusivamente suyo. Por favor, ¡Basta ya
de envolverse en la bandera ante cualquier incompetencia!.
Dicho
queda…
Joaquín
Yerga
14/11/2016
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