No hay enemigo pequeño..
Blancas
manos de ensueño que cuidasteis
del
jardín de mis últimos amores,
¿por
qué, por qué dejasteis
secar
las ramas y morir las flores?.
¡Oh,
pobre jardinera,
hoy
vagas por el parque silenciosa,
como
un fantasma de la primavera
sin
tener una rosa
con
que adornar tu negra cabellera.
--Francisco
Villaespesa--
En
esta vida quien no tiene enemigos es muy posible que tampoco tenga
amigos. No sé si eso será bueno o malo, pero es cierto que si nadie
te odia tanto como para ser considerado enemigo tuyo es que pintas
poco o apenas sales de casa.
Tener
enemigos llevaderos con los que aún relacionarse no siempre tiene
porqué ser malo. Dijo una vez el sabio griego Antistenes: “consulta
el ojo de tu enemigo, porque es el primero que ve tus defectos”. Sí, eso nos dará las pistas necesarias de por donde
tenemos que rectificar para seguir bien. Porque si no fiamos de
los supuestos amigos, estos nunca nos dirán la verdad, por no
ofendernos.
Los
amigos van y vienen pero los enemigos se acumulan,
decía también no sé quién. Y es que los enemigos son para siempre. Podremos no
verlos, no saber de ellos ni ellos de nosotros, pero si alguien te
odia hasta el punto de considerarse enemigo tuyo, eso es eterno,
indestructible..
Hay
otra cita conocida que dice: el enemigo está en casa.
Realmente estos son los peores. Estos no son el enemigo al uso, como
el antiguo ex-amigo o el envidioso que te desea mal, ¡que va!, estos
hacen daño de verdad, te tienen muy a mano. No sé si lo saben, pero
la mayoría de los casos que más daño pueden hacer, como
violaciones, homicidios, abusos, maltratos etc. se ejecutan dentro de la propia
familia o el entorno más cercano.
Y qué me dicen de esta otra cita de Quevedo (y éste sabía de lo que
hablaba, tuvo muchos enemigos declarados): “por astuto que ande, el que es
enemigo se le ve el corazón en los labios” Pero no sé yo, él
era muy listo y sagaz y tal vez los veía venir, pero no todos
tenemos esa capacidad, sino comprobad la veces que nos han destrozado anímicamente con una puñalada por la espalda alguien en quien de verdad
confiábamos..
En fin, en cualquier caso tenemos dos opciones que
plantearnos con nuestros más feroces enemigos: “al enemigo ni
agua”, como se dice siempre, o hacer como dijo Oscar Wilde,
“perdona siempre a tu enemigo. No hay cosa que le enfurezca
más.”. Yo, desde luego, opto por ésta última, sin duda..
Joaquín
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