martes, 2 de junio de 2020

No hay enemigo pequeño..





Blancas manos de ensueño que cuidasteis
del jardín de mis últimos amores,
¿por qué, por qué dejasteis
secar las ramas y morir las flores?.

¡Oh, pobre jardinera,
hoy vagas por el parque silenciosa,
como un fantasma de la primavera
sin tener una rosa
con que adornar tu negra cabellera.
--Francisco Villaespesa--

En esta vida quien no tiene enemigos es muy posible que tampoco tenga amigos. No sé si eso será bueno o malo, pero es cierto que si nadie te odia tanto como para ser considerado enemigo tuyo es que pintas poco o apenas sales de casa.
Tener enemigos llevaderos con los que aún relacionarse no siempre tiene porqué ser malo. Dijo una vez el sabio griego Antistenes: “consulta el ojo de tu enemigo, porque es el primero que ve tus defectos”. Sí, eso nos dará las pistas necesarias de por donde tenemos que rectificar para seguir bien. Porque si no fiamos de los supuestos amigos, estos nunca nos dirán la verdad, por no ofendernos.
Los amigos van y vienen pero los enemigos se acumulan, decía también no sé quién. Y es que los enemigos son para siempre. Podremos no verlos, no saber de ellos ni ellos de nosotros, pero si alguien te odia hasta el punto de considerarse enemigo tuyo, eso es eterno, indestructible..
Hay otra cita conocida que dice: el enemigo está en casa. Realmente estos son los peores. Estos no son el enemigo al uso, como el antiguo ex-amigo o el envidioso que te desea mal, ¡que va!, estos hacen daño de verdad, te tienen muy a mano. No sé si lo saben, pero la mayoría de los casos que más daño pueden hacer, como violaciones, homicidios, abusos, maltratos etc. se ejecutan dentro de la propia familia o el entorno más cercano.
Y qué me dicen de esta otra cita de Quevedo (y éste sabía de lo que hablaba, tuvo muchos enemigos declarados): “por astuto que ande, el que es enemigo se le ve el corazón en los labios” Pero no sé yo, él era muy listo y sagaz y tal vez los veía venir, pero no todos tenemos esa capacidad, sino comprobad la veces que nos han destrozado anímicamente con una puñalada por la espalda alguien en quien de verdad confiábamos.. 
En fin, en cualquier caso tenemos dos opciones que plantearnos con nuestros más feroces enemigos: “al enemigo ni agua”, como se dice siempre, o hacer como dijo Oscar Wilde, “perdona siempre a tu enemigo. No hay cosa que le enfurezca más.”. Yo, desde luego, opto por ésta última, sin duda..
Joaquín

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