Amiga...
Dulce melodía de amor me inspira
tu voz.
A sugerente aventura inducen tus
labios.
Tus besos son pétalos de rosa en
mi boca;
un sutil roce de seda, igual que
posa la mariposa
en tierna flor sus delicadas alas.
Con ellos me ofreces un cielo
donde aquietar
mi
alma esa eternidad soñada..
--Joaquín--
Parece ser que entramos en una
época de revisión feroz de todo el pasado. Ya lo vemos en los
medios informativos a diario. En los Estados Unidos sobre todo y,
aprovechando el tema del racismo policial contra lo negros, que yo no
discuto por desconocimiento, hordas de gentes andan atareados
tirando estatuas, quemando placas conmemorativas y cambiando nombres
de calles, plazas, etcétera, de todo aquello que huela a los
primeros colonizadores de aquel continente. Empezaron con Colón,
y ya van por Junipero Serra, el fraile que fundó San
Francisco y Los Angeles. Ahora le han puesto el ojo a Isabel la
Católica y a un mural suyo que tienen en el Capitolio. Desconocen
que ésta mujer defendió con ahínco a los indígenas americanos..
Bueno, he de decirles que ése
movimiento lo empezamos aquí hace unos años, acuérdense de los
cambios de nombres de calle que tanto nos gusta hacer cada vez que
entra un nuevo régimen. Yo, y perdónenme que les diga, creo que si
hemos llegado a ser como somos en progreso y hasta en pretender
llegar a buscar la igualdad absoluta entre los hombres, algo inaudito
en la civilización humana, es porque no todo lo hemos hecho mal. En
mi opinión debemos dejar el pasado como está, mejorar el presente y
encontrar juntos un futuro pleno de igualdad entre hombres y mujeres
del mundo..
Comprendo perfectamente la
indignación de la comunidad afroamericana de los Estados Unidos por
la muerte alevosa del joven de raza negra George Floyd a manos de una
policía, quizás aún supremacista, y sé de la necesidad de curar
las heridas de un pasado reciente no muy tolerante precisamente en
ése país, pero de ahí a despotricar de todo lo que pasó en los
cinco siglos de colonización europea va un trecho..
Todo aquél que tenga un pasado
exquisito que levante la mano, que diría aquel. Si nos ponemos en
esa tesitura deberíamos destruir las pirámides de Egipto, el
Partenón de Atenas, la torre Eiffel de París, el acueducto de
Segovia, el Palacio Real de Madrid y hasta la Sagrada Familia de
Barcelona, puesto que se erigieron, o bien con esclavos o con
trabajadores explotados y con los sueldos bajísimos de entonces, y
claro, esto no tendría sentido.
Si nos ponemos exquisitos con el
pasado, también deberíamos profanar la tumba de Napoleón en París (provocó cientos de miles de muertos), la de Lincoln en Sprinfield (abolicionista pero racista) la Jefferson en Washington (tenía a su servicio un montón de esclavos) la de Lenin en Moscú (ordenó miles de asesinatos) la de Perón en Buenos Aires (prohibió el voto a los homosexuales) o la de Simón Bolivar en Caracas (no hacía prisioneros, masacró a miles de ellos) y de paso las de casi todos los artistas, escritores,
pintores, directores de cine etcétera, sacar los restos de estos
personajes, quemarlos y previo ritual o aquelarre esparcir sus
cenizas por los alrededores, como hacían en le Edad Media con los
dirigentes que caían en desgracia, porque, claro, la inmensa mayoría
de todos estos vivían acorde con sus tiempos y posiblemente tenían
esclavos (no necesariamente negros) o eran machistas tal y como era
la sociedad de entonces..
En fin, no hagamos el canelo,
dejemos el pasado y la historia como está, y sobre todo que nos sirva para no
repetir lo malo y aprender de lo bueno, que también lo hubo y mucho.
La mejor prueba de esto es comprobar hasta donde hemos llegado en
progreso, teniendo en cuenta que partíamos de unos monos que andaban
por los arboles..
Lo dicho..
Joaquín
Joaquín
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