--Encadenados, de Hitchcock, magnífica cinta de intriga y amor. El beso más apasionado y largo de la historia del cine se da aquí, entre Devlin (Cary Grant) y Alicia (Ingrid Bergman).. Para rodarlo y sortear la censura tuvo de hacer verdaderas virguerías éste magnifico director.
viernes, 26 de junio de 2020
Algunas cosas por las que vivir..
--Encadenados, de Hitchcock, magnífica cinta de intriga y amor. El beso más apasionado y largo de la historia del cine se da aquí, entre Devlin (Cary Grant) y Alicia (Ingrid Bergman).. Para rodarlo y sortear la censura tuvo de hacer verdaderas virguerías éste magnifico director.
jueves, 25 de junio de 2020
Cosas de mi vecina que me contaba mi padre
Pues quizás esté mustia tu frente soñadora,
ya sin calor la llama, ya sin fulgor la estrella...
Y al no decir. "Es ella", como diría ahora,
seguiré mi camino, murmurando: "Era Ella"
--José A. Buesa--
Adivina, adivinanza.. Primero fue el acertijo y cuando éste se arropó con el verso nació la adivinanza; una pequeña y valiosa joya poética de nuestra literatura popular.
El acertijo es más mundano, surge de manera espontánea y es muy abierto a los demás. A su vez, la adivinanza es verso más elaborado, musical, porque rima y pertenece ya a la literatura poética.
A ver, adivinad:
--Se puede comer de postre, se usa para matar; la han pintado en un escudo y es también una ciudad..(Granada)
--El rey Alí fue con su can a tomar té ¿a qué ciudad?.. (Alicante)
–Ando rastreando un camino. Cuando el camino ha acabado, ¿a qué país he llegado?. (Andorra)
--No es pueblo ni es llano; es un pueblo muy serrano. (Puertollano)
--Al revés yo doy placer; a derechas soy ciudad; a derechas y al revés, me quiere la cristiandad.. (Roma)
--Si te digo que en la sala he visto una mujer manca, ¿con qué bonita ciudad podrás relacionarla? (Salamanca)
Después de la guerra civil y la posterior hambruna que padecimos los españoles, hubo que tirar del estraperlo, de las cartillas de racionamiento y aquello de pan poco y amarillo. Y sin tabaco, había que mezclar colillas propias y ajenas con hojas de avellano. Así que a nuestros abuelos no les quedaba otra que inventarse coplillas en forma de acertijos para matar el tiempo, y el hambre.
Mirad algunas..
--¿Qué le dijo una colilla a otra? – Separate que nos lían.
--¿Qué le dijo el cigarro al mechero? -- ¡Tira la piedra, cobarde!..
--¿Qué le dijo la cerilla al raspador? – Por ti pierdo la cabeza..
Pero hay más de la posguerra.
--¿Qué le dijo un chorizo a otro chorizo? --Nos han colgado por rojos
--¿En qué se parecen los políticos al estanco? --En que entran por ideales y salen con ducados y fortunas..
--¿En qué se parece el congreso a un semáforo? --En que cuando entraron los verdes (Guardia Civil) los rojos se pusieron amarillos.
Luego hay un apartado de acertijos a los que se les clasifican como preguntas lógicas.. Ahí van algunos ejemplos..
--¿Qué tiene Adán delante que Eva tiene detrás? – La letra A
--¿Cómo es posible llevar agua en un colador? – Si está congelada
--¿Quién sin estar enfermo tiene los días contados? --El calendario
--¿Qué cosa hay que se corta sin tijeras? – La mayonesa
Hay otros acertijos a los que se les catalogan como, "definiciones jocosas"..
--Cebra—Caballo que se ha revolcado en un paso de peatones recién pintado
--Cerillas-- Una de las pocas cosas que se han inventado con cabeza
--Cobarde-- Un hombre que en un momento de peligro piensa con los pies.
--Gafas—Las mujeres de los gafes
--Pimienta-- La pólvora de las comidas
--Sorpresa—Monja encarcelada
--Sortija-- La monja más rica..
--Vinagre—Vino malhumorado
Y luego están los colmos de las cosas, quizás los más populares..
--¿Cuál es el colmo de un cementerio? --Estar cerrado por defunción
--¿El de un centinela? --Dar el “alto” a un bajo
--¿El de un cura?--Llamarse D. Perfecto Ladrón de Iglesias
--¿El de un enterrador?-- Tener un hijo calavera.
También están a los que llaman tantanes.. Me explico..
--Era un hombre tan pobre tan pobre, que se compró una escopeta para ir tirando..
--Era una iglesia tan estrecha, tan estrecha, que en vez de tener a Cristo crucificado lo tenían ahorcado.
--Era la chica tan delgada, tan delgada, que se tragó un hueso de aceituna y todos creían que estaba embarazada.
--Era un río tan estrecho, tan estrecho, que sólo tenía una orilla..
Esto se me va de madre y de espacio. Iré resumiendo. También tenemos, acuérdense, de los “qué le dijo”..
--¿Qué le dijo un sastre a un cliente? --Si no me pagas el traje tomaré otras medidas
--¿Qué le dijo un zorro a otro? Hoy de primero, gallina blanca.
En fin. No os canso más..
Joaquín
Más fotos de Fuente de Cantos
Explanada de la Hermosa
Parque de Zurbarán
miércoles, 24 de junio de 2020
Cuando no hay cabeza..
lunes, 22 de junio de 2020
Ay, si Colón levantara la cabeza...
Joaquín
domingo, 21 de junio de 2020
Intimidades inconfesables de toda una reina de España
Cuando de niño empecé
a darme a la poesía,
tan en serio lo tomé,
que sólo en serio escribía.
Romántico exagerado,
era lo triste mi fuerte.
¡Válgame Dios!, le he soltado
sonetos a la muerte,
a la fatalidad, al sino,
al hado, a la parca fiera,
al arroyo cristalino
y la tórtola parlera,
todo le servía
a mi necia inspiración
para hacer una elegía
que partía el corazón.
--Vital Aza--
¡Ay, qué chiquilla aquella! ¡Era la leche!! Apenas catorce años tenía y la guerra que daba. Se llamaba Luisa Isabel y era francesa de nacimiento. Con esa edad y teniendo en cuenta al atolondrado de su marido, que con sólo diecisiete añitos llegó a ser rey de España, os podéis imaginar qué despipote ¡Vaya, unos reyes de España!.
Luis se llamaba el rey, su marido, y los pocos meses que reinó lo hizo entre juerga y juerga con sus amiguetes en palacio. Mientras, la pobre niña Luisa Isabel más sola que la una hacía de las suyas por su cuenta.
La niña era un pelín repipi, eso es verdad.. Lo menos extravagante que solía hacer ésta criatura era tirarse unos pedos de aúpa delante de todos. Y hasta quedarse en pelotas picadas a la vista del servicio e invitados, con el consiguiente babeo de mayordomos salidorros, camareros y foráneos..
Como su marido, el tarambana Luis, andaba a lo que andaba, es decir, a sus juergas, la reina, es decir, la niña Luisa Isabel, aburrida y quizás por llamar la atención o porque tampoco estaba muy centrada, se dedicaba a hacer trastadas por palacio. Fijaos qué extravagancias:
No comía delante de los invitados, aunque luego se ponía a reventar a solas en la cocina. Tampoco se lavaba, con lo que apestaba de lo lindo, y lo más llamativo de todo, siempre iba sin ropa interior, de tal forma que cada vez que se agachaba y sin bragas se le veía hasta el cielo de la boca, para regusto del personal masculino de palacio..
Escribió en su diario el embajador italiano (que alguna vez anduvo por la corte) que durante una recepción en el jardín, Luisa Isabel insistió en subirse a una escalera que estaba apoyada en un manzano. En plan valentón, desde lo alto la niña hacía gestos para que todos la miraran. Como iba sin bragas, el espectáculo a contemplar debió ser inenarrable. De los mayordomos llamados a auxiliarla y bajarla de las alturas ni os cuento su premura en sujetarla..
Pero acabó pronto el pitorreo. Luis, agarró unas viruelas de no te menees (algún amiguete de juergas se las pegaría) y se fue al otro barrio con sólo diecisiete añitos. Y el caso es que la zascandil de Luisa Isabel estuvo a su lado todo el tiempo que permaneció convaleciente exponiéndose a contagiarse.. De hecho, ella también cogió viruelas y salió viva de milagro..
Luis ha pasado a la historia como Luis I, el Breve (sólo reinó unos meses). Creo que es el rey que menos nos ha durado en España.
¿Y la pobre Luisa Isabel, qué fue de ella?. Pues que en cuanto se quedó viuda la despacharon otra vez para Francia. Me consta que nunca había sido muy querida en la corte española. Quizás fuera por sus extravagancias o por tener el culo más visto de todas las reinas de España. Murió a los treinta y dos años, la pobre, y sin bragas
En fin, perdonad mi insolencia..
Joaquín
sábado, 13 de junio de 2020
Quien a hierro mata...
Vivo por un sueño imposible.
Sueño que me ves pasar y me llamas;
tienes que contarme algo.
Yo, que estoy loco por hablarte y decirte
que eres el amor de mi vida,
balbuceo unas palabras inconexas, sin sentido..
Tú sonríes y me das un beso.
La sangre vuelve a circular por mis venas.
Soy el hombre más feliz del mundo.
Pero el sueño acaba, tu imagen se desvanece
y yo vuelvo a mis insustanciales quehaceres.
--Joaquín--
jueves, 11 de junio de 2020
El secreto de Rasputín
Pero hete aquí que el menda no estiraba la pata ni a la de tres, así que el cabecilla de los conjurados, el príncipe Yusupov, les descerrajó dos tiros en la cabeza con una pistola browning y lo dejó por muerto. Mientras preparaban los útiles para deshacerse del cadáver comprobaron atónitos que aún vivía, así que le pegaron otros dos tiros más y varios golpes en la cabeza hasta rematarlo. Después arrastraron el cadáver con cadenas de hierro hasta el rio Nevá de San Petersburgo donde, si aún le quedaba algún hálito de vida, moriría definitivamente congelado. Y así fue, por cierto.
domingo, 7 de junio de 2020
Cuando llegue noviembre..
Cuando haya muerto, llórame tan sólo
mientras escuches la campana triste,
anunciadora al mundo de mi fuga
del mundo vil hacia el gusano infame.
Y no evoques,
si lees esta rima,
la mano que la escribe, pues te quiero
tanto que hasta tu olvido prefiera
a saber que te amarga mi memoria.
Pero si acaso
miras estos versos
cuando del barro nada me separe,
ni siquiera mi nombre digas
y que tu amor conmigo se marchite.
para que el
sabio en tu llorar no indague
y se burle de ti por el ausente..
--Shakespeare--
Comprendí la
indirecta del enterrador para que abandonara el cementerio, cuando
desde lejos me mostró las manecillas de su reloj de pulsera
advirtiéndome de lo avanzado de la tarde. Atendiendo a su evidente
insinuación traspasé aún emocionado la puerta del camposanto, y
salí al exterior.
Casi anochecía y
el frío arreciaba. Me subí el cuello del abrigo y eché hacia atrás
una última mirada.. Cerraban ya las verjas y apenas unos
yerbajos, acaso desprendidos de las decenas de ramos de flores
ofrendadas a los difuntos el día anterior, revoloteaban por los
solitarios paseos del cementerio. Los pájaros
se posaban inquietos en las ramas de los cipreses dispuestos a
afrontar la inminente oscuridad de la noche. ¿Y los muertos?
--pensé-- ¡Ay, de los muertos se habían vuelto a olvidar!..
Mientras mis ojos se acostumbraban a las siniestras sombras que el anochecer diseminaba sobre la tapia, me acordé de mis seres queridos que atrás dejaba.. Y recordé a mis padres. Ahí quedaban un día más en ésa fría eternidad que es el “más allá”. Curiosa metáfora nos hemos inventado los vivos; quizás para alejar a los muertos un poco más lejos de nuestra vanidosa realidad.
De pie, frente a la verja ya cerrada y escudriñando a través de los barrotes el tenebroso horizonte de la necrópolis, quedé un rato meditando sobre la vida y la muerte. "La muerte" --pensé-- eterna presente en los cementerios ya vacíos. En qué otra cosa se puede pensar en semejante lugar...
Recuerdo que aún
perduraban las flores frescas en las repisas de los nichos y
brillaban, del lustre de ayer (día de los
difuntos) las frías losas de mármol de
las sepulturas.
Relucían también los epitafios esculpidos por diestro cincel en las
lápidas pero, ¡tendrán que esperar! --me dije para mis adentros--
Sí, tendrán que aguardar al próximo año para ser releídos,
porque la multitud, satisfecha y complacida de las ofrendas de flores
a sus muertos, ha vuelto ya al mundo de los vivos y no regresará
hasta el año que viene.
Yo, sin
embargo, aún permanecía allí parado. Seguía con ganas de pensar
en los muertos. Sí, pensaba en el gran número de nuestra gente allí
sepultada. Y se me ocurrió una cifra que tal vez cuadriplicaba a los
que trajinaban más o menos felices más allá del mesón “La
Fábrica”, en el pueblo de los vivos.
Saqué mi pitillera y
encendí un cigarrillo. Entre bocanadas de humo seguía reflexionando
sobre vivos y muertos.
¡Y tuve una idea!.. Pensé que el cementerio, que contemplaba en
esos momentos, es nuestro otro pueblo, padre y madre del que
habitamos allá abajo. Los dos son Fuente
de Cantos, porque...
En
aquél de allá luchamos, sufrimos y amamos los vivos. En éste de
acá, tras la verja, pero con mucha historia, descansan nuestros
antepasados el sueño eterno. Aquí reposan nuestras raíces,
nuestro ADN de
toda la vida. Son cientos de años de mezcolanza de personas, nombres
y apellidos los que están grabados en las miles de lápidas de
nuestro camposanto.
Es curioso,
--cavilé-- si escogiéramos los quince o veinte apellidos más
comunes del pueblo comprobaríamos que la inmensa mayoría de los que
yacen tras las lápidas llevan de primero o de segundo algunos de
esos apellidos: lo que me dio pie a calcular que todos descendemos de
unas pocas familias llegadas al pueblo hace, ¿tal vez ochocientos
años?..
Tras un buen rato abstraído y ya más sosegado, enjuagué una última lágrima rezagada que se deslizaba por mi mejilla y caminé hacia mi coche aparcado frente a la entrada. Poco después, mientras me alejaba del cementerio, aún tuve tiempo de mirar por el retrovisor los acompasados movimientos de la copas de los cipreses empujados por alguna racha de viento.. No obstante un pensamiento inesperado aún me vino a la mente; se trataba de aquellos versos de Bécquer que decía: ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!..
En unos pocos minutos vi de frente el parpadeo de las luces del pueblo. A mi derecha, al fondo, la luz amarilla del reloj de la torre. Creo que iban a dar las ocho. ¡Es el pueblo de los vivos, se entiende!. A éste otro de los muertos que dejaba atrás volveré al año que viene; supongo que a pasear y pensar, no más..
Joaquín Yerga
jueves, 4 de junio de 2020
Tiempo de callar..
Pero si, lector, por el contrario, al leer estas notas sabes que existo,
compadéceme. Envejezco en alguna metrópoli, cogido entre
los engranajes del vivir cotidiano; y en tanto, mi pobre Ana,
muerta, se hunde, se hunde en los abismos del infinito:
navega sola por los negros océanos del devenir, se aleja,
de uno en otro cielo, hacia riberas tan remotas, que mi
mente se fatiga sólo de pensarlas.
--Amado Nervo--
Hay un tiempo para hablar y un tiempo para callar, decía un tal William Caxton. Perdonadme que les diga que lo segundo no lo veo por ninguna parte. Encontrar hoy en día una persona que escuche más que hable es una bicoca, una operación sumamente difícil. ¡Vamos, se lo rifan los plastas!. Si uno se dispone a escuchar como un bendito todo lo que el otro quiera soltar por su boquita, tienes amigo para rato. Eso sí, en cuanto tu quieras hablar y decir aquí estoy yo, te quedas sin amigo y sin tiempo..
En este mundo de ruidos y palabrería el silencio se queda sólo para los ratos de meditación o de lectura. Aunque una vez dijera el escritor inglés, George Meredith que la palabra es la calderilla del silencio. Claro, tuvo que ser un nórdico quien dijera esto; apuesto que a un español ni se le ocurriría; ¡Nosotros, que tenemos la boca constantemente llena de calderilla!.
Un paisano de Meredith,, Aldoux Huxley, sugirió que: el que guarda silencio no declara contra sí mismo. Y digo yo que esto era antes, los políticos nos están acostumbrando a que la palabra dada no valga absolutamente nada, y es una pena que perdamos honestidad; ¡Qué tiempos aquellos cuando la palabra de un hombre era igual que la rubrica de un notario!..
Volviendo a los proverbios, hay otro, chino, que sentencia: "el sabio no dice lo que sabe, y el necio no sabe lo que dice". Yo, como no sé lo que digo, casi me callo ya. Pero antes déjenme que me aplique aquello que escribió nuestro genial Miguel de Cervantes: “sé lento con la lengua y rápido con el ojo”, por si acaso..
Buenas días..