domingo, 31 de diciembre de 2017

Y Dios creó a la mujer...






Soy
la muchacha mala de la historia,
la que fornicó con tres hombres
y le sacó cuernos a su marido.
Soy la mujer
que lo engañó cotidianamente
por un miserable plato de lentejas,
la que le quitó lentamente su ropaje de bondad
hasta convertirlo en una piedra
negra y estéril.
Soy la mujer que lo castró
con infinitos gestos de ternura
y gemidos falsos en la cama.
Soy
la muchacha mala de la historia.

(María Emilia C.)



A día de hoy la desgraciada actualidad os vuelve a colocar a las mujeres, por el mero hecho de serlo, en el punto de mira de la noticia. Me refiero a la violencia contra vosotras por parte de vuestras parejas. Lleváis toda la existencia discriminadas y aunque es verdad que la propia evolución natural os hizo débiles físicamente frente a los hombres, no así en intelecto y sabiduría que los habéis desarrollado exactamente igual que aquellos. Y es que los hombres de antaño que al igual que los machos de la manada debían demostrar su fortaleza en todos los aspectos, ahora con la evolución y el manejo de herramientas ambos sexos pueden desempeñar perfectamente el mismo papel en la sociedad. Pero si nos atenemos estrictamente al tema religioso, el asunto comenzó de una manera, digamos un tanto curiosa. Me explico…
Nos cuenta el Génesis, (que es el primer libro de la Biblia y quizás el más importante) cómo fue la creación del hombre y la mujer. Pero curiosamente hay dos versiones de éste hecho, lo que nos da a entender por otra parte que fueron dos sus guionistas, por decirlo de alguna manera. Aunque muchos expertos se resisten a creerlo y señalan a Moisés como único autor del libro.
En la primera versión y más antigua, --escribe el autor: --Dios, después de crear de la nada el universo y la tierra con toda su diversidad, pensó que faltaba algo. Y concibió al hombre y a la mujer. Y lo hizo solo de palabra y en igualdad de condiciones, es más, los creó a su imagen y semejanza. Osea que aquí no había discriminación posible, eramos todos iguales, pero, amiga, hubo otra versión de ésta parte del Génesis, y con matices significativos; y así empezó todo…
Efectivamente, en el segundo, digamos, guión del Génesis nos dicen ya que Dios creó primero al hombre moldeando barro, y después, de una costilla suya a la mujer y la puso, casi, a su servicio. Por cierto, esta última versión es la preferida de la Iglesia Católica y la que incorporó a su doctrina y principios. Imagino que de ahí precisamente vienen la animadversión a todo lo femenino y al sexo como algo pecaminoso. El hombre es puro y es la mujer la que le hace caer en obscenas tentaciones carnales.
Dios, según ésta última parte del relato, creó un jardín paradisíaco para los dos, Adán y Eva. En él vivirían felices, dichosos y en pelotas picadas como todos sabemos. Pero, hete aquí, que apareció la serpiente e incitó a Eva a comer de la fruta prohibida (no se habla de manzana) y ésta cayó en el engaño. La serpiente le prometió que a partir del primer mordisco serian como dioses, omnipotentes. Después invitó a comer también a Adán. Y, ¡Claro! aquí tenemos otra discriminación ¿Porqué tuvo que ser Eva la provocada y no Adán, cuando éste era el niño bonito de Dios?
Siguiendo con este relato del Génesis, poco después del mordisco bajó Dios a pasear por el jardín y llamó a voces a Adán. ¿Donde estáis? --le pregunta. Y éste le responde: --Oí tus pasos y me escondí porque estaba desnudo. Es decir, ya fue consciente de su desnudez, y ése fue el primer castigo que le impuso Dios, después de coger el inmenso rebote por el pecado de la pareja. Evidentemente éste pasaje de la manzana y la serpiente es una metáfora, lo que realmente hicieron los dos fue acostarse juntos y hacer el amor frenéticamente, ¡Digo yo!...
Está muy claro que la Iglesia prefirió esta última narración y no la primera más igualitaria para cargar contra la mujer. Y a partir de aquí, sin duda, os toman como uno de los ejes del mal. Ya nada sera igual para vosotras, y no solo en los entresijos de la Iglesia en donde nunca habéis tenido ningún poder, sino incluso en la sociedad.
Si los primeros mandamases cristianos hubiesen adoptado la primera versión de la Biblia, en donde los dos, hombre y mujer, fueron creados iguales y a la par, la cosa seria muy distinta. Por ejemplo, hubiera habido a lo largo de los siglos menos discriminación hacia vosotras y hasta tendríamos sacerdotisas o Papisas, como no podía ser menos.
De todas maneras Dios tampoco se cebó con la pareja, simplemente los expulsó del paraíso, con taparrabos, eso sí, y les ordenó: que ya que habían practicado sexo, que lo siguieran haciendo pero sin preservativos, es decir que procrearan y llenaran el mundo de seres humanos. Por cierto, gracias a sus dos primeros vástagos Cain y Abel, irrumpió por primera vez en la tierra la envidia y el homicidio. Pero eso fue sólo el principio, el final lo tenemos todos los días con los abusos, acosos, injusticias, hostigamientos, violaciones y asesinatos a los que los herederos de ése niño favorito de Dios llamado Adán, os sometemos...

Dicho queda…


                                                        cosasdejoaquinyerga@blogspot.com

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