miércoles, 13 de diciembre de 2017

Yo acuso...





No des a nadie lo que te pida, sino lo que entiendas que necesita.. y soporta luego la ingratitud
M. Unamuno




Corría el invierno de 1898, a punto ya de finalizar el siglo y en Francia un turbio asunto traía de cabeza a sus ciudadanos. Los periódicos bramaban en primera plana sobre la noticia y escribian de él sin parar. En la calle, en los bares y restaurantes era el tema principal de las conversaciones, nadie quería perdérselo. El escándalo alcanzó tal calibre que llegó a implicar incluso, a gran parte de Europa occidental.
Resulta que el capitán del ejercito francés Alfred Dreyfus fue acusado de espionaje a favor de Alemania. Se le juzgó y fue condenado a cadena perpetua, sin embargo sus familiares y amigos lucharon denodadamente para demostrar su inocencia. Después de un tiempo litigando con la justicia consiguieron involucran en el asunto al comandante militarista Ferdinand Walsin que resultó ser el verdadero culpable.
A pesar de la claridad del asunto el gobierno francés se negó en redondo a revisar el juicio con lo que el follón que se armó fue de aúpa. Dreyfus era judío y de izquierdas y el verdadero responsable del espionaje, el comandante Walsin, un prestigioso militar de derechas, al igual que el gobierno de entonces.
Así de alterados estaban los ánimos en el país vecino cuando saltó a la palestra el famoso escritor Emile Zola (conocido simpatizante de izquierdas) con su célebre carta abierta, publicada en el periódico L´aurore, y titulado “Yo acuso”, dirigido al presidente francés Felix Faure.
Sin ánimo de usurpar el contenido de esa carta, tan solo del contundente titulo pretendo servirme para acusar sinceramente y sin contemplaciones a los que entiendo han hecho, y lo siguen haciendo, un daño terrible al crédito y convivencia de los españoles.
Al igual que Emile Zola acusaba al presidente francés de connivencia con los sectores reaccionarios de la sociedad, al no querer reabrir el asunto Dreyfus, yo acuso a los nacionalistas vascos y catalanes de perturbar gravemente la convivencia en España.
Les acuso de aprovecharse de su riqueza económica (creada y aumentada a costa del resto de españoles) para considerarse más listos, diferentes y de paso exprimir al estado. Y es que han jugado con ventaja, pues esa riqueza conlleva inevitablemente mas posibilidades de progresar en todos los aspectos.
Y les acuso de maldad manifiesta porque, para ellos seguir sacando tajada de las supuestas diferencias han espolvoreado desconfianza en el resto del país hasta el punto de que nosotros mismos dudamos de la calidad de nuestra democracia. Llevan décadas diciéndonos que la nuestra es una democracia de baja calidad, o que el franquismo aun extiende su larga y siniestra sombra sobre el estado. Y todo esto porque no les dejamos ser independientes.
Y acuso, así mismo, a los independentistas y demás patulea de trabajar a fondo para que España nunca llegue a ser el país que queremos y necesitamos todos. Un país puntero en Europa en donde sea perfectamente compatible la más rabiosa modernidad con nuestras ancestrales costumbres. Sí, porque han hecho lo posible por denigrar y menospreciar tradiciones centenarias. Solo las suyas son dignas de admirar.
También les acuso de engañar al resto de partidos políticos (sobre todo a los de izquierda) haciéndoles creer que ellos han sido los verdaderos antifranquistas y por tanto son los únicos dignos de pactar cualquier ley que les favorezca, previo pago eso sí, o chantaje de suculentas cantidades. Cualquier historiador ecuánime nos diría que, ellos poco hicieron contra Franco, más bien al contrario, éste favoreció su despegue industrial. Incluso lo que aparentemente nació como una banda terrorista contra el franquismo, ETA, (alentada por algunos y comprendida por muchos) en realidad nació y se desarrolló contra nuestra joven democracia y los casi novecientos asesinados los cometieron, no con Franco, sino con A.Suárez, con F.González o con Aznar, todos presidentes democráticos.
Y les acuso de alta traición porque después de haber pactado todos juntos y refrendado después por los españoles un modelo autonómico definitivo, han conspirado incesantemente contra el estado durante muchos años, intentando socavar nuestra credibilidad. Ahora se dicen mayoría en sus territorios pero es injusto, pues han aprovechado nuestras leyes y candidez para adoctrinar y mentir sin pudor a generaciones enteras.
Por todo lo malo que nos pasa como país, por el enorme complejo que arrastramos de nación de segunda, por hacernos creer como vergonzantes nuestros símbolos patrios, por pervertir los verdaderos valores de nuestra izquierda y por la constante mala imagen que nos hacen arrastrar en el mundo, por todo ello y por mucho más, yo acuso a los nacionalistas de ingratos, perversos, y traidores, y los declaro culpables, por tanto, de la mayoría de nuestras desgracias.
Dicho queda.
                                            Joaquín Yerga
                                             14/12/2017


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