sábado, 2 de diciembre de 2017

¡Vuelve el superhombre! ¿Quim Torras?




Aquellos que vuelan solos tienen las alas mas fuertes.
Anónimo


Según el filosofo Friedrich Nietzsche, gran parte de los seres humanos (aunque no lo parezca) somos tan compasivos y humanitarios gracias al cristianismo. Ésta religión nos insufló unos valores que antes no existían. Acuérdense, en el mundo clásico y hasta la llegada de Jesucristo eran los fuertes los que subsistían y triunfaban, los perdedores y los débiles, por el contrario, estaban abocados a la servidumbre. Los griegos o los romanos admiraban la perfección y la belleza en los hombres, tanto física, intelectual o de poder, apenas se daba entre ellos indulgencias como la compasión o la lástima. Y menos aun la solidaridad, según la entendemos ahora.
Decía Nietzsche, que con la venida del cristianismo se trastocó todo, y los débiles tomaron el poder. Los esclavos y menesterosos, siendo mayoría en la sociedad, odiaban (lo siguen haciendo) a patrones y triunfadores, minusvalorando cuando no despreciando sus orgullos y arrogancias. Se decían prestos a obedecerles (no les quedada otra) pero despreciaban valores supremos como, moral, gloria u honor, más propios de la clase alta de la sociedad. Como los siervos son débiles promueven valores menores como mansedumbre y misericordia, y critican el egoísmo o la fortaleza, méritos exclusivos de los vencedores. Y es que según la biblia, Jesús dijo que los sumisos y humildes heredaran la tierra... Y entonces los pobres aprovecharon y se rebelaron.
En su famosa frase Dios ha muerto Nietzsche nos invita a liberarnos de la moral cristiana y recuerda a los hombres que con la muerte simbólica de Dios se iría al traste también con los valores del cristianismo, es decir, la compasión por los pobres o la solidaridad con los oprimidos. Y para rellenar ese vacío existencial tendría el hombre que volver a las virtudes innatas de principios de la civilización, o sea retornar a eso que él llamó el superhombre. Y que fueran los hombres fuertes, los guapos, los ricos o los poderosos, los que conquistaran de nuevo el mundo y no los débiles y sumisos sin nada que ofrecer, como hasta ahora había sido.
Esta filosofía que propugnó Nietzsche era muy peligrosa porque, aunque él no la defendió como incitadora de lo que vino después como el nazismo, éstos se aprovecharon de ella para cometer sus conocidas fechorías. No hay que olvidar que la base del nazismo fue la supremacía de la raza aria sobre las demás. Según ellos a los mas débiles como gitanos, judíos, o incluso latinos, habría que exterminarlos o que sirvieran poco menos de sirvientes para sus perversas apetencias, ¡Claro! que no sólo el nazismo se alimentó de las teorías de Niezsche, también los nacionalistas catalanes beben de ella cuando se dicen superiores al resto de españoles.
Sin llegar, por supuesto, al pensamiento supremacista de Niezsche ni al racista y xenófobo de los dirigentes nazis, muchos piensan hoy en día que en Europa y especialmente en España hemos sobrepasado la admiración y el prestigio a los débiles por el mero hecho de serlos, hasta el punto de dejarlos dirigir “de facto” la sociedad. Y todo en detrimento del verdadero motor de ésta que son los arrojados, valientes y triunfadores ¿Quizás envidia, o son los perversos efectos del catolicismo mas ultramontano que hemos mamado?. No olvidemos aquello que dijo también Jesús: "Es mas fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre el cielo". Y así a ver quién es el guapo que lucha por hacerse rico.
En la actualidad tal vez los que mejor encarnen el superhombre que sugería Niezsche sean los norteamericanos y su manera de vivir “Self-made-man” (hechos así mismos). Los europeos seguimos con la poderosa herencia del cristianismo, para lo bueno o para lo malo. Ya saben, cuestión de pareceres…
Dicho queda.

                                            Joaquín Yerga


No hay comentarios:

Publicar un comentario