Perdidos en el paraiso
Y
justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en
mariposa
Anónimo
Al
contrario de lo que se suele pensar, yo creo que en la autocrítica
es mejor sobrepasarse tres pueblos que quedarse cortos. Y no solo en
el terreno personal, también en el colectivo. Porque cuando
uno es muy exigente consigo mismo tiende a la perfección pues no
deja de depurar comportamientos y actitudes negativas con el
encomiable fin de mejorar. Otra cosa es que en esa, digamos enriquecedora exigencia, lleguemos a no reconocer lo ya conseguido.
Porque miren...
Si
personalmente es bueno tener cierto grado de severidad con uno mismo
en según qué conductas, a nivel colectivo lo es aun más, pues los
beneficiarios somos todos. Pero insisto, también en pro del bien
común es saludable ser conscientes de los logros conseguidos para
así valorar adecuadamente lo alcanzado.
Sin ir más lejos en nuestro país somos muy dados a criticarlo todo. Y
demasiado a menudo nos creemos los más inútiles de la tierra, debe
ser por ese famoso complejo de inferioridad que siempre nos ha
acompañado. Sin embargo, creo que es hora de reconocer nuestra
realidad actual como pueblo. Para ello, voy a mostrar unos datos tan
reales como recientes de nuestra sociedad.
En
economía, los españoles no nos podemos quejar, pues hacemos
el número doce del mundo en cuanto a riqueza global, es decir, lo
que suelen llamar los economistas el PIB. Teniendo en cuenta que
somos casi doscientos países en el planeta, no es mala posición. En
renta per cápita, osea el dinero que tenemos cada español de media
es de unos 25.000 euros por año. Aquí si estamos un poco más
atrasados pues hay unos cuantos países, sobre todo europeos, (Suiza,
Austria etc.) que aun siendo mas pequeños en conjunto que nosotros,
sus habitantes son más ricos.
Si
en economía somos unos privilegiados, (teniendo en cuenta lo que hay
por ahí) en asuntos sociales tampoco vamos mal. Tenemos una
educación, mejorable por supuesto, pero que ya gastamos el
dinero suficiente, solo que hay que optimizar su eficiencia. En
sanidad, es la española, según algunos estudios, una de las
mejores del mundo. Esto es algo que podemos apreciar todos ¡Claro!
que para valorarla lo como se merece deberíamos contrastarla con la
de otros países... Y saldríamos ganando si lo hiciéramos, os lo
aseguro…
Uno
de los países del llamado primer mundo, civilizado y de tamaño
medio es Argentina. Por emigrar a Argentina se daban de
tortas nuestros abuelos hace setenta años. Es un país grande, rico
en recursos naturales y sus habitantes son todos descendientes de
europeos; su población es similar a la de España. Pues en Argentina
el PIB (el dinero que se genera) es menos de la mitad que el de
España.
Siguiendo
con las comparaciones (en este caso no son odiosas) En Argentina se
producen al año unas 2900 muertes violentas, en España 303. La vida
media de un argentino es de 76 años, un español vive hasta
los 83. La renta de un argentino es de 11.000 euros, la nuestra 25.000,
y así podríamos seguir con todos los paramentos. En lo único que
nos ganan y por goleada los argentinos es en fútbol y en amor a su
patria.
Además
de las comparaciones mostradas, también somos el segundo país más
aceptado y querido por el resto del mundo. Nos visitan cada año la
friolera de 75 millones de turistas, y casi todos salen encantados. Y
no solo es por la playa y los numerosos días de sol al año, lo es
también por nuestra seguridad, nuestra sanidad, y nuestra manera de
vivir. Qué duda cabe que cuando un alemán o un inglés coge
quince días de vacaciones y se arriesga a visitar otro país, exige de éstas cosas básicas para estar a gusto.
Nuestro
país es uno de los que más ha progresado de la tierra durante los
últimos cuarenta años. Hemos pasado de ser insignificante y
subdesarrollado a uno de los más apetecible para vivir. Consolidado,
democrático y con las libertades individuales garantizadas, estamos
entre los quince países más avanzados en derechos sociales. Tenemos
un sistema de autopistas y autovías a nivel de Francia. la red de
ferrocarriles del AVE es de las más extensas del planeta, con
rapidez y puntualidad inusitada. Sin olvidar por supuesto nuestra
peculiar manera de vivir y divertirnos.
Los
españoles podemos seguir autoflagelándonos eternamente. Y podemos
seguir pensando que vivimos en un país de pacotilla, allá nosotros,
quizás eso nos haga, como decía la principio, seguir prosperando y
no conformarnos con lo que tenemos. Tal vez esa autoexigencia por
mejorar nos hagan más líderes algún día, pero siempre si no
cambamos bruscamente el rumbo, eso sería volver a las penosas
andadas de nuestra historia.
Os
aseguro que esto no va de partidos ni de ideas políticas, me daría
igual que gobernase la izquierda o la derecha, siempre que a España
y a los españoles les vaya bien. Y por supuestisimo que hay muchas
cosas que mejorar, pero andando se hace camino, y de vez en cuando
hay que hacer una parada y echar un vistazo a lo recorrido...y
valorar.
Dicho
queda…
Joaquin Yerga
04/01/2018
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