El hombre indiscreto.
Todos
los hombres matan lo que aman;
que
no lo olvide nadie:
quién
con una mirada,
quién
con un donaire;
el
cobarde con un beso
y
el valiente con la espada.
Oscar
Wilde
Si
Oscar Wilde estuviera vivo hoy en día, no dudo que hace unas cuantas
semanas se hubiera dado una vuelta por Madrid en la fiesta del
Orgullo Gay, por su condición de homosexual.
El
dandi y pisaverde Oscar Wilde fue un tipo quizás muy desfasado en
su estética, incluso para la época en que vivió, pero es que
siempre hacía lo que le daba la gana, y nadie jamás le amedrentó
por ello. Nació en Dublín a mitad del siglo XIX y murió
(voluntariamente exiliado) en París justo al comenzar el siglo XX.
De él es conocida, ademas de sus obras, las numerosas frases
ocurrentes y aforismos que escribió a lo largo de su vida.
Efectivamente
Oscar Wilde fue extemporáneo en el vestir pero lo hacía
conscientemente, y un pelin provocador. Fue un hombre excepcional en
todo (por lo excesivo), tanto en su obra como en su vida. También,
como no, lo fue en su muerte.
Según
quienes le conocieron, una de las cosas que más asqueaba a
Wilde era el fariseismo y la hipocresía de la gente de su tiempo. Y
más si estos tiempos eran nada menos que la remilgada época
Victoriana.
De la época Victoriana sabemos de su mucha pose, su
mucho aparentar y su puritanismo. De puertas afuera ¡claro! porque
después, en la intimidad, todo era frustración y mentiras. Wilde
vivió de manera opuesta a esos usos. Como buen conocedor de esa
sociedad se burló de ella y la criticó abiertamente en su vida y en
su obra.
A
los veinte años se traslada a Londres porque para su manera de ser
extravagante y con un ego infinito, necesitaba un espacio amplio y
con gran repercusión en donde explayarse. Y que también por
supuesto le valoraran como él se creía merecer. Y para eso Dublín
no daba la talla.
Allí
en la capital inglesa empieza a escribir y a frecuentar eventos y
lugares propios de gente de alto copete, no tardando mucho en darse a
conocer por sus obras y su dominio del lenguaje. Hasta tal punto
llegó a ser popular en esos ambientes que el mismísimo Príncipe de
Gales exigió que se lo presentaran. Dijo de él “Quien no conoce
al señor Wilde no es conocido en sociedad.”
Durante
bastante tiempo sus obras se anunciaron y representaron en los
mejores teatros de Londres. El fantasma de Canterville, Una
mujer sin importancia o La importancia de llamarse
Ernesto, fueron de las mas exitosas. De esta última se ha
llegado a decir que es la comedia mas perfecta que se ha escrito
nunca. Cuando publicó El retrato de Dorian Gray, su
mujer, Constance, llegó a manifestar que a partir de entonces nadie
les invitaba a su casa. Aludía a la temática de sus obras, todas
mordaces y muy criticas con la sociedad de entonces.
Uno
de los aspectos mas trascendentales en la vida Oscar Wilde fue su
homosexualidad, porque esto indiscutiblemente le llevó a morir atormentado y demasiado joven. Aunque Wilde nunca tuvo contacto carnal con
hombres hasta bastante después de casado. Su mujer siempre fue muy
comprensivo con él, incluso tuvieron dos hijos. No obstante su
famosa frase “El único modo de evitar una tentación es caer en
ella” la dijo precisamente en aquellos días.
Todo
empezó durante una pequeña crisis matrimonial en la que conoció a
lord Alfred Douglas y se enamoró de él. Alfred (Bosie para los
amigos) era un joven absurdo, vanidoso y con un carácter
tremendamente destructivo. Su padre era el lunático y rigorista
marqués de Queesnsberry, que al conocer las andanzas amatorias de
su hijo con Wilde, se propuso meterlo en la cárcel y a fe que lo
consiguió.
Fue después de ásperos y largos juicios, durante los
cuales se le acusó de sodomita cuando Wilde se vio perdido. Aun así,
lejos de negar lo evidente como le aconsejaban sus abogados, se
defendió haciendo alarde de su fina ironía. Cosa que escandalizó sobremanera a
los miembros del jurado, al juez, y al personal invitado de la sala.
Le
cayeron solo dos años de trabajos forzados pero debido a las pésimas
condiciones de salubridad de la prisión contrajo tuberculosis y
otras calamidades, lo que le llevó a la muerte un par de años
después de ser puesto en libertad. A él, que lo había sido todo en
la vida no solo le arrebataron la libertad y sus bienes materiales,
sino que le despojaron de sus derechos mas preciados, volver a ver a
sus hijos, y sobre todo su dignidad.
Durante
su estancia en la cárcel escribió.. De Profundis, una carta
implacable y brillante de cincuenta mil palabras, todas dedicadas a
su gran amor, el papanatas lord Alfred Douglas (Bosie). Éste imbécil
pasó de él a pesar de ser el culpable de todo lo malo que aconteció
en su vida. Oscar Wilde tenÍa una mente tan privilegiada que en
sus mordaces e inteligentes frases nos lo revela continuamente cada
vez que le echamos un vistazo.
Su
tumba en el cementerio parisino de Pére-Lachaise es de las mas
visitadas de Europa.
Dicho
queda...
Joaquín
Yerga
29/06/2017
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