Y nuestro amor, recuerdo, fue un
amor diferente
al menos al principio, ya no, naturalmente.
Usted será el crepúsculo a la
orilla del mar,
que según quien lo mire será hermoso o
vulgar.
Usted será la flor que según quien la corta,
es algo
que no muere o algo que no importa.
--José Ángel Buesa--
Al principio de los tiempos en toda la tierra se hablaba el mismo idioma. Ningún problema de comunicación había, pues, entre sus habitantes. Pero, hete aquí que los descendientes de Noé (el del Diluvio Universal) decidieron instalarse en lo que ahora es el norte de Irak, y fundar allí una ciudad a la que llamaron, Babilonia.
Babilonia prosperó, y sus gobernantes, enriquecidos, quisieron hacer una proeza para que todo el mundo supieran de su grandeza y osadía. Y planearon construir una torre, pero, ¡oh, una Torre que tocara el cielo!. Y se pusieron manos a la obra..
La cosa llegó a oídos de Dios que, extrañado, bajó un día a ver lo que hacían sus siervos babilónicos, y se llevó las manos a la cabeza al contemplar semejante insolencia.
--¡Cómo os atrevéis a desafiarme! ¡Cómo osáis competir con Dios!--dicen que dijo.
Como castigo, para que desistieran de sus propósitos, hizo confundir a los constructores de la Torre haciendo que cada uno hablara una lengua diferente.
Por supuesto el caos entre ellos fue apoteósico, no teniendo más remedio que dejar la Torre a medio hacer. Desde entonces andamos por el mundo con traductores.
Esta de es la parte idealizada y legendaria del asunto, la que nos cuenta el Antiguo Testamento. La otra, la histórica, es muy diferente.
Fijaos:
Los
judíos (que fueron los que escribieron el Antiguo Testamento)
estuvieron cautivos en manos de los Babilónicos. Babilonia era
entonces la ciudad mas deslumbrante del mundo. Poseía multitud de
templos y palacios, grandes avenidas, jardines esplendorosos y
estatuas de mármol repartidas por sus plazas.
La vida social en Babilonia era agitadísima: las prostitutas hacían el amor por las esquinas y sus habitantes adoraban a un montón de dioses a cual más permisivo. Era también una ciudad moderna en arquitectura y rebosante de lujo y perversión; el mundo en Babilonia era, sencillamente divertido.
Para los judíos presos allí durante muchos años y tan piadosos ellos, Babilonia era, no obstante, la encarnación de Lucifer, la ciudad del mal. Su referente era la mítica y devota Jerusalén, ¡claro!..
Cuando fueron liberados de la esclavitud y volvieron a su patria, no tardaron mucho sus escribas y profetas en inventarse historias para denigrar a la odiada Babilonia. Entre estas historias estaba la de la Torre de Babel. Le dieron verosimilitud a la cosa escogiendo para tal fin al impresionante Gran Templo de Nabucodonosor, que tenia unas medidas espectaculares. ¡Y concibieron lo de la multiplicidad de lenguas!..
Está claro que el nombre de Babel viene de Babilonia, ciudad a la que los judíos, por razones obvias, odiaban a muerte. Babilonia significa en su idioma “la verja del cielo” y era la antítesis de Jerusalén, la ciudad santa..
Una (Babilonia) era: moderna, libertina, corrupta, apasionante, golfa, divertida, humana, atractiva, ¡vamos, algo parecido a Las Vegas o Benidorm!.
La otra (Jerusalén): santa, callada, piadosa, aburrida, recatada, misteriosa, inflexible, devota, digamos que similar a Teherán o La Meca.
Os hago una pregunta: ¿Dónde viviríais si pudieseis elegir?.. Yo, desde luego, lo tengo clarísimo..
Joaquin Yerga
La torre de Babel
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