Diez poemas de amor y una canción desesperada.
Me
enamoró con cada palabra, me destrozó con cada acción.
(Frida
Kahlo)
Apuesto
lo que sea que aburriría al personal si reitero aquello de "Malos
tiempos son estos para la lírica" Sí, puesto que ésta requiere calma y
sosiego si queremos saborear sus versos como de un buen vino su
esencia, justo lo que no tenemos ahora. Porque al igual que éste liquido manjar demanda la complicidad
de nuestros sentidos para llegar a apreciar en su justa medida su
nobleza, la poesía se vale de nuestra sensibilidad y sabiduría a la
hora de sentir el espíritu para lo que fue concebida.
Es
obvio que la vida ajetreada y moderna que arrastramos a diario nos
impide degustar con calma lo mas hondo y verdadero de nuestro ser,
como son el amor y los sentimientos. Nada invita en estos tiempos tan
prácticos y funcionales a perder el tiempo con el amor y sus
derivados, prima más el sexo y la promiscuidad. Sin embargo creo que
si algo nos define como seres humanos cultivados a los hombres y mujeres es
justamente la humanidad, es decir, nuestra sensibilidad, y con ella, ¡cómo
no!, la tristeza, el entusiasmo, o el dolor del alma..
Se
me ha ocurrido, en vista de que muchos de nosotros portamos las
emociones a flor de piel, rescatar unos versos de amor de poetas
desconocidos la mayoría de ellos. Porque es cierto que todos cuando
hablamos de poesía enseguida nos remitimos a los más famosos, pero
también existe una pléyade de poetas menores (porque sus obras no
son muy extensas) que han escrito algunos versos realmente
excepcionales. Mírenlo despacio y saboréenlo.
A
ver qué les parece...
De
Bécquer poco que decir, todos conocemos mas o menos su
trayectoria. Nació en Sevilla y murió en Madrid después de una
corta pero desgraciada vida de penurias económicas y repleta de
desamor.
Podrá
nublarse el sol eternamente;
podrá
secarse en un instante el mar;
podrá
romperse el eje de la Tierra
como
un débil cristal.
¡Todo sucederá!
Podrá la muerte
cubrirme con su
fúnebre crespón;
pero jamás en
mí podrá apagarse
la llama de tu
amor.
Neruda, el
mas famoso y mejor poeta latinoamericano. Chileno y amigo personal de
Salvador Allende, el presidente asesinado por Pinochet. Estuvo en
España muchas veces y fue intimo de la mayoría de nuestros
escritores de la generación del 27.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir,
por ejemplo: "La noche está estrellada,
y
tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El
viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Yo
la quise, y a veces ella también me quiso.
En
las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La
besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella
me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo
no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar
que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir
la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y
el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué
importa que mi amor no pudiera guardarla.
La
noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso
es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi
alma no se contenta con haberla perdido.
Dulce
María Loynaz, cubana, falleció no hace mucho. Tuvimos la
suerte de darle el premio Cervantes antes de que muriera. Su obra es
desconocida pero merece la pena echarle un vistazo.
Si
me quieres, quiéreme entera,
no
por zonas de luz o sombra...
Si me
quieres, quiéreme negra
y blanca,
Y gris, verde, y rubia,
y
morena...
Quiéreme día,
quiéreme
noche...
¡Y madrugada en la
ventana abierta!...
Si me
quieres, no me recortes:
¡Quiéreme
toda... O no me quieras!
Mario
Benedetti, muy conocido en medios culturales debido a su
extensa obra. Nació en Montevideo (Uruguay) y escribió poesías,
teatro, ensayo y novelas. Murió en mayo del 2009.
Compañera
usted
sabe
puede contar
conmigo
no
hasta dos
o hasta diez
sino
contar
conmigo
si
alguna vez
advierte
que
la miro a los ojos
y una veta de
amor
reconoce en los míos
no
alerte sus fusiles
ni piense qué
delirio
a pesar de la veta
o
tal vez porque existe
usted puede
contar
conmigo
si
otras veces
me encuentra
huraño
sin motivo
no piense qué
flojera
igual puede
contar
conmigo
Antonio Machado es nuestro
mejor poeta con diferencia. Sevillano de nacimiento y castellano de
adopción. Murió en el exilio en Francia, como tantos otros
republicanos.
Soñé
que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del
campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes
azules,
una mañana serena.
Sentí tu mano en la
mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi
oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de
un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños,
tan verdaderas!...
Vive, esperanza ¡quién sabe
lo que se
traga la tierra!
José
Batres Montúfar, aristócrata salvadoreño del siglo XIX.
Buen escritor y refinado poeta. Murió en Guatemala.
Yo
pienso en ti, tú vives en mi mente,
sola, fija, sin tregua, a
toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje
reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
En
mi lóbrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y
pura,
como el rayo de la luz que el sol envía
a través de
una bóveda sombría
al roto mármol de una sepultura.
Gabriela
Mistral. Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy
Alcayaga, ese era su nombre de pila. Tenia ascendencia vasca aunque
nació en Chile. Ademas de excelente escritora y poeta fue una
ardiente feminista. Murió en Nueva York dos años antes de nacer el
que esto escribe.
Si
tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el
rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas
cuando baje al río.
Tengo vergüenza de mi boca triste
de
mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que
viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
De Quevedo está
casi todo dicho. Fue un fino y mordaz escritor del Siglo de Oro.
Quizás el segundo mejor después de Cervantes.
Cerrar
podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco
día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán
ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte, en la
ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi
llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma
a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto
fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido:
su
cuerpo dejará no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá
sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
Manuel
Ugarte. Magnifico escritor argentino del siglo XIX. Fue
diplomático y anduvo por medio mudo. Murió en Niza (Francia)
A
veces nuestros labios, como locas
mariposas de amor, se
perseguían;
los tuyos de los míos siempre huían,
y
siempre se juntaban nuestras bocas.
Los míos murmuraban:
-¡Me provocas!
Los tuyos: -¡Me amedrentas!, respondían;
y
aunque siempre a la fuga se atenían,
las veces que fugaron
fueron pocas.
Gerardo
Diego, excelente poeta cántabro de la generación el 27.
Premio Cervantes. Murió en Madrid en 1979.
Déjame
acariciarte lentamente
déjame lentamente comprobarte,
ver
que eres de verdad, un continuarte
de ti misma a ti misma
extensamente.
Onda tras onda irradian de tu frente
y
mansamente, apenas sin rizarte,
rompen sus diez espumas al
besarte
de tus pies en la playa adolescente.
Así te
quiero, fluida y sucesiva,
manantial de tú de ti, agua
furtiva,
música para el tacto perezosa.
Así te
quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio,
rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.
Luis
Cernuda. Otro magnifico poeta sevillano de la generación
del 27. Hijo de militar, y homosexual atormentado. Murió en el
exilio de la Guerra Civil.
Te
lo he dicho con el viento,
Jugueteando tal un animalito en la
arena
O iracundo como órgano tempestuoso;
Te lo he
dicho con el sol,
Que dora desnudos cuerpos juveniles
Y
sonríe en todas las cosas inocentes;
Te lo he dicho con
las nubes,
Frentes melancólicas que sostienen el
cielo,
Tristezas fugitivas;
Enrique
de Mesa, poeta español casi desconocido de la generación
del 98. Murió en Madrid en mayo de 1929-
Cayó
sobre tu espalda
la llama de tu pelo
quemó la blancura
su
ondulación de fuego.
Entre los áureos rizos,
por el
amor deshecho,
yo vi calientes, húmedos,
brillar tus ojos
negros.
Sin desmayas, erguidos,
redondos, duros,
tersos,
temblaron los montones
de nieve de tus pechos.
Y
de amor encendida,
estremecido del cuerpo,
con amorosa
savia
sus rosas florecieron.
El clavel de tus
labios
brindaba miel de besos
y fue mi boca ardiente
abeja
de sus pétalos.
De la crujiente seda,
que resbalara
al suelo,
emergió su blancura
tu contorno supremo.
Y
al impulso movido
de ardoroso deseo,
se cimbró entre mis
brazos
y quedó prisionero.
Me abrasaban tus ojos,
me
quemaba tu aliento,
y apagó las palabras
el rumor de los
besos...
José Agustín Goitysolo, catalán
de familia burguesa. Junto a sus hermanos Juan y Luis, perteneció a
la llamada generación del 50. No escribió demasiado. Murió en
Barcelona en 1999. Su poema mas famoso fue...
Tú
no puedes volver atrás
porque
la vida ya te empuja
como
un aullido interminable.
Hija
mía es mejor vivir
con
la alegría de los hombres
que
llorar ante el muro ciego.
Te
sentirás acorralada
te
sentirás perdida o sola
tal
vez querrás no haber nacido.
Yo
sé muy bien que te dirán
que
la vida no tiene objeto
que
es un asunto desgraciado.
Entonces
siempre acuérdate
de
lo que un día yo escribí
pensando
en ti como ahora pienso.
La
vida es bella, ya verás
como
a pesar de los pesares
tendrás
amigos, tendrás amor.
Un
hombre solo, una mujer
así
tomados, de uno en uno
son
como polvo, no son nada.
Joaquin
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