miércoles, 31 de mayo de 2017

Diez poemas de amor y una canción desesperada.





Me enamoró con cada palabra, me destrozó con cada acción.
(Frida Kahlo) 

Apuesto lo que sea que aburriría al personal si reitero aquello de "Malos tiempos son estos para la lírica"  Sí, puesto que  ésta requiere calma y sosiego si queremos saborear sus versos como de un buen vino su esencia, justo lo que no tenemos ahora. Porque al igual que éste liquido manjar demanda la complicidad de nuestros sentidos para llegar a apreciar en su justa medida su nobleza, la poesía se vale de nuestra sensibilidad y sabiduría a la hora de sentir el espíritu para lo que fue concebida.
Es obvio que la vida ajetreada y moderna que arrastramos a diario nos impide degustar con calma lo mas hondo y verdadero de nuestro ser, como son el amor y los sentimientos. Nada invita en estos tiempos tan prácticos y funcionales a perder el tiempo con el amor y sus derivados, prima más el sexo y la promiscuidad. Sin embargo creo que si algo nos define como seres humanos cultivados a los hombres y mujeres es justamente la humanidad, es decir, nuestra sensibilidad, y con ella, ¡cómo no!, la tristeza, el entusiasmo, o el dolor del alma..
Se me ha ocurrido, en vista de que muchos de nosotros portamos las emociones a flor de piel, rescatar unos versos de amor de poetas desconocidos la mayoría de ellos. Porque  es cierto que todos cuando hablamos de poesía enseguida nos remitimos a los más famosos, pero también existe una pléyade de poetas menores (porque sus obras no son muy extensas) que han escrito algunos versos realmente excepcionales. Mírenlo despacio y saboréenlo. 
A ver qué les parece...
De Bécquer poco que decir, todos conocemos mas o menos su trayectoria. Nació en Sevilla y murió en Madrid después de una corta pero desgraciada vida de penurias económicas y repleta de desamor.
Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la Tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
Neruda, el mas famoso y mejor poeta latinoamericano. Chileno y amigo personal de Salvador Allende, el presidente asesinado por Pinochet. Estuvo en España muchas veces y fue intimo de la mayoría de nuestros escritores de la generación del 27.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Dulce María Loynaz, cubana, falleció no hace mucho. Tuvimos la suerte de darle el premio Cervantes antes de que muriera. Su obra es desconocida pero merece la pena echarle un vistazo.
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!...

Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
Mario Benedetti, muy conocido en medios culturales debido a su extensa obra. Nació en Montevideo (Uruguay) y escribió poesías, teatro, ensayo y novelas. Murió en mayo del 2009.
Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo
Antonio Machado es nuestro mejor poeta con diferencia. Sevillano de nacimiento y castellano de adopción. Murió en el exilio en Francia, como tantos otros republicanos.
Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!
José Batres Montúfar, aristócrata salvadoreño del siglo XIX. Buen escritor y refinado poeta. Murió en Guatemala.
Yo pienso en ti, tú vives en mi mente,
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.

En mi lóbrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de la luz que el sol envía
a través de una bóveda sombría
al roto mármol de una sepultura.
Gabriela Mistral. Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, ese era su nombre de pila. Tenia ascendencia vasca aunque nació en Chile. Ademas de excelente escritora y poeta fue una ardiente feminista. Murió en Nueva York dos años antes de nacer el que esto escribe.
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje al río.

Tengo vergüenza de mi boca triste
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
De Quevedo está casi todo dicho. Fue un fino y mordaz escritor del Siglo de Oro. Quizás el segundo mejor después de Cervantes.
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido:

su cuerpo dejará no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
Manuel Ugarte. Magnifico escritor argentino del siglo XIX. Fue diplomático y anduvo por medio mudo. Murió en Niza (Francia)
A veces nuestros labios, como locas
mariposas de amor, se perseguían;
los tuyos de los míos siempre huían,
y siempre se juntaban nuestras bocas.

Los míos murmuraban: -¡Me provocas!
Los tuyos: -¡Me amedrentas!, respondían;
y aunque siempre a la fuga se atenían,
las veces que fugaron fueron pocas.
Gerardo Diego, excelente poeta cántabro de la generación el 27. Premio Cervantes. Murió en Madrid en 1979.
Déjame acariciarte lentamente
déjame lentamente comprobarte,
ver que eres de verdad, un continuarte
de ti misma a ti misma extensamente.

Onda tras onda irradian de tu frente
y mansamente, apenas sin rizarte,
rompen sus diez espumas al besarte
de tus pies en la playa adolescente.

Así te quiero, fluida y sucesiva,
manantial de tú de ti, agua furtiva,
música para el tacto perezosa.

Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.
Luis Cernuda. Otro magnifico poeta sevillano de la generación del 27. Hijo de militar, y homosexual atormentado. Murió en el exilio de la Guerra Civil.
Te lo he dicho con el viento,
Jugueteando tal un animalito en la arena
O iracundo como órgano tempestuoso;

Te lo he dicho con el sol,
Que dora desnudos cuerpos juveniles
Y sonríe en todas las cosas inocentes;

Te lo he dicho con las nubes,
Frentes melancólicas que sostienen el cielo,
Tristezas fugitivas;
Enrique de Mesa, poeta español casi desconocido de la generación del 98. Murió en Madrid en mayo de 1929-
Cayó sobre tu espalda
la llama de tu pelo
quemó la blancura
su ondulación de fuego.

Entre los áureos rizos,
por el amor deshecho,
yo vi calientes, húmedos,
brillar tus ojos negros.

Sin desmayas, erguidos,
redondos, duros, tersos,
temblaron los montones
de nieve de tus pechos.

Y de amor encendida,
estremecido del cuerpo,
con amorosa savia
sus rosas florecieron.

El clavel de tus labios
brindaba miel de besos
y fue mi boca ardiente
abeja de sus pétalos.

De la crujiente seda,
que resbalara al suelo,
emergió su blancura
tu contorno supremo.

Y al impulso movido
de ardoroso deseo,
se cimbró entre mis brazos
y quedó prisionero.

Me abrasaban tus ojos,
me quemaba tu aliento,
y apagó las palabras
el rumor de los besos...
José Agustín Goitysolo, catalán de familia burguesa. Junto a sus hermanos Juan y Luis, perteneció a la llamada generación del 50. No escribió demasiado. Murió en Barcelona en 1999. Su poema mas famoso fue...
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

                                                                  Joaquin
                                                                                  


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