jueves, 18 de mayo de 2017

Con las botas puestas...



Ningún legado es tan rico como la honestidad.
(Shakespeare)

Quiero hoy, pasado ya el tiempo, recordarte joven. Deseo ahora con toda mi alma ser reflejo de tu integridad y bien hacer, pero en tu  plenitud. Porque te  busco en tu lozanía y no en tus últimos años cuando la enfermedad  y el tiempo hicieron bien su trabajo causando estragos en tu ánimo. Tampoco te quiero con tu rostro  ajado  y prematuro marcado con arrugas insondables. Ni con tus cabellos blancos, orgullosos, campeando despóticamente  sobre tu recia cabeza... No, te preciso vital como cuando lo eras todo para mí y no plegado ni vencido por el peso agotador de la vida, ni avejentado por la loable supremacía  del deber  para con los tuyos.
Porque tengo ya meridianamente claras mis convicciones. En mi memoria estarás fresco  y  lúcido,  capaz de pilotar  la nave  familiar  y conducirla a buen puerto,  ejerciendo  de admirado patrón como siempre hiciste.
Porque ahora a medida que pasa el tiempo y me acerco, inevitable, a tus últimos años, mis recuerdos, caprichosos, me llevan a verte cada vez más fuerte y apuesto, como tú fuiste; como a mí me contaron. Ellos, indulgentes, me llevan de la mano  y me ayudan a subir en tus  rodillas, y a creerme el niño más feliz del mundo. O asomarme a la puerta de casa y verte aparecer caminando calle arriba desplegando aquella magnánima sonrisa tuya al mirarme. Y tan impaciente  por  cogerme en tus brazos. Porque ahora que han pasado tantos años desde que no estás conmigo, curiosamente, haría cualquier cosa por poder decirte.., ¡tantas cosas!..
Te diría, si pudiera, que te acepto tal como eras, con tus virtudes que eran muchas y tus defectos, acentuados absurdamente en la inconsciencia de mi juventud...
Y te contaría las veces que  acerté con tus consejos cuando los seguí. También las muchas que me equivoqué cuando obstinado no los tuve en cuenta. Incomprensiblemente pondría hoy todo el empeño del mundo por poder conversar contigo, quizás el mismo o más con el que antes te rechacé. 
Y quiero que sepas, aunque ya no puedas escucharme, cuánto te echo de menos. Y lo que daría por estar junto a ti, pasear a tu lado, escuchar tus inquietudes, y que tú atendieras  las mías. Te  contaría, sin duda, mil  cosas  de mi vida. Ésa vida  a la que tú tanto dedicaste y por la que tanto te afligiste.
Y te confesaría hoy, que ya he vivido los años suficientes, mis momentos más tristes para llorar juntos. Y también los menos malos para reconfortar tu ánimo, confidencias, por cierto, que jamás a nadie revelaré y que reservo solo para  ti.
A menudo, en mis horas bajas o en los días más tristes me acuerdo de ti a pesar de los años sin verte. Y considero sin ninguna indulgencia lo tarde que me dí cuenta hasta qué punto te esforzaste con todos nosotros. Y lo que sufriste  para  superar esa época horrible de nuestra penosa historia. Y que lo diste todo, incluida tu salud,  para que a todos nos fuera mejor. Si ahora estamos satisfechos en abundancias  y modernidades  te lo debemos  a ti y a otros muchos como tú. Tú eras de los que todo lo daban para que los tuyos  habitasen en un mundo mejor.
Y ahora, aunque ya tarde, comprendo tus ideas y las hago mías. Y reconozco tus buenas  maneras de hacer conmigo, tus  justas enseñanzas y tu nobleza de hombre curtido en mil batallas en tiempos tan difíciles…Paradojas de la vida, he tenido que cumplir tus años  y recorrer un  largo camino para entender lo  más evidente.
Desapareciste de mi vida demasiado pronto, sin avisar. Y te fuiste sin alharacas, sin hacer ruido, casi sin molestar, pero dejaste un vacío tan grande que nunca fuimos capaces de llenar.
Y ahora, y aunque mis retóricas palabras suenen huecas y ya tardías...,me gustaría poder hablarte de, ¡tantas cosas!…
Y es que hoy, que casi cumplo los años que tenías cuando me dejaste, y aunque tú no estés aquí para escucharme, quiero que sepas...¡Cuánto me duelen los abrazos que no quise darte!. Y que esas lágrimas que entonces te escatimé brotan abundantes al recordarte, cuando ya es  muy tarde…, demasiado  tarde.

cosasdejoaquinyerga@blogspot.com


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