la llama de tu
pelo,
quemó la blancura
su
ondulación de fuego.
Entre los
áureos rizos,
por el amor
deshecho,
yo vi calientes,
húmedos,
brillar tus ojos
negros.
Sin desmayas,
erguidos,
redondos, duros,
tersos,
temblaron los montones
de
nieve de tus pechos.
El clavel de
tus labios
brindaba miel de besos
y
fue mi boca ardiente
abeja de sus
pétalos
Me abrasaban tus
ojos,
me quemaba tu aliento,
y
apagó las palabras
el rumor de los besos...
--Enrique de Mesa--
Entre mis libros de cabecera, uno de los que más aprecio le tengo y que guardo como oro en paño, es de poesía. No es demasiado voluminoso, anda el pobre ya un poco ajado y con las tapas desgastadas por el tute que le doy. Recurro a él de vez en cuando para reconfortarme, sobre todo cuando mi estado anímico no es excelente. Cosa que sucede según épocas y circunstancias, como a cualquiera.
El librito de mis desvelos lleva el enunciado “Tesoros de la poesía en lengua castellana” Y digo recurro a él porque me sirve de bálsamo emocional para tiempos atribulados.
Mirad: escribir en verso es un modo solo apto para maestros de las letras. Solo las personas verdaderamente sensibles, capaces de percibir lo más sublime de todo lo que le rodea, son poetas. Si además poseen un vocabulario abundante y tienen después la capacidad de expresarlo de manera inteligible, entonces y solo entonces pueden ser considerados auténticos poetas.
Según mi punto de vista, (que será común) buscar la frase con encanto que posea todo el sentido, aunque sea figurado y dentro de las reglas del obligado metraje poético, es tarea de genios.
Desde luego componer poesías es tarea casi-divina solo al alcance de unos cuantos afortunados. No obstante una cosa es escribir poesía y otra muy distinta admirar y gozar con la poesía que han creado otros, máxime si estos han sido los grandes poetas ya consolidados de nuestra extensa literatura.
Estoy seguro que a mucha gente le conmueve un bonito y turbador poema. Desde siempre ha sido ésta la manera más directa y emotiva de entrar en el corazón de las personas. Para describir un bucólico paisaje o una historia de desamor nada mejor que contarlo en versos.
Ahí os dejo unas cuantas poesías. A ver si os gustan..
Qué me dicen de nuestra mejor elegía (versos ensalzando la figura de un personaje muerto)..
Recuerde
el alma dormida
avive
el seso y despierte
contemplando
cómo
se pasa la vida
cómo
se viene la muerte
tan
callando
cuán
presto se va el placer,
cómo
después de acordado
da
dolor
cómo
a nuestro parecer
cualquier
tiempo pasado fue mejor.
Nuestras
vidas son los ríos
que
van a dar al mar
que
es el morir;
allí
van los señoríos
derechos
a ser acabar
y
consumir;
allí,
los rios caudales,
allí,
los otros, medianos
y
mas chicos
allegados,
son iguales
los
que viven por sus manos
y
los ricos.
--Jorge Manrique--
O estos versos castellanos...
¡Qué
descansada vida
la
del que huye del mundanal ruido
y la
escondida
senda
por donde se han ido
los
pocos sabios que en el mundo han sido!
--Fray Luis de León--
En
una noche oscura
con
ansias en amores inflamada
¡Oh
dichosa ventura!
salí
sin ser notada
estando
ya mi casa sosegada
--S. Juan de la Cruz--
¿Y esta del gran Quevedo?
Madre
yo al oro me humillo,
él
es mi amante y mi amado
pues
de puro enamorado
anda
continúo amarillo,
qué
pues doblón o sencillo
hace
todo cuando quiero,
porque
en las venas de oriente
todas
las sangres son reales,
y
pues es quien hace iguales
al
rico y al pordiosero
poderoso
caballero
es
don dinero
Son
sus padres principales
y
es de nobles descendientes
no
pierde su calidad
pero
pues da autoridad,
Al
gañan y al jornalero
poderoso
caballero
es
don dinero.
--Quevedo--
O una de su acérrimo enemigo literario.
Ándeme
yo caliente
y
ríase la gente
traten
otros del gobierno
del
mundo y sus monarquías,
mientras
gobiernan mis días
mantequilla
y pan tierno,
y
las mañanas de invierno,
naranjadas
y aguardiente,
y
ríase la gente.
Coma
en dorada vajilla
el
príncipe mil cuidados,
como
píldoras dorados;
que
yo en mi pobre mesilla
quiero
más una morcilla
que
en el asador reviente,
y
ríase la gente.
Cuando
cubra las montañas
de
blanca nieve el enero,
tenga
yo lleno el brasero
de
bellotas y castañas,
y
quien las dulces patrañas
del
rey que rabió me cuente
y
ríase la gente
--Góngora--
La de abajo es de nuestro más tierno poeta del amor..
Mientras
haya unos ojos que reflejen
los
ojos que los miran;
mientras
responda el labio suspirando
al
labio que suspira;
mientras
sentirse puedan en un beso
dos
almas confundidas;
mientras
exista una mujer hermosa
¡habrá
poesía!
--Bécquer--
O esta otra de Juan Ramón Jimenez...
…Y
yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y
se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y
con su pozo blanco.
Se
morirán aquellos que me amaron;
y
el pueblo se hará nuevo cada año;
y
en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi
espíritu errará nostálgico.
Esta se la dedicó Gerardo Diego al ciprés del monasterio de Sílos.
Enhiesto
surtidor de sombra y sueño
que
acongojas el cielo con su lanza.
Chorro
que a las estrellas casi alcanza
devanando
a sí mismo en loco empeño.
Y de Luis Cernuda, ¿Qué me dicen
Donde
habite el olvido,
en
los vastos jardines sin aurora;
donde
yo solo sea
memoria
de una piedra sepultada entre ortigas
sobre
la cual el viento escapa a sus insomnios.
¿Y de Rafael Alberti?. Insigne poeta y diputado a cortes por el partido comunista a la vuelta del exilio.
Se
equivocó la paloma, se equivocaba
por
ir al norte fue al sur, creyó que el trigo era agua
se
equivocaba.
Creyó
que el mar era el cielo, que la noche la mañana,
se
equivocaba.
En fin, la poesía es un arte tan elevado que suscita multitud de pasiones, además de sensibilidad, romanticismo o melancolía…
Joaquin
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