"Soy como soy", titulaba Raphael a una de sus mejores canciones. Pero, claro, uno es como es, según y cómo hayan sido sus primeras circunstancias de vida. Las circunstancias en nuestras vidas tienen más importancia de lo que parece. Todo en nosotros está influenciado por ellas. Nuestra manera de ser y hacer se lo debemos a nuestras propias e intransferibles circunstancias.
Fijaos: Si yo, Joaquín, soy como soy, es decir: honesto, trabajador, derrochador, no muy ambicioso, amigo de mis amigos, fiable, patriota, cumplidor, buen amante tardío, leal, desinteresado, fanfarrón, lenguarón, orgulloso, valiente, cobardón en según qué momentos, nada emprendedor, conformista, un poco ignorante, en el fondo acomplejado, amable, sociable, complaciente, irónico, gracioso a veces, cortés, incluso caballeroso y muy respetuoso con las damas, ¿A quién creéis que le debo estos defectos y/o virtudes?.
Efectivamente, todo se lo debo a las circunstancias de mis padres que me criaron así, pero también y sobre todo, al pueblo donde nací, crecí y conviví. Es decir, otras circunstancias.
Si yo hubiera nacido en pueblecito de Gerona, por decir algunos, desde luego no sería como soy, y esas virtudes y/o defectos serían otros; con toda seguridad muy diferentes. Posiblemente sería: agarrao, austero, responsable, independentista, introvertido, serio, emprendedor, laborioso, diligente, cumplidor, quizás también buen amante, inconformista, metódico, tal vez menos comunicativo, práctico, ahorrador... En fin..
Eso sí, podría desear haber nacido en Alemania y haber tenido unos padres alemanes, grandotes y rubios, y así, fuera también un tipo cuadriculao y con suerte, pero, ¿Sabéis qué os digo?: Que me quedo como estoy, aún gualdrapilla.😆😆😆
Joaquín

No hay comentarios:
Publicar un comentario