martes, 4 de abril de 2017

Cómo vivir del cuento

                             


                                          

Amiga...
Ahora que me hablas de estrellas;
que las miramos juntos, que suspiras al verlas brillar,
he de contarte un secreto...
te fui infiel con la más rutilante de ellas.
Sí, mírala, aquella que luce un vestido
de amarillo satén; aquella coqueta que esconde
su rostro dorado tras la luna llena.
Un día le hablé de ti y ella se ruborizó.
Un consejo le pedí. Sé que un beso me mandó.
--Joaquín--

Que el libro más leído del mundo sea la Biblia lo saben hasta en la Cochinchina. Pero apuesto lo que sea con cualquiera que apenas nadie sabe cuál es el autor o autora (como dirían ahora) que más libros ha vendido a lo largo de la historia... Muchos pensarán sin dudar, en Shakespeare, quizás en Julio Verne o en Cervantes, o tal vez en Dickens. Pues no, la autora (porque es mujer) que más libros ha vendido en toda la historia es nada menos que, Agatha Christie, y con la desorbitante cifra de más de 2000 millones de ejemplares. ¡Ahí es nada!
Agatha Christie fue una venerable anciana inglesa que vivió una vida muy pacifica con su segundo esposo. Tan solo una breve pero intensa perturbación anímica manchó su tranquilo curriculum personal, y  se lo proporcionó su primer marido cuando se la pegó con otra. Al enterase Agatha sufrió tal crisis emocional que la llevó a huir sin rumbo fijo durante un par de semanas y totalmente trastornada.
La fama le sonreía, corría el año 1926 (tenía 36 años). Su marido le informó (cosa que no ocurre todos los días) que se había enamorado de otra y que se iba a vivir con ella. Impactada al recibir tan ingrata noticia, Agatha desapareció y nunca más se supo... Bueno realmente apareció a los quince días y en la habitación de un hotel de una ciudad cercana a su residencia. La encontraron despistada y sin saber qué le había pasado. De hecho, jamás reveló a nadie qué le sucedió durante esas misteriosas dos semanas. Sin duda hubiera sido un magnifico guion para otra de sus novelas.
Era ya en esa época muy admirada. Tanto que hasta el New York Times sacó una exclusiva portada de su desaparición en primera página. O que incluso Sir Arthur Conan Doyle (el creador de Sherlock Holmes) le diera un guante suyo a una Médium para que a través de sus visiones e invocando a los espíritus descubrir su paradero.
Una vez repuesta del disgusto se volvió a casar con un tal Mallowan, aunque ella siguió conservando el apellido Christie, de su primer marido. Ya sabemos que en la Pérfida Albión (Inglaterra) al casarse, las mujeres adoptan el apellido de su marido (aquí ya estaría abolida esa costumbre). Éste hombre (su segundo marido) le aguantó hasta su muerte, ocurrida no hace tanto, el 12 de enero de 1976 y a la edad de 85 años.
Agatha ganó en vida mucho dinero, pero sus herederos aún se están forrando más. Según alguna revista especializada, estos son de los que más pasta ganan en el mundo por derechos de autor. En el año 2015, creo que se embolsaban, todavía, más de 1000 millones de las antiguas pesetas, al año. Hay que reconocer que sus libros se venden y leen como rosquillas.
No sé dónde he leído que el hecho de ganarse la vida escribiendo novelas surgió oyendo relatar chismorreos a una amiga suya mayor que ella y que apenas tenía dientes. Como a ésta le costaba vocalizar bien y era un suplicio escucharla, ideó lo de contarle un cuento para cambiarle de conversación. Lo hizo tan bien que le aconsejaron escribir más.
Su primera novela fue: El misterioso caso de Styles, en la que introduce por primera vez al personaje del inspector Poirot, ése belga menudo de bigote imposible y perspicaz como nadie. Le fue tan bien que eso le animó a seguir escribiendo libros del mismo género. Luego se inventó a Miss Marple más parecida a la vieja del visillo, de nuestro José Mota, pero capaz de descubrir los más misteriosos asesinatos. Su mejor libro, (según la crítica) El asesinato de Roger Ackroyd, aunque yo prefiero Asesinato en el Orient Express, por su estupendo argumento.
A mí, de joven, descubrir a Agatha Christie me supuso un estímulo para seguir leyendo después otras cosas de más enjundia. También me significaba un placer inmenso devorar sus libros esperando llegar al final, y sorprenderme después, con que el asesino no era el que yo había pensado.
Miss Christie viajó varias veces a Oriente Medio acompañando a su segundo marido (arqueólogo de profesión) y esos viajes le sirvieron para ambientar muchas de sus novelas. Escribió un total de sesenta y seis y de todas se han hecho multitud de ediciones en la mayoría de las lenguas del mundo. También montones de adaptaciones cinematográficas y de teatro. ¿Quién no recuerda Asesinato en el Orient Express? con Lauren Bacall y Sean Connery, ¿O Testigo de cargo? con Tyrone Power y Marlene Dietrich... Por cierto, una obra suya de teatro, La Ratonera, se sigue representando en Londres continuamente desde 1952, siendo la obra de mayor duración en cartel de la historia.
Estoy seguro, por ir terminando, que todos y cada uno de los que osen echarle un vistazo a este breve artículo habrán leído alguna vez una novela, al menos, de esta respetable señora inglesa.
En fin..

Joaquín


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