sábado, 22 de abril de 2017

De Ikea y otras rubias.



Las albóndigas del Ikea están hechas con la gente que no encuentra la salida de la tienda.
(Una noticia que no está confirmada) 


Muerte a los reyes” Ésta consigna tatuada en su cuerpo y escrito en francés se la encontraron los médicos de Carlos XIV, rey de Suecia, cuando fueron a amortajarlo el día de su fallecimiento. Ésta peculiar paradoja ocurría allá por el año del señor de 1844.
Pudiera parecer cuanto menos incomprensible, o que de una inocentada se tratara, pero tiene una explicación plausible. Éste rey antes de coronarse, en absoluto provenía de familia real. No era de sangre azul ni era sueco, sino un plebeyo. Si, con todas las de la ley, un plebeyo y además francés.
Resulta que antes de aceptar la corona de Suecia que le propuso una comisión formada por los personajes más relevantes de ese país, éste buen hombre había sido un general del ejército de Napoleón. Es más, uno de sus favoritos. De hecho, fue éste,(Napoleón), el que le hizo casar con una antigua amante suya Desiré, que era a su vez hermana de la mujer de su hermano José (Pepe botella para los castizos madrileños). Y ya sabemos la preocupación del gran corso (Napoleón) por colocar estupendamente a toda su familia y amiguetes.
Jean-Baptiste Bernadotte, así se llamaba el futuro Carlos XIV de Suecia cuando todavía era plebeyo. Y como venía de la revolución francesa (fue un furibundo revolucionario y antimonarquico) pues de ahí lo del tatuaje. Cuando la guerra de Francia contra Suecia estaba al mando de las tropas francesas, y tan bien se portó con los prisioneros suecos que éstos le cogieron tal cariño que viendo que su rey no tenía posibilidad de engendrar herederos se acordaron de Jean –Baptiste.  Al morir el rey (el de toda la vida) sin descendencia directa, coronaron a este suertudo general de Napoleón como rey de Suecia con el pomposo nombre de Carlos XIV.
Una pincelada de curiosidad… en la batalla de Waterloo, cuando todos los ejércitos europeos se coaligaron para vencer a Napoleón, (cosa que lograron) al amigo Bernadotte le tocó luchar contra  su antiguo jefe. Parece ser que no tuvo empacho en hacerlo (ya había sido coronado). Y es que, “la pela es la pela”. Por cierto, el actual rey de Suecia, Carlos Gustavo XVI, es descendiente  directo de este antiguo plebeyo ¡Lo que son las cosas!!
Por hablar de todo un poco, y aprovechando que estamos en Suecia, pregunto.  ¿Qué conocemos los españoles de este gélido país?. ¿Qué sabemos de sus gentes?. Apuesto a que si hiciéramos una encuesta sobre ellos en la España profunda (que es casi toda) nos dirían lo siguiente…
Que es un país lejano. Que sus mujeres, las suecas, tan rubias y tan despampanantes venían todos los veranos a Benidorm o a Torremolinos a tostarse con nuestro sol meridional. Y que traían, por cierto,  soliviantados  a los machos ibéricos. Algunos pueden que recuerden a IKEA,  a Pipi Calzaslargas, a los coches Volvo, o  incluso al grupo eurovisivo Abba. Pues yo si me lo permiten les voy a contar algo más de ellos…
Para el que no lo sepa, Suecia, es de los países más extensos de Europa. Es casi como el nuestro en tamaño, aunque solo tiene unos diez millones de altos y rubios habitantes. Que está situado en el extremo norte del continente y que su parte más septentrional se mete, casi, en el polo norte.
Decirles, también, que pertenece al grupo de los llamados países nórdicos, junto a Noruega, Finlandia y Dinamarca y que sus moradores provienen de los antiguos vikingos. De hecho, sus idiomas están emparentados, todos son de origen germánico, excepto  Finlandia que tiene afinidad étnica con Hungría. Lo más habitado y desarrollado del país es la zona centro. Ahí está situada su capital Estocolmo. Y sobre todo el sur, con sus otras dos grandes ciudades, Goteburgo y Malmoe. La mencionada capital es una ciudad muy bonita y bien cuidada, de unos setecientos mil habitantes, aunque su zona metropolitana cuenta con algo más de un millón y medio… Muchos le dicen la Venecia del norte, por sus canales y puentes.
Los suecos han sido desde hace mucho tiempo gente muy emprendedora y culta. Tienen una universidad, la de Uppsala, cerquita de Estocolmo que ha sido y es, una de las más prestigiosas del mundo. En esa universidad se entregan los famosos premios Nobel… Les recuerdo que Alfred Nobel fue el inventor de la dinamita. Él creó unas cuantas empresas de armamento y se hizo muy rico. Después, un poco arrepentido por el uso tan cruel de estas armas, destinó parte de los beneficios de sus empresas a crear, (y dotar de un pastón) una serie de premios a gente que hicieran un gran bien por la humanidad.
Otra de las virtudes que tenemos que envidiar de los suecos seria su amor a la naturaleza… Su país es un modelo de sostenibilidad entre industria y medio ambiente. Gran parte de la industria maderera y del papel que usamos en Europa procede de sus extensos bosques de pinos y abetos. Y sin embargo lo hacen con tal primor y técnica que su superficie arbolada aumenta cada año.
Suecia fue de los primeros países en evolucionar hacia el estado del bienestar. Fue modelo (después muy imitado) en implicar a la población para que todos gozaran de las prebendas de una sociedad moderna (en educación, sanidad  y servicios sociales). En igualdad de género también fueron pioneros en proporcionar una cierta discriminación positiva para alcanzar eso tan ansiado llamado, paridad real de sexos.
El sistema de gobierno que proporcionó este desarrollo social tan envidiado fue el socialdemócrata. Actualmente  está un poco denostado porque la situación mundial ha cambiado. Ahora toca reducir el déficit y los impuestos para ser competitivos.
Era tal la ingenuidad de los suecos hasta principio de los ochenta que asesinaron a su primer ministro Olof Palme (amigo y tan admirado por Felipe González) porque a nadie se le ocurrió ponerle escolta; nunca pasaba nada.
El país fue de los primeros en acoger refugiados políticos de los diversos conflictos mundiales, y digo fue porque ahora se están replanteando el asunto. Debido a los problemas de seguridad y orden público en las ciudades, de parte de la población acogida, están endureciendo estas políticas antes muy laxas.
Suecia ha tenido y tiene grandes empresas  multinacionales  de todo tipo. ¿Quién no recuerda a?…Volvo, Ikea (ésta paga sus impuestos en Holanda) Erickson, Saab, Electrolux, o Tetra Park (la de los envases).
El modelo económico sueco consiste básicamente en el pago de muy altos y progresivos impuestos. No obstante, reciben después de papá estado mucha asistencia de todo tipo. Entre ellas: un subsidio de paro envidiable, estudios universitarios completos gratis, o  ayuda a mujeres embarazas, (que ya nos gustaría aquí). Sin embargo, esto hace también que muchas empresas trasladen sus sedes centrales a otros países más permisivos en temas tributarios.
Suecia se ha puesto también de moda últimamente por su literatura. Han surgido tantos autores de novela negra que se ha creado un género propio de autores suecos. Hay muchos y muy buenos. ¿Quién no ha leído algo del recientemente fallecido Henning  Mankell y su inspector Wallander? O de ¿Camilla Lackberg, y Mari Jungstedt?... Esta pasión surgió o creció con la famosa trilogía de “Los hombres que no amaban a las mujeres” del malogrado Stieg Larsson.
Suecia ha sido, y lo sigue siendo, un mito en todos los aspectos para nosotros los meridionales. Por sus valquirias tan rubias, por los indómitos vikingos, por su modelo económico y ahora también por… IKEA. Yo, además de por todo eso adoro este país por ser la tierra de mi adorada Greta Garbo y por engendrar en su seno a mi otra rubia prefe, Ingrid Bergman....
Dicho queda…
                                                 Joaquín Yerga
                                                

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