lunes, 31 de octubre de 2016

El que se mueva no sale en la foto


          
     
¡Ah de la vida!... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La fortuna mis tiempos ha mordido,
las horas mis locuras las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni a dónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido
y no hay calamidad que no me ronde.
(Quevedo)

Soy consciente que la historia no es un tema que levante pasiones. No obstante, saber un poco de la nuestra aunque sea a trazos gruesos, o por lo menos refrescársela a los que algo conocen de ella es una tarea  que me apetece hacerles llegar.
Afortunadamente los españoles tenemos una historia muy larga y prolífica en acontecimientos. Por supuesto la que pienso contar estará especialmente resumida. Aun así contendrá datos tan sugestivos que seguro harán las delicias del que se atreva echarle un vistazo.
Decía Albert Einstein que es más fácil deshacer la estructura de un átomo que un prejuicio o tópico, y no le faltaba razón, además es una buena premisa para abordar el asunto del que quiero hablar porque...
Si le preguntáramos a cualquier español por el origen étnico de los andaluces, posiblemente nos diría que tienen una rara mezcla de: moros, gitanos y cristianos, ¡No lo dudéis…!  Si a la pregunta le cambiamos al andaluz por un castellano, contestará que son cristianos de toda la vida; vamos, españoles de pura cepa. Y por ir terminando con los ejemplos, si le colocamos un gallego, que son celtas sin dudar nos replicará. Pues bien, según recientes y sesudos estudios internacionales basados en estructuras genéticas de la población hispana confirman que, los españoles tenemos  todos una base genética homogénea en todo el país. Es decir, somos todos iguales (además de ante la ley). Y mejor no buscar diferencias porque nos podemos encontrar sorpresas como la que sigue... 
Resulta que recogiendo muestras de ADN de dieciocho zonas equitativamente repartidas del todo el territorio dan como resultado que: uno de cada cinco españoles tiene ascendencia judía y uno de cada diez norteafricana. Curiosamente el 22% de los castellanos y el 20 de los gallegos tiene sangre mora. Y pásmense, tan solo el 5% de los andaluces... 
Según el despliegue de datos del estudio hay más descendientes de bereberes en la plaza mayor de Salamanca o en el centro de Orense que en el Albaicín granadino. En el estudio no se incluye, por supuesto, a los siete millones de inmigrantes llegados a nuestro país recientemente. Por poner alguna fecha de inicio a partir de la cual queremos arrancar con nuestros orígenes, podemos decir que…
Los Iberos, pueblo tan nuestro y base de nuestra estirpe, aparecieron para la historia sobre el cuarto milenio a.c. por la franja oriental del país. Según las últimas investigaciones eran tribus que habían tenido contacto con culturas orientales mucho más desarrolladas. Los vascos parece ser, fue una tribu íbera de las muchas que se asentaron por toda la zona oriental el país. Con las nuevas teorías basadas en el ADN, estarán los nacionalistas más satisfechos, pues la que había dominado hasta hace poco era la que afirmaba que procedían del norte africano y tenían similitudes, por tanto, con los bereberes. Menuda gracia le hacía a los Arzallus y Urkullus de turno, tan modernos y diferentes ellos, que hasta creen descender directamente del Abraham bíblico. 
De los celtas tenemos clara su procedencia, atravesaron los pirineos hacia el siglo VIII A.c. Venían de centroeuropa y acabaron por instalarse en la mitad oeste de la península. Si los Íberos eran agricultores éstos fueron pastores y más belicosos. Culturalmente estaban más atrasados. Pasado el tiempo los dos pueblos, como era de esperar, hicieron buenas migas y se fueron mezclando y de ahí surgieron los Celtiberos, soporte principal del sustrato español.
En esa estaban nuestros ancestros (aunque no solo hubo idilio, también se zurraban de lo lindo unos con otros) cuando aparecieron los griegos allá por las costas catalanas (aún no existía Catalunya, por si acaso… ni Puigdemont se había echado al monte). Los helenos venían buscando nuevas tierras donde instalarse y poder comerciar. Para ello trapichearon y timaron todo lo pudieron a nuestros incautos indígenas con toda clase de botijos y tinajas. Eso sí, primorosamente decoradas. Realmente fueron pocos, la huella que nos dejaron fue más cultural que de sangre.
Por la misma fecha aprox. también se dejaron ver por sureste, los fenicios. Éstos eran como los chinos actuales, a cambio de metales nos endilgaban montones de cachivaches baratos y todos contentos. Bueno, no todo fue malo, también nos enseñaron a fabricar salazones de pescado y a colorear nuestros taparrabos. Entre otras ciudades, fundaron Málaga o Cádiz, la ciudad más antigua de España, aunque eso es difícil de demostrar.
Los bisnietos de los fenicios, los cartagineses, sí entraron a saco poco después, (270 a.c) masacrando tribus y ocupando ellos su lugar. Venían huyendo de los romanos que se las tenían jurada. Los romanos los habían expulsado de Sicília en la llamada Primera Guerra Púnica, y para seguir abasteciendo de materias primas a su capital, Cartago, (actual Túnez) pretendieron, y casi lo consiguen, explotar a nuestros aborígenes exprimiendo tierras, minas y personas.
Con los romanos fue diferente. Éstos si dejaron huella de todo tipo en nuestra piel de toro. Por supuesto les costó domeñarnos (doscientos años) pero le debemos mucho. Los romanos nos desasnaron, nos dieron cultura y leyes y lo más importante de todo y que aún perdura, nos legaron  el latín. Todas nuestras lenguas patrias descienden de este idioma, excepto el vascuence, que como indiqué antes tiene origen íbero, es decir prerromano.
Llegado el siglo X, (ya d.c.) contando, pues, con los cuatro millones y medio de hispanos romanos que habitaban la península y después de las nuevas invasiones bárbaras, visigodos, suevos, vándalos y alanos procedentes del norte y centroeuropa, es decir, rubitos y con las niñas de los ojos tan azules como el añil de los fenicios (en ningún caso rebasaron mas 450.000 individuos) y la posterior musulmana (mayoritariamente bereberes) estos sí, morenitos como el carbón (según muchos historiadores tampoco superó nunca el medio millón) la masa genética hispánica, después de haberse mezclado, agitado y asentado, estaba ya formada. Y desde entonces no ha sufrido variación relevante.
Teniendo en cuenta también el importante componente judío, (que había entrado en España durante la diáspora de ellos por el mundo que provocó el emperador romano Tito al destruir Jerusalén) se podría asegurar la siguiente componenda genética hispana: 40% íbero, 30% celta, 2% fenicio, 2%griego, 10% bereber, 11% judía y 5% otros. Es decir, los españoles actuales descendemos de un totum revolutum de multitud de pueblos diversos. Y ése sustrato genético, además, repartido de manera homogénea a lo largo y ancho del territorio.
Cuando llegó la reconquista en la que se expulsó a los moros, el ADN hispano se redistribuyó de manera homogénea, pues a medida que se desalojaba a los musulmanes se iba repoblando con gentes procedentes de Asturias, Cantabria, Galicia y País Vasco, en la parte occidental, incluyendo toda Andalucía que se repobló en su totalidad, pues apenas quedaron familias árabes después de la expulsión.
En la zona oriental ocurrió lo mismo, repoblándose con aragoneses y catalanes. Hay que tener en cuenta que los moriscos que quedaron (después de ser expulsados gran parte de ellos a Marruecos durante la conquista de Granada) fueron obligados a abandonar el país. Una pequeñísima proporción de ellos se dispersó entre Galicia y Castilla. Los judíos, y por causas religiosas parecidas, también fueron expulsados en 1492 d.c, aunque solo se fueron la mitad; la otra se reconvirtió, con más o menos ímpetu, al cristianismo.
En definitiva, recopilando todos estos datos nos da como resultado, que todos los españoles tenemos un mismo origen étnico vivamos donde vivamos, desde catalanes a extremeños y desde gallegos a andaluces; todos estamos mezclados. Si acaso una pequeñísima parte de vascos aguantaron con menos mezcla en algún valle perdido pirenaico y conservan un poco más que el resto su esencia Íbera, o lo que es lo mismo, son más auténticamente españoles. O que en los gallegos predomine un pelin la sangre de los suevos, pueblo germánico que se asentó en esa parte y por eso, también, son un poco más rubios que es resto. Y si me apuran, algo más de ADN francés, (porque entraron estos en masa en los condados pirenaicos) los catalanes, pero poco más. Asunto aparte es el tema cultural y lingüístico. Pero eso es otra historia...
Dicho queda…
cosasdejoaquinyerga@blogspot.com

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