El que se mueva no sale en la foto
¡Ah
de la vida!... ¿Nadie me responde?
¡Aquí
de los antaños que he vivido!
La
fortuna mis tiempos ha mordido,
las
horas mis locuras las esconde.
¡Que
sin poder saber cómo ni a dónde
la
salud y la edad se hayan huido!
Falta
la vida, asiste lo vivido
y
no hay calamidad que no me ronde.
(Quevedo)
Soy
consciente que la historia no es un tema que levante pasiones. No
obstante, saber un poco de la nuestra aunque sea a trazos gruesos, o
por lo menos refrescársela a los que algo conocen de ella es una
tarea que me apetece hacerles llegar.
Afortunadamente los españoles tenemos una historia muy larga y prolífica en acontecimientos. Por
supuesto la que pienso contar estará especialmente resumida. Aun así
contendrá datos tan sugestivos que seguro harán las delicias del
que se atreva echarle un vistazo.
Decía Albert Einstein que es
más fácil deshacer la estructura de un átomo que un prejuicio o
tópico, y no le faltaba razón, además es una buena premisa para abordar el asunto del que quiero hablar porque...
Si le preguntáramos a cualquier español por el origen
étnico de los andaluces, posiblemente nos diría que tienen una
rara mezcla de: moros, gitanos y cristianos, ¡No lo dudéis…! Si a
la pregunta le cambiamos al andaluz por un castellano,
contestará que son cristianos de toda la vida; vamos, españoles
de pura cepa. Y por ir terminando con los ejemplos, si le colocamos
un gallego, que son celtas sin dudar nos replicará. Pues bien, según
recientes y sesudos estudios internacionales basados en estructuras
genéticas de la población hispana confirman que, los españoles
tenemos todos una base genética homogénea en todo el país.
Es decir, somos todos iguales (además de ante la ley). Y mejor
no buscar diferencias porque nos podemos encontrar sorpresas como la
que sigue...
Resulta que recogiendo muestras de ADN de dieciocho
zonas equitativamente repartidas del todo el territorio dan como
resultado que: uno de cada cinco españoles tiene ascendencia
judía y uno de cada diez norteafricana. Curiosamente el
22% de los castellanos y el 20 de los gallegos tiene sangre
mora. Y pásmense, tan solo el 5% de los andaluces...
Según
el despliegue de datos del estudio hay más descendientes de
bereberes en la plaza mayor de Salamanca o en el
centro de Orense que en el Albaicín granadino. En el estudio no se
incluye, por supuesto, a los siete millones de inmigrantes llegados a
nuestro país recientemente. Por
poner alguna fecha de inicio a partir de la cual queremos
arrancar con nuestros orígenes, podemos decir que…
Los
Iberos, pueblo tan nuestro y base de nuestra estirpe,
aparecieron para la historia sobre el cuarto milenio a.c. por la
franja oriental del país. Según las últimas investigaciones
eran tribus que habían tenido contacto con culturas orientales mucho
más desarrolladas. Los vascos parece ser, fue una tribu íbera
de las muchas que se asentaron por toda la zona oriental el país.
Con las nuevas teorías basadas en el ADN, estarán los
nacionalistas más satisfechos, pues la que había dominado hasta
hace poco era la que afirmaba que procedían del norte africano y
tenían similitudes, por tanto, con los bereberes. Menuda gracia
le hacía a los Arzallus y Urkullus de turno, tan modernos y
diferentes ellos, que hasta creen descender directamente del Abraham
bíblico.
De los
celtas tenemos clara su procedencia, atravesaron los
pirineos hacia el siglo VIII A.c. Venían de centroeuropa y acabaron
por instalarse en la mitad oeste de la península. Si los Íberos
eran agricultores éstos fueron pastores y más belicosos.
Culturalmente estaban más atrasados. Pasado el tiempo los dos
pueblos, como era de esperar, hicieron buenas migas y se fueron
mezclando y de ahí surgieron los Celtiberos, soporte principal
del sustrato español.
En
esa estaban nuestros ancestros (aunque no solo hubo idilio, también
se zurraban de lo lindo unos con otros) cuando aparecieron los
griegos allá por las costas catalanas (aún no existía
Catalunya, por si acaso… ni Puigdemont se había echado al monte).
Los helenos venían buscando nuevas tierras donde instalarse y poder
comerciar. Para ello trapichearon y timaron todo lo pudieron a
nuestros incautos indígenas con toda clase de botijos y tinajas. Eso
sí, primorosamente decoradas. Realmente fueron pocos, la huella que
nos dejaron fue más cultural que de sangre.
Por
la misma fecha aprox. también se dejaron ver por sureste, los
fenicios. Éstos eran como los chinos actuales, a cambio de
metales nos endilgaban montones de cachivaches baratos y todos
contentos. Bueno, no todo fue malo, también nos enseñaron a
fabricar salazones de pescado y a colorear nuestros taparrabos. Entre
otras ciudades, fundaron Málaga o Cádiz, la ciudad más antigua de
España, aunque eso es difícil de demostrar.
Los bisnietos
de los fenicios, los cartagineses, sí entraron
a saco poco después, (270 a.c) masacrando tribus y ocupando ellos su
lugar. Venían huyendo de los romanos que se las tenían jurada. Los
romanos los habían expulsado de Sicília en la llamada Primera
Guerra Púnica, y para seguir abasteciendo de materias primas a
su capital, Cartago, (actual Túnez) pretendieron, y casi lo
consiguen, explotar a nuestros aborígenes exprimiendo tierras,
minas y personas.
Con los
romanos fue diferente. Éstos si dejaron huella de todo tipo
en nuestra piel de toro. Por supuesto les costó domeñarnos
(doscientos años) pero le debemos mucho. Los romanos nos desasnaron,
nos dieron cultura y leyes y lo más importante de todo y que
aún perdura, nos legaron el latín. Todas nuestras lenguas
patrias descienden de este idioma, excepto el vascuence, que
como indiqué antes tiene origen íbero, es decir prerromano.
Llegado
el siglo X, (ya d.c.) contando, pues, con los cuatro millones y medio
de hispanos romanos que habitaban la península y después de las
nuevas invasiones bárbaras, visigodos, suevos, vándalos
y alanos procedentes del norte y centroeuropa, es decir, rubitos y
con las niñas de los ojos tan azules como el añil de los fenicios
(en ningún caso rebasaron mas 450.000 individuos) y la posterior
musulmana (mayoritariamente bereberes) estos sí, morenitos como el
carbón (según muchos historiadores tampoco superó nunca el medio
millón) la masa genética hispánica, después de haberse mezclado,
agitado y asentado, estaba ya formada. Y desde entonces no ha
sufrido variación relevante.
Teniendo
en cuenta también el importante componente judío, (que
había entrado en España durante la diáspora de ellos por el
mundo que provocó el emperador romano Tito al destruir
Jerusalén) se podría asegurar la siguiente componenda genética
hispana: 40% íbero, 30% celta, 2% fenicio, 2%griego, 10% bereber,
11% judía y 5% otros. Es decir, los españoles actuales
descendemos de un totum revolutum de multitud
de pueblos diversos. Y ése sustrato genético, además, repartido
de manera homogénea a lo largo y ancho del territorio.
Cuando
llegó la reconquista en la que se expulsó a los moros, el ADN hispano
se redistribuyó de manera homogénea, pues a medida que se
desalojaba a los musulmanes se iba repoblando con gentes procedentes
de Asturias, Cantabria, Galicia y País Vasco, en la parte
occidental, incluyendo toda Andalucía que se repobló en su
totalidad, pues apenas quedaron familias árabes después de la
expulsión.
En
la zona oriental ocurrió lo mismo, repoblándose con aragoneses
y catalanes. Hay que tener en cuenta que los moriscos que
quedaron (después de ser expulsados gran parte de ellos a
Marruecos durante la conquista de Granada) fueron obligados a
abandonar el país. Una pequeñísima proporción de ellos se
dispersó entre Galicia y Castilla. Los judíos, y por causas
religiosas parecidas, también fueron expulsados en 1492 d.c, aunque
solo se fueron la mitad; la otra se reconvirtió, con más o menos
ímpetu, al cristianismo.
En
definitiva, recopilando todos estos datos nos da como resultado,
que todos los españoles tenemos un mismo origen étnico vivamos
donde vivamos, desde catalanes a extremeños y desde gallegos a
andaluces; todos estamos mezclados. Si acaso una pequeñísima parte
de vascos aguantaron con menos mezcla en algún valle perdido
pirenaico y conservan un poco más que el resto su
esencia Íbera, o lo que es lo mismo, son más auténticamente
españoles. O que en los gallegos predomine un pelin la sangre de los
suevos, pueblo germánico que se asentó en esa parte y por eso, también, son
un poco más rubios que es resto. Y si me apuran, algo más de ADN
francés, (porque entraron estos en masa en los condados pirenaicos)
los catalanes, pero poco más. Asunto
aparte es el tema cultural y lingüístico. Pero eso es otra
historia...
Dicho
queda…
cosasdejoaquinyerga@blogspot.com
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