Soy
la muchacha
mala de la historia,
la que fornicó
con tres hombres
y le sacó
cuernos a su marido.
Soy la mujer
que lo engañó
cotidianamente
por un
miserable plato de lentejas,
la que le
quitó lentamente su ropaje de bondad
hasta
convertirlo en una piedra
negra y
estéril.
Soy la mujer
que lo castró
con infinitos
gestos de ternura
y gemidos
falsos en la cama.
Soy
la muchacha
mala de la historia.
(María Emilia
C.)
A día de hoy la
desgraciada actualidad os vuelve a colocar a las mujeres, por el mero
hecho de serlo, en el punto de mira de la noticia. Me refiero a la
violencia contra vosotras por parte de vuestras parejas. Lleváis
toda la existencia discriminadas y aunque es verdad que la propia
evolución natural os hizo débiles físicamente frente a los
hombres, no así en intelecto y sabiduría que los habéis
desarrollado exactamente igual que aquellos. Y es que los hombres de
antaño que al igual que los machos de la manada debían demostrar su
fortaleza en todos los aspectos, ahora con la evolución y el manejo
de herramientas ambos sexos pueden desempeñar perfectamente el mismo
papel en la sociedad. Pero si nos atenemos estrictamente al tema
religioso, el asunto comenzó de una manera, digamos un tanto
curiosa. Me explico…
Nos cuenta el
Génesis, (que es el primer libro de la Biblia y
quizás el más importante) cómo fue la creación del hombre y la
mujer. Pero curiosamente hay dos versiones de éste hecho, lo que nos
da a entender por otra parte que fueron dos sus guionistas, por
decirlo de alguna manera. Aunque muchos expertos se resisten a
creerlo y señalan a Moisés como único autor del
libro.
En la primera
versión y más antigua, --escribe el autor: --Dios, después
de crear de la nada el universo y la tierra con toda su diversidad,
pensó que faltaba algo. Y concibió al hombre y a la mujer. Y lo
hizo solo de palabra y en igualdad de condiciones, es más, los creó
a su imagen y semejanza. Osea que aquí no había discriminación
posible, eramos todos iguales, pero, amiga, hubo otra versión de
ésta parte del Génesis, y con matices significativos; y así empezó todo…
Efectivamente, en
el segundo, digamos, guión del Génesis nos dicen
ya que Dios creó primero al hombre moldeando barro, y después, de
una costilla suya a la mujer y la puso, casi, a su servicio. Por
cierto, esta última versión es la preferida de la Iglesia Católica
y la que incorporó a su doctrina y principios. Imagino que de ahí
precisamente vienen la animadversión a todo lo femenino y al sexo
como algo pecaminoso. El hombre es puro y es la mujer la que le hace
caer en obscenas tentaciones carnales.
Dios, según ésta última parte del relato, creó un jardín paradisíaco para los dos, Adán
y Eva. En él vivirían felices, dichosos y en pelotas
picadas como todos sabemos. Pero, hete aquí, que apareció la
serpiente e incitó a Eva a comer de la fruta
prohibida (no se habla de manzana) y ésta cayó en el engaño. La
serpiente le prometió que a partir del primer mordisco serian como
dioses, omnipotentes. Después invitó a comer también a Adán. Y,
¡Claro! aquí tenemos otra discriminación ¿Porqué tuvo que ser
Eva la provocada y no Adán, cuando éste era el niño bonito de
Dios?
Siguiendo con
este relato del Génesis, poco después del mordisco bajó Dios a
pasear por el jardín y llamó a voces a Adán. ¿Donde estáis? --le
pregunta. Y éste le responde: --Oí tus pasos y me escondí porque
estaba desnudo. Es decir, ya fue consciente de su desnudez, y ése
fue el primer castigo que le impuso Dios, después de coger el
inmenso rebote por el pecado de la pareja. Evidentemente
éste pasaje de la manzana y la serpiente es una metáfora, lo que
realmente hicieron los dos fue acostarse juntos y hacer el amor
frenéticamente, ¡Digo yo!...
Está muy claro
que la Iglesia prefirió esta última narración y no la primera más
igualitaria para cargar contra la mujer. Y a partir de aquí, sin
duda, os toman como uno de los ejes del mal. Ya nada sera igual para
vosotras, y no solo en los entresijos de la Iglesia en donde nunca
habéis tenido ningún poder, sino incluso en la sociedad.
Si los primeros
mandamases cristianos hubiesen adoptado la primera versión de
la Biblia, en donde los dos, hombre y mujer, fueron
creados iguales y a la par, la cosa seria muy distinta. Por ejemplo,
hubiera habido a lo largo de los siglos menos discriminación hacia
vosotras y hasta tendríamos sacerdotisas o Papisas, como no podía
ser menos.
De todas maneras
Dios tampoco se cebó con la pareja, simplemente los expulsó del
paraíso, con taparrabos, eso sí, y les ordenó: que ya que habían
practicado sexo, que lo siguieran haciendo pero sin preservativos, es
decir que procrearan y llenaran el mundo de seres humanos. Por
cierto, gracias a sus dos primeros vástagos Cain y Abel, irrumpió
por primera vez en la tierra la envidia y el homicidio. Pero eso fue
sólo el principio, el final lo tenemos todos los días con los
abusos, acosos, injusticias, hostigamientos, violaciones y asesinatos
a los que los herederos de ése niño favorito de Dios llamado Adán,
os sometemos...
Dicho queda…
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