miércoles, 10 de agosto de 2016

Amigos íntimos...






Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere 
 (E.Hubbard)

Leí hace un par de días en un periódico digital un curioso artículo sobre la amistad y sus falsos mitos. Extraían en él  unas conclusiones cuanto menos llamativas. Una de ellas, la que más atención me llamó, ponía en entredicho la verdadera amistad en situaciones muy comprometidas. A mí no me convenció, pero esto me dio pie a escribir algo sobre el asunto.
"Quien tiene un amigo tiene un tesoro", dice el conocido proverbio. Yo he de confesar que hace ya mucho tiempo que dejé de tener de los llamados, íntimos. Aunque realmente amigos así creo que nunca los tuve. 
Y es que amigos de verdad, esos que siempre están ahí cuando los necesitas y con los que compartes intimidades y otras complicidades, es una suerte extraordinaria que tienen algunos... No es mi caso, y mira que lo siento. Con los tiempos que corren, mas apropiados a liberalismos y soledades, qué duda cabe que es un aguinaldo extra que la vida proporciona a muchos pero que dese ha olvidado.
Reconozco mi culpa al carecer de amigos entrañables, quizás no los cuidé lo suficiente cuando los tuve cerca, o tal vez no poseí el carisma adecuado para conservarlos. Es verdad que durante mi infancia, incluso más tarde en los albores de la madurez, conté con innumerables compañeros de estudios y de juegos, pero no es lo mismo.
A lo largo de mi ya larga andadura en esta vida casi siempre he tenido cierta habilidad de simpatizar con las personas que han rodeado mi existencia en cada momento y lugar… No lo digo en un alarde de vanidad exagerada, no es eso, es que rotundamente me considero un hombre participativo y honesto. Subrayo, sobre todo lo segundo por su importancia a la hora de confraternizar. Aun guardo en la memoria con especial cariño mi relación con todos los amigos y camaradas que pasaron por mi vida. Y puedo asegurar que fueron muchos. En todos ellos, me consta, dejé algún tipo de huella emotiva al igual que ellos la dejaron en mí. Tal vez por esto último y por tener la convicción de haber perdido hasta ahora la oportunidad de seguir compartiendo ligazón afectuoso con algunos es por lo que detecto cierta carencia en mi vida afectiva.
Abundando sobre el tema, ignoro la razón por la cual dos personas del mismo sexo pueden llegar a ser inseparables de por vida en el sentido más amplio de nobleza y lealtad. Tal vez influya mimetismo de carácter, persecución de mismos objetivos o gustos parejos, quizás un poco de todo… Sin embargo, tenemos también el manido dilema según el cual, mujer y hombre no pueden llegar a ser amigos íntimos sin que aparezca la coyunda en algún momento de la relación. Hay muchas dudas al respecto. Me reservo mi opinión porque tampoco lo tengo muy claro.. De todas maneras y en mi caso particular, si nunca conseguí intimar en plan camaradería de forma prolongada en el tiempo con varón, bastante menos lo iba a hacer con hembra, teniendo en cuenta mi procedencia y la época (tan poco liberal) en la que vine al mundo.
Por buscar otras razones de peso que, imagino evitaron o entorpecieron el que pudiera conservar hoy en día esa añorada y duradera amistad, quizás los cambios reiterativos de residencia y ciudad también influyeron decisivamente en ello. Es más, incidiendo en la búsqueda de pruebas incriminatorias capaces de justificar la ausencia de íntimos en mi existencia, posiblemente el arduo trabajo desempeñado, y que ocupó gran parte de mi vida, haya impedido que dedicara el tiempo que conlleva y la atención que merece cultivar una buena amistad. Y ya sabemos que éstas para que prosperen hay que mimarlas con paciencia y esmero.
Al igual que escaseo de amigos incondicionales, por el contrario abunda en mi vida, y estoy gustoso de ello, un variopinto tipo de amistades menos íntimas pero muy recomendables. Aludo a conocidos de diferente índole, vecinos afectuosos, fieles y osados compañeros de diversión etc. También estoy orgulloso de contar con la amistad sincera, aunque en la distancia, de antiguos camaradas de juventud.
En esta capacidad que poseemos los humanos para el altruismo, que en el fondo es la mayor cualidad que subyace en la amistad, estimo oportuno dejar al margen a la familia y a la pareja, porque entiendo que es otra forma muy diferente de relación. Aquí, por el tipo de afecto que derrochamos: cariño por consanguinidad en el primer caso y de amor y sexo en el segundo, no a lugar al modelo clásico y homologado de amistad desinteresada.
También me vale como complemento, y estoy muy satisfecho de ello, de las decenas de amigos con los que disfruto dentro de las llamadas redes sociales, principalmente FacebookComparto con ellos: fotos, citas, chistes, anuncios y otros tipos de correspondencia virtual. Son estos, elementos muy queridos y necesarios para mi estabilidad emocional, pero insuficientes para el anhelo perseguido en esta pequeña reflexión, y que no es otro que el deseo de  haber tenido, al menos, un par de los llamados…Amigos íntimos.
Dicho queda...
                                   Joaquin Yerga
                                  

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