Amigos íntimos...
Un
amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere
(E.Hubbard)
Leí
hace un par de días en un periódico digital un curioso artículo
sobre la amistad y sus falsos mitos. Extraían en él unas
conclusiones cuanto menos llamativas. Una de ellas, la que más
atención me llamó, ponía en entredicho la verdadera amistad en
situaciones muy comprometidas. A
mí no me convenció, pero esto me dio pie a escribir algo sobre el
asunto.
"Quien
tiene un amigo tiene un tesoro",
dice el conocido proverbio. Yo
he de confesar que hace ya mucho tiempo que dejé de tener de los
llamados, íntimos. Aunque
realmente amigos así creo que nunca los tuve.
Y es que amigos
de verdad, esos que siempre están ahí cuando los necesitas y con
los que compartes intimidades y otras complicidades, es una suerte
extraordinaria que tienen algunos... No
es mi caso, y mira que lo siento. Con
los tiempos que corren, mas apropiados a liberalismos
y soledades, qué
duda cabe que es
un
aguinaldo extra que la vida proporciona a muchos pero que
de
mí se
ha olvidado.
Reconozco
mi culpa al
carecer de amigos entrañables, quizás no los cuidé lo suficiente
cuando los tuve cerca, o tal vez no poseí el carisma adecuado para conservarlos. Es verdad que
durante mi infancia, incluso
más
tarde en
los albores de la madurez, conté
con innumerables compañeros de estudios y de juegos, pero no es lo
mismo.
A
lo largo de mi ya larga andadura en esta vida casi siempre he tenido
cierta habilidad de simpatizar con las personas que han rodeado mi
existencia en cada momento y lugar… No lo digo
en un alarde de vanidad exagerada, no es eso, es que rotundamente me
considero un hombre participativo y honesto. Subrayo,
sobre
todo lo
segundo
por su importancia a la hora de confraternizar. Aun
guardo
en la memoria con especial cariño mi relación con todos los amigos
y camaradas que pasaron por mi vida. Y puedo asegurar que fueron
muchos. En todos ellos, me consta, dejé algún tipo de huella
emotiva al igual que ellos la dejaron en mí. Tal
vez por esto último y por tener la convicción de haber perdido
hasta ahora la oportunidad de seguir compartiendo ligazón afectuoso
con algunos es por lo que detecto cierta carencia en mi vida
afectiva.
Abundando
sobre
el tema, ignoro la razón por la cual dos personas del mismo sexo
pueden llegar a ser inseparables de por vida en el sentido más
amplio de nobleza y lealtad. Tal
vez
influya mimetismo de carácter, persecución de mismos objetivos o
gustos parejos, quizás un poco de todo… Sin embargo, tenemos
también el manido dilema según
el cual,
mujer y hombre no pueden llegar a ser amigos íntimos sin que
aparezca la coyunda en algún momento de la relación. Hay
muchas dudas al respecto. Me
reservo mi opinión porque tampoco lo tengo muy claro.. De
todas maneras y en mi caso particular, si nunca conseguí intimar en
plan camaradería de forma prolongada en el tiempo con varón,
bastante menos lo iba a hacer con hembra,
teniendo en cuenta mi procedencia y la época (tan poco liberal) en
la que vine al mundo.
Por
buscar otras razones de peso que, imagino
evitaron o
entorpecieron el que
pudiera
conservar hoy en día esa añorada
y duradera amistad,
quizás los cambios reiterativos de residencia y ciudad también
influyeron decisivamente en ello. Es más, incidiendo en la búsqueda
de pruebas incriminatorias capaces de justificar la ausencia de
íntimos en mi existencia, posiblemente el arduo trabajo
desempeñado, y que ocupó gran parte de mi vida, haya
impedido
que
dedicara
el tiempo que conlleva y la atención que merece cultivar una buena
amistad. Y
ya
sabemos que éstas para que prosperen hay que mimarlas con paciencia y esmero.
Al
igual que escaseo de amigos incondicionales, por el contrario abunda
en mi vida, y estoy gustoso de ello, un variopinto tipo de
amistades menos íntimas pero muy recomendables. Aludo
a conocidos
de diferente índole, vecinos afectuosos, fieles y osados compañeros
de diversión etc. También estoy orgulloso de contar con la amistad
sincera, aunque en la distancia, de antiguos camaradas de juventud.
En
esta capacidad que poseemos los humanos para el altruismo, que en el
fondo es la mayor cualidad que subyace en la amistad, estimo oportuno
dejar al margen a la familia y a la pareja, porque entiendo que es
otra forma muy diferente de relación. Aquí,
por el tipo de afecto que derrochamos: cariño por consanguinidad en
el primer caso y
de amor y sexo en el
segundo,
no a lugar al modelo clásico y homologado de amistad desinteresada.
También
me vale como complemento, y estoy muy satisfecho de ello, de las
decenas de amigos con los que disfruto dentro de las llamadas redes
sociales, principalmente Facebook. Comparto
con ellos:
fotos, citas, chistes, anuncios y otros tipos de correspondencia
virtual. Son
estos, elementos muy queridos y necesarios para mi estabilidad
emocional, pero insuficientes para el anhelo perseguido en esta
pequeña reflexión, y que no es otro que el deseo de haber
tenido, al menos, un par de los llamados…Amigos
íntimos.
Dicho
queda...
Joaquin
Yerga
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