jueves, 2 de noviembre de 2017

El partido del siglo





Los ganadores tienen metas; los perdedores, excusas. 
Anónimo
         


Se terminó el partido llamado del siglo y ha ganado España por goleada. Nadie duda a estas alturas que ha sido agotador; de los que dejan huella de por vida en los aficionados.
Según las casas de apuestas los pronósticos antes de disputarse el encuentro eran: igualdad de probabilidades ante el resultado final del mismo. Sin embargo el otro equipo, el perdedor, a pesar de jugar con todas sus fulgurantes estrellas, nada más empezar dio muestras palpables de un declive moral y físico preocupante. Su delantera, ante la falta de un Messi que con su magia resolviera el encuentro, careció por completo de la fortaleza y audacia de las que suelen hacer gala los equipos de Primera. Con los jugadores del medio campo prácticamente desaparecidos la defensa hizo aguas de manera escandalosa, con lo que el equipo llamado a ser “Más que un Club”, defraudó a propios y extraños de modo alarmante. El capitán de ése equipo venido a menos, lejos de reconocer su derrota sin paliativos a anunciado su fichaje por el único club del mundo capaz de hacerse cargo de ruinas célebres, el Racing Club de Bruselas, que ha asegurado a los medios informativos que lo mantendrá un tiempo sin sueldo a la espera de resultados.
Por la otra parte, el equipo español ha salido sin duda muy reforzado del importante choque. Nadie olvida que partía con serias dudas de resolverlo adecuadamente, pero ha sabido reaccionar a tiempo y al final se impuso con un marcador contundente... de los que hacen historia.
Todos los entendidos apuntan a que el detonante que hizo a España motivarse y hacerse un equipo uniforme y aguerrido fue la dura charla del seleccionador unos días antes del partido. Y que todos los aficionados, por cierto, pudimos ver en directo. Después, la estrategia y planteamiento del mismo a cargo del antaño cuestionado capitán el equipo fue imprescindible para la victoria final. No hay que olvidar tampoco el empuje aplastante y definitivo de la afición. Ése llamado jugador número doce, que ha sabido aupar al equipo (con sus gritos de ánimo y sus constantes agite de banderas) hasta lo más alto de la dignidad y del orgullo de unos colores.
Ahora, como todo buen jugador que se precie, el vencedor no debe hacer leña del árbol caído. Solo ellos, los derrotados, deberán recapacitar. Tendrán éstos que recomponer sus depauperadas huestes con miras a hacer del equipo uno mas humilde, capaz de jugar, (sin soberbia supremacía) en la misma liga que el resto. Y por supuesto aceptar las normas que la federación europea y nosotros mismos nos hemos dado.
Estamos de suerte, una España más unida que nunca ha ganado la copa y la liga, y solo nos falta para redondear esta excelente temporada ganar la Champions. Que se juega por cierto, el próximo 21 de diciembre. Esto pinta bien. Todo el mundo nos señala como favoritos... vamos a no defraudarles ¡Aúpa España!
Dicho queda…
                                  Joaquín Yerga

                                  02/11/2017

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