Pequeñas maldades
Dicen
que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se
aprovechan.
Camille
Sée
Si
miramos con detenimiento ciertas partes de nuestra historia, nos dice
ésta que los españoles somos muy dados a deslealtades. Y conste que
recurro a este apelativo por no aplicar otro más contundente. A lo
largo del articulo nombraré a algún personaje especialmente ingrato
con la tierra de sus antepasados.
También
es cierto que la historia es una ciencia sobre la que no
podemos afirmar que sea exacta porque, a pesar que lo que se diga en
ella sea pasado, cada historiador la cuenta a su manera según
sus principios e ideología. Y se supone que la escriben los
ganadores pues, lamentablemente, a los perdedores nunca les dieron la
oportunidad de contar su versión de los hechos.
Conocer
la historia y sobre todo la nuestra, creo,debería ser una asignatura
de obligado cumplimiento por todos y no un mero trámite educativo.
Tendríamos que refrescarnos la memoria colectiva e invocar aquella
sentencia que dice: “El
país que no conoce su historia está condenado a repetirla,”. Y
eso es atroz, porque nuestro pasado tiene episodios muy truculentos.
Nuestro
país, España, ha tenido un pasado muy rico y variado en
acontecimientos. Unos han sido buenos y fructíferos. Otros por el
contrario pésimos. Y es que de todo ha habido como es
natural tratándose de uno de los grandes países del mundo, con
imperio incluido, durante varios siglos.
Nosotros
empezamos a ser alguien en la historia a raíz de nuestro
descubrimiento del Nuevo Mundo (América), llamada así curiosamente
en honor a un italiano, Américo Vespucio, que fue de los
primeros en escribir sobre ese gran continente. Incluso
anteriormente ya contábamos algo en el mundo conocido; exactamente
en tiempos del Imperio Romano. En esa lejana época nos tenían y
apreciaban, por cierto, como una de las provincias más
relevantes, Hispania.
Abundando
sobre lo de América, no sé si muchos conocen el origen de los
nombres de las naciones del sur de ese continente. Si no es así, en
cuatro palabras se lo cuento.
Por
ejemplo, de la Venezuela de
Maduro. La nombraron así los españoles debido a las numerosas
lagunas que había en algunas zonas del país. A muchos les
recordaba a la Venecia italiana. Ahora y por desgracia, esos
mismos verían: dictadorzuelos, penurias alimentarias, mucha
represión y
desiertos...económicos.
De Bolivia está
más claro su origen, es una derivación de Bolívar, (Simón
Bolívar). Fue un homenaje al más famoso líder de la independencia
de la zona. Por cierto, hace un par de días visité la iglesia de S.
José, en la calle Alcalá de Madrid y en su interior contemplé con
curiosidad una placa conmemorativa en honor a la boda que allí
celebraron aquél y una madrileña de pro….Después este sujeto nos
traicionó sublevándose, junto con otros muchos criollos, (hijos y
nietos de españoles como él) en contra de su madre patria. Como
puede comprobar el resignado lector, nada nuevo bajo el sol, nos
sigue pasando, solo que ahora mas cerca.
De Colombia obviamente
no hay que esforzarse demasiado para comprender que se le puso ese
nombre en honor a Cristóbal Colón. Al hilo del
personaje, parece confirmarse la teoría de que este gran marino
vino al mundo en Génova. Definitivamente era italiano y no
portugués o catalán como han sugerido algunos, “eminentes
independentistas”.
Otras
naciones del cono sur americano, que durante más de tres siglos
pertenecieron a España, les deben sus definiciones a los
habitantes nativos que ocuparon sus distintos territorios, como son
Chile, Perú etc… Esto en cuanto al nombre del país, si hablamos
de sus capitales y ciudades, la inmensa mayoría de sus apelativos
son transcripciones exactas de pueblos de España. Sin ir más lejos,
ahí tenemos a: Córdoba, Barcelona, Valencia, Medellín, Mérida,
Cartagena etc .todas ellas grandes ciudades americanas y homónimas
de las españolas.
Si
desde el sur de este gran continente remontamos el ecuador y pasamos
hasta centroamérica, ídem de lo mismo, Honduras, denominada
así por el puerto de Honduras en Cáceres; El Salvador por tema
religioso etc….En México, por supuesto, todo él está cuajado de
nombres castellanos.. Pero de todo aun sorprende (y es algo de lo que
teníamos que estar bien orgullosos) de la conservación intacta
de los topónimos dados por nuestros antepasados a los distintos
territorios y ciudades del coloso vecino del norte, los Estados
Unidos.
Toda
la mitad sur de ese gran país, que una vez perteneció a México,
sigue conservando un sonoro nombre español. A nadie se le escapa
que, Florida, Colorado, California, Arizona, Luisiana etc. en lo
tocante a estados. O Los Ángeles, Sacramento, Albuquerque, S.
Diego etc. en ciudades (ahora grades urbes), son de procedencia
castellana. En cuanto a grandes accidentes geográficos o ríos como:
Rojo, Grande, Nevada etc…todos estos bonitos y ostentosos nombres
se lo deben a los conquistadores españoles (gran parte de ellos
extremeños) que fueron los primeros en pisar esa tierra. Hubo algún
que otro misionero, como el mallorquín Fray
Junípero Serra, que
tiene en su haber la fundación de San Francisco y otras muchas
de las misiones que fueron germen de las actuales grandes ciudades
californianas.
Evidentemente
no podemos estar completamente orgullosos de toda la
herencia dejada por nuestros antepasados en el Nuevo Continente.
Sí, del idioma, que es un verdadero tesoro. Si no fuera por él
habría ahora una babel idiomática allí. Cada país hablaría una
lengua diferente con la consiguiente merma de entendimiento entre
ellos. No obstante, otros legados no fueron tan beneficiosos
para los indígenas, que de alguna manera occidentalizamos.
En
religión impusimos el catolicismo a la fuerza y por lo tanto el
posterior grado de desarrollo político y económico (tan relacionado
a este credo) fue tan pésimo como en su Madre
Patria. Otro
gallo les hubiera cantado a los aztecas, incas o mapuches si en vez
de españoles, los que vieron aparecer por las costas orientales del
continente aquel doce de octubre de 1492, hubieran sido más altos,
más rubios y con los ojos azules, es decir ingleses. Quizás a estas
alturas del siglo XXI llevarían disfrutando muchos años de un mayor
grado de libertad, democracia y progreso, tal y como lo llevan
haciendo, por cierto, Canadá, Estados Unidos o Australia, todos
países colonizados por los, hijos de la Gran Bretaña. También
llamada por sus enemigos, la Pérfida Albión, es decir,
ingleses.
Que
conste que aun reconociendo nuestros fallos y los deplore, aquí
y allá, donde pisamos tierra, lo hicieron nuestros antepasados
y como tal hay que aceptarlo. Tampoco nosotros aquí fuimos los más
listos de la clase, precisamente. Muchos historiadores hoy en día
piensan que el descubrimiento y posterior colonización
de América, nos trajo a la larga mas perjuicio que
beneficio. Pero eso es largo de contar y no es el momento.
Aun
así, lo mejor de todo es el idioma castellano y sus, casi ya seiscientos millones de hablantes. Eso nos hace importantes en el mundo a pesar
de que en algún lugar de nuestro propio territorio renieguen de él.
De alguna manera nuestra lengua es un salvoconducto que nos mantiene
unidos. Imaginemos por un momento que solo se hablara en España,
entonces hacía ya, me temo, muchos años que estaríamos troceados
en pequeños reinos de taifas, como en la Edad Media. Y es que nadie
es perfecto…Un país tampoco.
Dicho
queda…
Joaquín
Yerga
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