domingo, 18 de septiembre de 2016

Los puentes de Madison



                                                                                

Porque también somos lo que hemos perdido.

"No quiero necesitarte porque no puedo tenerte".. Hermosa frase esta con la que, Robert  Kincaid (Clint Eastwood) le partió el corazón a Francesca (Meryl Streep). Son diálogos de esa fantástica película que muchos conocemos y admiramos… Los puentes de Madison.
Recuerdo que cuando el libro cayó en mis manos, al poco de publicarse, ya imaginaba que sería muy leído, pues es de los que se ojean de un tirón. La trama de la novela en cuestión es una tremenda historia de amor otoñal. Aun así no puede ser más fresca y romántica, a pesar de la madurez de los protagonistas o tal vez por ello.
Del guion poco que decir, lo conocemos todos de pasada. Pero tal vez algunos detalles se os pase desapercibidos. Y para evitar que os vayáis de rositas aquí estoy yo para recordárselos.
La historia se desarrolla en el Medio-Oeste americano... Francesca, cuarentona ella pero de muy buen ver, se queda sola unos días en su casa de las afueras porque su marido y sus dos hijos se desplazan a una feria de ganado al vecino estado de Illinois.
Al poco aparece en escena Robert Kincaid, un fotógrafo bohemio que viaja al condado de Madison (allí vive ella) a fotografiar por orden de la revista National Geographic, unos viejos puentes de madera del siglo XIX, en riesgo de desaparecer.
Ambos se ven, se conocen y se enamoran; conciben en un corto espacio de tiempo de apenas un par de días una ardiente historia de amor. Francesca se descubre una pasión desconocida hasta entonces. Harto de recorrer el mundo, Robert cree haber encontrado el amor de su vida. 
Han sido dos días intensos de amor profundo. Algo nuevo ha surgido en sus corazones, Pero la familia de Francesca regresa y ella tiene que decidir. Un abismo de dudas se le abre. Debe elegir entre, el marasmo y la rutina de una vida monótona e inconsistente, o irse con Robert en pos de una aventura desconocida, quizás más insensata, pero apasionada.. Elige lo primero, y eso le costó el corazón..
Unas cuantas escenas de la peli ponen la piel de gallina al más duro espectador: aquella en la que Robert, dentro de su genuina furgoneta Pick up, espera la decisión final de Francesca, mientras fuera, en la calle, y ajeno al vibrante drama, cae un chaparrón de justicia, es conmovedora...
La película la iba a dirigir en un principio Sídney Pollack, el director de filmes tan estupendos como: Memorias de África, Sabrina, Tootsie, o Tal como éramos. El actor preferido de este director fue nuestro siempre admirado (sobre todo por las féminas) Robert Redford; por lo tanto él era el destinado a protagonizar el papel de Robert Kincaid si no se hubiesen rotos las negociaciones. Al final fue Clint Eastwood el designado, y él se llevo los honores.. y también los inmensos caudales que recaudó la película.
Sea como fuere la cosa creo que fue un acierto escoger a estos dos personajes para interpretar esta bonita película. Ambos estaban en la plenitud de sus vidas y carreras, y sin duda contribuyeron al éxito de ella. Los Puentes de Madison es uno de los pocos casos en los que la versión cinematográfica no desmerece para nada de la novela escrita. 
Por cierto, el libro lo trajeron a mi casa los del Circulo de Lectores, del que mi hermana era socia. Nunca le estaremos suficientemente agradecidos en Fuente de Cantos y en general todos los pueblos pequeños de España, a la estupenda labor para la divulgación de la lectura de aquella empresa (ya no existe) del grupo Planeta. 
En el patio de mi casa y repantingado en la tumbona al fresco de la tarde, aún me veo leyendo y suspirando por las imaginadas escenas de amor entre Francesca y Robert. Luego fueron otros libros y otras historias las que me ganaban el corazón. Entre ellas casi todos aquellos primeros Premios Planeta recién salidos al mercado y que el Circulo de Lectores me los hacía traer a casa..
Joaquín

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