En aquel tiempo el maternal cariño
como un Edén el mundo me pintó;
yo lo miré como lo mira un niño,
y mejor que un Edén me pareció.
Mi
vida resbalaba entre delicias
prodigadas, ¡oh madre! por tu amor.
¡Cuántas veces, entonces, tus caricias
acallaron mi llanto y mi clamor!
¡Cuántas
veces durmiendo en tu regazo,
en pájaros y flores yo soñé!
¡Cuántas me diste, oh madre, un tierno abrazo
porque alegre y risueño te miré!
--Espronceda--
La noche en la que murió Octavio Augusto (el fundador de Mérida) en el año 14, Tiberio, su hijastro, y su madre Livia, estaban presentes durante el óbito. Ambos pudieron escuchar sus últimas palabras “Acta est fabula, plaudite”.. O lo que es lo mismo “la comedia ha terminado. aplaudid”.. Esto es rigurosamente cierto.
Tiberio no quería ser emperador, se lo exigieron Octavio y Livia. A partir de ahí, Tiberio, que había sido un buen general, se convirtió en un emperador triste y amargado.. “El más apesadumbrado de los hombres” llegaron a decir de él..
Con el tiempo Tiberio se fue recluyendo más y más en si mismo, padeciendo lo que aquí llamamos el “Síndrome de la Moncloa”. Apenas conocía el sentir del pueblo, y veía complots y conspiraciones por todos lados.
Por cierto, Tiberio solventaba esos complots comprando a sus críticos, corrompiendo a sus colaboradores o ejecutando a miles de sospechosos. Su método preferido de torturar a los reos era darle de beber mucho liquido, mientras se le hacia un nudo en el pene con una cuerda.. Los pobres reventaban, ¡claro!..
Bueno, en realidad no sé por qué se me ha ocurrido esto hoy, y si tendrá que ver con lo que está pasando en la política española. ¡Buah!, no lo creo.. No, porque Tiberio no quería ser emperador, y el que manda aquí se muere por serlo.😀😀😀
Joaquín
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