viernes, 23 de febrero de 2024

Karina, sus ojos verdes y el baúl de los recuerdos

                                                                                                   




¿Por qué cuando hay estrellas

duermen blancos sus sueños las doncellas?

¿Por qué cuando oscuras se ocultan,

nubes pasan por ellas?

¿Por qué hay estrellas fijas

y otras errando en busca de sortijas?

¿Por qué esta noche tiemblan, sino para

que yo cante y tú elijas?

--Gerardo Diego--



¿Cuántos kilómetros hay de Madrid a Sevilla? ¿Quinientos?. Son unos cuantos. Pues ahora imagínenselo hace trescientos años; sin asfalto, ni señales ni túneles, es decir, un simple camino polvoriento en verano y embarrado en invierno...

Si emprendemos el viaje, no pasando por Extremadura, sino camino de Despeñaperros, había antaño tramos muy despoblados que eran el terreno idóneo para que los bandoleros que infestaban la zona, asaltaran las diligencias que iban y venían. Acuérdense del “Tempranillo” y de “Curro Jiménez”. 

Para intentar mitigar en lo posible ese feo asunto, el ministro de Carlos III, Campomanes, presentó al rey un proyecto innovador: crear nuevas poblaciones en esos desérticos tramos. Le dieron el encargo al intendente liberal, Pablo de Olavide, un navarro nacido en Perú, que enseguida se puso manos a la obra; estamos hablando de 1767..

Se pensó para repoblar la zona, dada la escasa población española de entonces, con gente de Europa central, sobre todo alemanes y holandeses de cabellos rubios y religión católica. Pero la cosa se complicó, los gobiernos de esos países dificultaron la tarea y en vez de reclutar campesinos honrados, aprovecharon y nos endilgaron mendigosvagabundostrúhanes y maleantes. En conjunto, unas 6.000 personas desarrapadas se pusieron en marcha camino de Andalucía..

Fundaron quince pueblos a lo largo del Camino Real de Andalucía (Autovía A-4) entre ellos: La Carlota, La Luisana, La Carolina (nombres de la familia de Carlos III) o Prado del Rey.. Aparcelaron las tierras circundantes y a cada familia de colonos le entregaron 50 fanegas de tierra, cinco gallinas, cinco cabras, cinco ovejas, dos vacas y una puerca.. Y todo con exención de impuestos durante diez años...

Pasado un tiempo la cosa funcionó regular.. Algunos no se adaptaron y volvieron a sus países de origen, otros murieron de enfermedades o por el impenitente calor de la zona. Pero, ¡ojo!, de los que aguantaron, aún hoy, trescientos años después, se distinguen perfectamente por sus apellidos y por sus rubicundos aspectos nórdicos sus descendientes.

Dense una vuelta por el bonito y bien diseñado pueblo de La Carolina, en Jaén, y verán qué hermosas mujeres de ojos claros, herederas de aquellas valquirias alemanas pasean por sus calles. Recordad a Karina, la del "el baúl de los recuerdos" nacida en la zona y mirad que hermosos ojos tiene.. 

Joaquín





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