Amalo todo, bebe de las rosas,
como la abeja, el zumo y la dulzura,
entrégate a la gracia de las cosas,
la vida, como el arte, es la ternura.
--Ricardo León--
¿Será cierta esa imagen. estereotipada, que tenemos todos de que, con la edad los hombres nos convertimos en unos gruñones y viejos verdes?.
Pues iros olvidando. Va a ser que no. Todo apunta a que los viejos, al tener más control sobre las emociones, los hacen ser más tolerantes. Es decir, el que sea gruñón o viejo verde lo es porque ya lo era antes. Lo dice la ciencia, conste.
Hay facetas de la personalidad que cambian a mejor con la llegada a la vejez: nos volvemos más agradables y menos neuróticos. Sí sí, con la edad nos volvemos altruistas y confiados y hasta más simpáticos, incluso se nos reduce el narcisismo y la psicopatía, rasgos típicos de la juventud.
"La personalidad se asienta con el paso a la edad adulta y se estabiliza sobre los 30 años" Dicen.. Jajaja, me río yo de esto. Eso se creía antes. Ahora se sabe que los de sesenta somos más empáticos y estamos mejor adaptados socialmente que los imberbes. Sin ir más lejos, yo soy ahora más tratable que a los 30. ¡Vamos, como de aquí a Manila!..
Nuestra personalidad puede estar marcada por factores genéticos, es cierto, pero las presiones sociales la van modelando a lo largo de nuestra vida. Es decir, que nuestra personalidad está ligada a nuestro bienestar y al proceso de envejecimiento,
¡Ah!, y eso de que, mientras más viejo más pellejo, ni de coña, eso era antes. Ahora los viejos somos: llevaderos, interesantes, complacientes, atractivos, doctos, amenos, cariñosos, cautivadores y, en comparación con los jóvenes (que están económicamente tiesos) forraos. 😋😋😋
En fin
Joaquín
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