viernes, 9 de marzo de 2018

Cosas que nunca te dije





No juzguéis y no seréis juzgados
Jesucristo 

Teniendo en cuenta que Jesucristo tal vez sea el hombre más influyente que nos ha dado la historia y los siglos, es francamente poco lo que sabemos de él. Algunos historiadores se aventuran a decir que apenas sabemos nada de su vida. Pero entresacando algún dato que otro y revisando notas y textos de gente que vivió en su época y lugar podemos arriesgarnos a cumplimentar el curriculum personal de su vida y andanzas; aunque advierto que éste es muy poco convencional. Muchos os sorprenderéis al descubrir cosas de él que nadie jamás os han contado.
Sí, mirad, algún dato fiable nos revela que su padre, José, fue ciertamente un carpintero viudo, ya mayor y posiblemente con hijos. Su madre, María, sin embargo, era casi una niña cuando se casó con él. Quizás por eso en cuanto Jesús se dio a la vida pública su padre desaparece de la escena; lo más probable es que ya hubiera muerto y por eso no se le vuelve a mencionar en ningún texto bíblico.
Otro hecho desconcertante porque jamás nos lo contaron es que María no era tan pobre como podríamos pensar. Todos sabemos era hija de Joaquín y Ana, pero su padre sorprendentemente era un adinerado propietario y disponía de ovejas y terneras. ¿entonces? ¿Por qué de la pobreza y humildad del pesebre en Belén?
Otro gran enigma son los más que probables hermanos de Jesús, porque haberlos haylos. Según una carta de S. Pablo a los corintios se informa que al morir Jesús sus hermanos se instalaron en Jerusalén. El más conocido, Santiago (no confundir con el apóstol) se hizo cargo de la comunidad cristiana de esa ciudad y sabemos que fue lapidado en el año 62 dc.. Los otros fueron: Jacob, José, Judá y Simón; incluso se cree que también hubo hermanas, aunque de esto apenas hay datos. Todos estos realmente serían hermanastros, es decir, hijos e hijas de José, que los traía de otro matrimonio anterior cuando se desposó con la, casi, niña María.
Pero siguiendo con la vida no conocida de Jesús, deducen expertos que el idioma materno de Jesús fue el arameo; apenas sabia hebreo, que era su raza, y tuvo que aprenderlo en la sinagoga. Hay historiadores que creen que era muy inteligente; tanto que llegó a aprenderse todas las leyes judías de memoria, incluso a interpretarlas, quizás por eso le llamaban “Maestro”..
Jesús emprendió la vida publica ya maduro, tenia entre 30 y 32 años. Recorrió diversos territorios y trató con mucha gente. Esto le hizo adquirir ciertos conocimientos de filosofía. Se hizo bautizar en el río Jordán por su primo Juan el Bautista, que ya profetizó sus peripecias futuras. Estos episodios si nos son más conocidos.
Si bien es cierto que de su juventud conocemos muy pocos datos, no así de sus últimos días, que está la cosa más clara. Se sabe con cierta seguridad que la Última Cena fue en jueves, la detención esa misma madrugada, y la crucifixión y muerte el viernes. El sábado lo enterraron, pero nos falta el año definitivo de estos acontecimientos. Hubo un lío a la hora de confeccionar el nuevo calendario que aun no se ha solventado.
¿Y del aspecto físico de Jesucristo qué sabemos?... pues muy poca cosa. Bien es verdad que siempre nos lo han representado como un hombre joven, de apariencia europea y con el pelo largo y medio rubio, pero eso es imposible porque Jesús era judío de pura cepa. Para el que no lo sepa, los judíos puros son semitas y estos poseen unas características muy definidas, son parecidos a los árabes, es decir, morenos y de piel más bien tostada.
El primer retrato que tenemos de Jesús apareció en una pared de unas catacumbas romanas del año 180 d..c.. O lo que es lo mismo, 145 años después de su muerte y nos lo presentan como un hombre ciertamente semita, con la nariz puntiaguda, barbudo, de labios gruesos y con el pelo negro y abundante. Ésta es la imagen que más se ajustaría a su verdadero aspecto. Aunque la primera autoridad importante que habla de la apariencia física de Cristo es el obispo san Ireneo de Lyon, que aseguró que existían representaciones de la época hechas por gente que lo conoció, pero lamentablemente se han perdido esas referencias.
Lo cierto y verdad es que todo lo que sabemos de Jesús es lo que las autoridades del momento quisieron que supiéramos, pero que no tiene que ser necesariamente la verdad de lo que pasó. Pero ya lo dijo una vez un tal Harold Bloom, estudioso de la Biblia, “Todos los hombres y mujeres que conozco tienen dentro de sí su propio Jesús” Y al final eso es lo que cuenta, ¿no les parece?
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Joaquin Yerga
                                        



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