lunes, 7 de diciembre de 2015

Y el ganador es...

                                                                            

La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás.
                    (W. Churchill)

   Ya tenemos otra fecha mítica que enmarcar en el tablero de nuestra reciente historia… el 20 D.  Afortunadamente  con las próximas son ya muchas las elecciones que llevamos desde el reinicio de la democracia y eso es señal de desarrollo cívico y progreso democrático por nuestra parte.
 Hay naciones que nos llevan ventaja en esto de libertad y pluralismo, es cierto. Nosotros la perdimos por culpa de la guerra civil y el  franquismo pero estamos recuperando a marchas forzadas el terreno perdido.
  La nuestra  es,  digamos… una democracia aun joven, hemos pasado ya la niñez y pubertad y estamos alcanzando la mayoría de edad. Pero tal y como los adolescentes de hoy en día se comportan podemos, decir que estamos razonablemente   preparados para los nuevos tiempos.
  Conseguir una democracia plena  con leyes justas y acorde con los tiempos  que corren no es tarea fácil, para eso se necesitan muchos años  de dura convivencia e identificarse íntegramente con ella.
  Las leyes las crean  nuestros representantes según necesidades. Se promulgan y después se aplican pero para que completemos  todo  un conjunto  de estas y se llegue a  comprobar  su eficacia y proporcionalidad  hacen  falta años, mucha experiencia y sobrada preparación. En esto pasa un poco como con los nuevos medicamentos que se descubren. Necesitamos lustros  de aplicación en cobayas para verificar que no tienen efectos secundarios antes de sacarlos al mercado.
  Nosotros, los españoles, aunque no lo creamos  estamos llegando a un alto grado de perfección en  pluralismo y respeto entre todos, incluidos las minorías. Hemos pecado a veces de novatos, es cierto, como recién incorporados que estamos a este mundo de libertades,  y... en muchas normas y actitudes creyendo ir un poco más lejos que nadie en garantías  democráticas nos pasamos de rosca varios pueblos. Ahora de sabios es rectificar y toca ajustar oferta y demanda en legislación política.
  La democracia es un juego muy complicado y sutil y  para llevarla a su más alto grado de perfección es necesario sortear muchos escollos. A menudo, ante evidentes atropellos,  dan ganas de tirar por la calle de en medio  y acabar con el problema de manera contundente aunque bordeara la legitimidad. Pero al final aunque abunden y sean fieros los enemigos  es más inteligente hacer buen uso de ella en toda su amplitud y utilizar todos los recursos que nos ofrece. Me estaba acordando al respecto del desafío independentista, del terrorismo de ETA, de la corrupción etc.
  Las soluciones que nos ofrece una democracia avanzada a las  agresiones que contantemente sufre,  (a menudo) son soporíferamente lentas pero cuanto el cuento termina casi siempre es satisfactorio para los demócratas. Incluso se da la paradoja  de que gracias a la generosidad de esta, muchos  pretenden destruirla  desde dentro, aprovechando maliciosamente cualquier resquicio legal.
  Ahora, en estos próximos comicios, las expectativas para la formación de un nuevo gobierno son inéditas. Ya no dependemos de dos partidos en donde depositar nuestra confianza sino de cuatro. Lógicamente tendrán que pactar entre ellos para alcanzar una mayoría suficiente.
  A mí,  que sigo confiando en las bondades del bipartidismo a pesar de los pesares, tampoco me quita el sueño este nuevo panorama, y  en consecuencia miraré el lado positivo de las alianzas. Si todo va como la lógica impone las diferentes opciones se tendrán que reposicionar cada cual con su ideología y al final cediendo unos y mitigando sus grandilocuentes pretensiones otros limarán asperezas y el que gobierne lo hará de manera controlada y moderada. No le queda otra… afortunadamente para todos…o no?
  Lo que está muy claro, a mi entender,  es que no hay que asustarse por el resultado que nos dé el conteo final de votos  porque los márgenes de actuación son muy estrechos y el personal apenas lo vamos a notar. Hoy en día las leyes europeas cada vez son más numerosas  y de obligado cumplimiento, y esto unido, (para asuntos más  graves), la subrogación de posibles desvaríos legales al gran marco de nuestra constitución, hace que la coalición que nos gobierne… no se salga de madre. Hay que recordar que la constitución  es susceptible de reforma pero es necesario tres cuartas partes de votos favorables.
  Nuestras leyes electorales tendremos que actualizarlas más pronto que tarde pero de momento es lo que tenemos. Yo me quedo con los que proponen,  (a no mucho tardar), la segunda vuelta en todos  los comicios. En las generales, si nadie obtiene  mayoría por supuesto. Nos hubiésemos  ahorrado muchos quebraderos de cabeza.  ¿Cuánto nos han saqueado los minipartidos  nacionalistas por apoyar a los diferentes gobiernos de turno? Y… ¿Cuánto hemos contribuido el conjunto del estado por esto último  a aupar a estos partidillos  vende-patrias?.. Vete a saber…
  En las comunidades autónomas también pero sobre todo en los ayuntamientos, en donde a veces  lo preside, gracias al compadreo de alianzas,  el que menos votos ha sacado y eso no es justo...o no?
   A pesar de las pequeñas  o grandes imperfecciones,  el régimen  democrático que nos hemos dado y que llevamos con él cuarenta años es, como diría Churchill, el menos malo de todos los inventados por el conflictivo ser humano. Nunca jamás en nuestra dilatada historia hemos tenido un tiempo tan largo de respeto entre todos, prosperidad y bienestar, así que… a cuidarlo que no es poco.
  El domingo día veinte cada uno con su papeleta, cuyo acto de introducirla en la urna, es el cenit de la democracia, elegirá  a su representante y entre todos nos gobernará el más votado, o en su defecto el preferido de una hipotética coalición. El resto tendremos otra oportunidad dentro de cuatro años. Eso sí,  yo recomiendo dar la confianza al partido que se ajuste a nuestra ideología y ofrezca propuestas creíbles según  nuestro parecer y no votar con ira en contra de nadie, o con la nariz tapada,(según dicen ahora).  Cuatro años son muy largos y da para mucho…incluso para arrepentirse amargamente.  Dicho queda…
                                                                                                Joaquín Yerga
                                                                                                   06/12/2015



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