lunes, 14 de diciembre de 2015

El debate

El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres.
         (Platón)

  Hoy,  lunes por la tarde, que es cuando me dispongo a opinar sobre el asunto del día (el debate) ignoro aun el resultado del cara a cara en televisión de los dos líderes de los principales partidos de nuestro país. Es mucha la importancia que se le está dando aunque imagino que son los medios de comunicación los más interesados en el asunto.
  Apenas ya nadie se acuerda del anterior debate, (a cuatro) que organizó antena3 y según los mismos medios era el decisivo. Lógicamente y como debe ser natural  deciden bien poco.
 Todo este marketing audiovisual que despliegan alrededor de la política y más en tiempo de elecciones  proviene, como casi todo, de los Estados Unidos.  Fue allí,  a partir del famoso debate  televisivo que enfrentaron a Kennedy y Nixon para las elecciones  presidenciales de 1960 y que según encuestas y estudios posteriores perdió este último como consecuencia de… ciertos retoques o defectillos que no supo enmendar. Entre estos,  dicen los que saben,  el cierto nerviosismo de Nixon frente a la mayor serenidad del contrincante o incluso su exceso de sudoración.  Mal vamos si el que nos gobierne durante los cuatros años siguientes dependa del grado de transpiración del  líder.
 Estos debates, como todo lo que lo que lo rodea, es pura propaganda, carnaza para tertulias venideras y relleno de periódicos que les viene muy bien. Estos días previos a las elecciones llenan las depauperadas arcas con los cuantiosos ingresos publicitarios al albur de los acontecimientos, pero poco más.
 Entiendo que allá en los Estados Unidos cualquier pose mal dada o una corbata inadecuada cueste muchos votos, porque allí una mayoría de ciudadanos apenas van a votar, entienden la política de otra manera y las diferencias entre Republicanos y Demócratas, los dos grandes partidos, son mínimas, dependen muchas veces de la simpatía o atractivo de los candidatos. Sin embargo,  aquí en España la cosa difiere bastante.
 Nosotros,  la política la vivimos de manera mucho más pasional, nos entregamos en cuerpo y alma a ella. Creemos… a pies juntillas,  que el estado nos va a resolver todos los problemas y por lo tanto somos tan ingenuos que nos volcamos con nuestro partido político… a degüello.
 Aquí,  en nuestro país es habitual oír frases tan rotundas como que se es de un partido hasta la muerte.  O que todos sus ancestros han simpatizado con determinada organización política y por lo tanto ellos no van a ser menos. Son posiciones, a mí entender, totalmente equivocadas y que denotan cierto arcaísmo democrático y carencia de pensamiento libre,  pero…  es lo que tenemos.
 Con estos mimbres que describo sobre nuestra idiosincrasia creo que una mayoría de votantes tienen ya más que decidido su voto y me resisto a creer que debido a algunas, digamos…frivolidades o posturitas vayan a alterar significativamente ninguno de los dos el porcentaje de,  abducidos simpatizantes,  durante el  corto debate de esta noche.
 A mi entender  un estilo de política a seguir durante unos cuantos años (lo que dura la legislatura) debemos repensarlo detenidamente pues nos jugamos bastante en ello para  hacerlo por impulsos.
  Las personas que lideran los partidos no deberían ser lo básico en política, sino las ideas. Son estas en general  las que con mucha enjundia nos pueden satisfacer más o menos en nuestra manera de ser o de pensar.  Estas políticas,  en donde incluimos normas, actuaciones y formas de aplicar ideales o pensamientos,  bien sean de carácter  práctico o utópico son las que verdaderamente deben movernos.
 Desde el capitalismo más puro en donde la propiedad privada es lo más sagrado y el  individualismo más conspicuo aboga para que cada uno se labre su presente y su futuro, hasta el comunismo más ortodoxo  propiciador de un estado mastodóntico que  todo se regula desde él y no exista lo individual sino que papá estado nos marque a todos y cada uno cómo vivir y cómo comportarse, hay  opciones intermedias que rebuscan en uno y en  otro extremo y se quedan con lo mejor.  Por supuesto cada una de estas opciones está supeditada a nuestro gran marco legal y democrático (la constitución) que es nuestra decisión mayoritaria. Con estos…cimientos  lo ideal sería que cada uno conociéramos  bien las líneas maestras de ellas y  sepamos cuales  encaja mejor con nuestro ideario y pensamiento.
 Por otra parte de sabios es cambiar de opinión y de creencias,  además es saludable. No siempre comulga uno a lo largo de su vida con las mismas ideas. Cuando se es joven y aun no hemos realizado nada productivo para la sociedad pensamos de una manera desprendida, quizás utópica.  Después,  cuando llevamos décadas contribuyendo  religiosamente con impuestos tal vez desorbitados y otras servidumbres  y nuestros ojos han  visto  demasiadas eventualidades, se piensa de otra. Es una ley que casi siempre se cumple. Si damos por buena esa máxima que dice que cambiamos antes de creencias políticas que de equipo de futbol, pues qué mas podemos añadir…
 Por todo,  a mi entender el debate estrella de esta noche decidirá poco o nada en la opinión de los votantes. Incluso ese treinta por ciento  de indecisos que auguran las encuestas son personas recelosas que se niegan a confesar  a qué partido  profesan su devoción y confianza.
 Con todo,  no me lo perderé, por si acaso…
                                                                                           Joaquín Yerga

                                                                                             14/12/2015

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