El precio de desentenderse de la política
es el ser gobernado por los peores hombres.
(Platón)
Hoy, lunes por la tarde, que es
cuando me dispongo a opinar sobre el asunto del día (el debate) ignoro aun el
resultado del cara a cara en televisión de los dos líderes de los principales
partidos de nuestro país. Es mucha la importancia que se le está dando aunque imagino
que son los medios de comunicación los más interesados en el asunto.
Apenas ya nadie se acuerda del anterior debate, (a cuatro) que organizó
antena3 y según los mismos medios era el decisivo. Lógicamente y como debe ser
natural deciden bien poco.
Todo este marketing audiovisual que despliegan
alrededor de la política y más en tiempo de elecciones proviene, como casi todo, de los Estados Unidos.
Fue allí, a partir del famoso debate televisivo que enfrentaron a Kennedy y Nixon para
las elecciones presidenciales de 1960 y que
según encuestas y estudios posteriores perdió este último como consecuencia de…
ciertos retoques o defectillos que no supo enmendar. Entre estos, dicen los que saben, el cierto nerviosismo de Nixon frente a la
mayor serenidad del contrincante o incluso su exceso de sudoración. Mal vamos si el que nos gobierne durante los
cuatros años siguientes dependa del grado de transpiración del líder.
Estos debates, como todo lo que lo que lo
rodea, es pura propaganda, carnaza para tertulias venideras y relleno de periódicos
que les viene muy bien. Estos días previos a las elecciones llenan las depauperadas
arcas con los cuantiosos ingresos publicitarios al albur de los
acontecimientos, pero poco más.
Entiendo que allá en los Estados Unidos
cualquier pose mal dada o una corbata inadecuada cueste muchos votos, porque allí
una mayoría de ciudadanos apenas van a votar, entienden la política de otra
manera y las diferencias entre Republicanos y Demócratas, los dos grandes
partidos, son mínimas, dependen muchas veces de la simpatía o atractivo de los
candidatos. Sin embargo, aquí en España la
cosa difiere bastante.
Nosotros, la política la vivimos de manera mucho más
pasional, nos entregamos en cuerpo y alma a ella. Creemos… a pies juntillas, que el
estado nos va a resolver todos los problemas y por lo tanto somos tan ingenuos que
nos volcamos con nuestro partido político… a degüello.
Aquí, en
nuestro país es habitual oír frases tan rotundas como que se es de un partido
hasta la muerte. O que todos sus ancestros
han simpatizado con determinada organización política y por lo tanto ellos no van
a ser menos. Son posiciones, a mí entender, totalmente equivocadas y que denotan
cierto arcaísmo democrático y carencia de pensamiento libre, pero… es lo que tenemos.
Con estos mimbres que describo sobre nuestra
idiosincrasia creo que una mayoría de votantes tienen ya más que decidido su
voto y me resisto a creer que debido a algunas, digamos…frivolidades o posturitas
vayan a alterar significativamente ninguno de los dos el porcentaje de, abducidos simpatizantes, durante el corto debate de esta noche.
A mi entender un estilo de política a seguir durante unos
cuantos años (lo que dura la legislatura) debemos repensarlo detenidamente pues
nos jugamos bastante en ello para hacerlo por impulsos.
Las personas que lideran los partidos no deberían ser lo básico
en política, sino las ideas. Son estas en general las que con mucha enjundia nos pueden
satisfacer más o menos en nuestra manera de ser o de pensar. Estas políticas, en donde incluimos normas, actuaciones y formas
de aplicar ideales o pensamientos, bien sean
de carácter práctico o utópico son las
que verdaderamente deben movernos.
Desde el capitalismo más puro en donde la
propiedad privada es lo más sagrado y el individualismo más conspicuo aboga para que cada uno
se labre su presente y su futuro, hasta el comunismo más ortodoxo propiciador de un estado mastodóntico que todo se regula desde él y no exista lo
individual sino que papá estado nos marque a todos y cada uno cómo vivir y cómo
comportarse, hay opciones intermedias que
rebuscan en uno y en otro extremo y se
quedan con lo mejor. Por supuesto cada
una de estas opciones está supeditada a nuestro gran marco legal y democrático (la
constitución) que es nuestra decisión mayoritaria. Con estos…cimientos lo ideal sería que cada uno conociéramos bien las líneas maestras de ellas y sepamos cuales encaja mejor con nuestro ideario y pensamiento.
Por otra parte de sabios es cambiar de opinión y de
creencias, además es saludable. No
siempre comulga uno a lo largo de su vida con las mismas ideas. Cuando se es
joven y aun no hemos realizado nada productivo para la sociedad pensamos de una
manera desprendida, quizás utópica. Después,
cuando llevamos décadas contribuyendo religiosamente con impuestos tal vez
desorbitados y otras servidumbres y nuestros
ojos han visto demasiadas eventualidades, se piensa de otra.
Es una ley que casi siempre se cumple. Si damos por buena esa máxima que dice
que cambiamos antes de creencias políticas que de equipo de futbol, pues qué mas podemos añadir…
Por todo, a mi entender el debate estrella de esta noche
decidirá poco o nada en la opinión de los votantes. Incluso ese treinta por
ciento de indecisos que auguran las
encuestas son personas recelosas que se niegan a confesar a qué partido
profesan su devoción y confianza.
Con todo, no me lo perderé, por si acaso…
Joaquín Yerga
14/12/2015
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