El resultado final
de estas últimas elecciones ha sido, sin paliativos, un desastre para el
conjunto de los españoles. Así, con este
panorama de escaños tan repartidos no hay valiente
que forme un gobierno estable. Es si me apuran y mirado por encima de cualquier interés partidista, el peor resultado que se podría dar. Esperemos
por el bien de España, que es el de
todos, que los políticos cedan cada uno lo que tenga que ceder y lleguen a algún tipo de acuerdo satisfactorio.
Es la hora de los políticos.
Hasta ahora éramos los ciudadanos quienes con nuestro voto elegíamos
de manera más o menos mayoritaria al partido que queríamos que nos gobernase. Hasta la fecha de hoy, siempre
hemos designado con claridad meridiana la organización política que nos fuera a dirigir los cuatro años que dura la legislatura pero tras el incierto resultado de ayer son
ellos los que se deben a un bien común que es España. Son ellos, los políticos, los que ahora se tienen que poner
de acuerdo dando lo mejor de sí mismo y anteponiendo los intereses de partido
por el general, si no es así, algún día se les pedirá cuenta.
Los españoles por más que hayamos avanzado en tantas cosas seguimos
abrazados al pelotón de los torpes junto a Grecia y Portugal en el juego político.
Hemos denigrado hasta la saciedad el bipartidismo, con el que también nos ha ido, por cierto, desde la muerte de Franco. Hemos
hecho creer a tanta gente que este era un sistema defectuoso y si nos ha ido mal estos últimos años era por
su culpa.
No hay duda que los nuevos
partidos que han surgido le interesaba sobremanera este estigma para así ellos
recoger los votos de los descontentos, pero es de cajón que todos y cada uno de ellos le encantaría hacerse mayoritario a costa de
los tradicionales. Entonces, de qué estamos hablando. Seamos mayores por favor, lo que pretendían realmente es hacer otro
bipartidismo, solo que en vez de PP/PSOE, serian ahora PODEMOS/CIUDADANOS, así de claro.
Pues me temo que al
final los que querían acabar con este sistema tan denostado lo han conseguido, ¡claro!
que ha sido para todos nosotros una victoria pírrica y al igual que este
antiguo rey griego, Pirro, que perdió tantos hombres y bagajes en la batalla contra los romanos que
casi deseó no haberla ganado, ahora pasa un poco lo mismo. Es tanto lo que vamos a perder por la
incertidumbre y el desgobierno, que mejor
habernos quedado como estábamos… y si
no, al tiempo.
Visto lo visto, este
lunes postelectoral se vislumbran unas cuantas opciones a considerar y me temo que a cual peor. Por un lado
el PP no puede gobernar en minoría porque el Psoe
ya ha manifestado que por ahí no pasa, es su enemigo a batir y antes muerto que
desleal con sus huestes. A las primeras de cambio les harían una moción
de censura para desalojarlos, tal y como ha pasado en Portugal. A este partido, el Psoe, para ponerse al frente
de un hipotético gobierno les harían falta todos los votos de la izquierda más
los independentistas y por supuesto estos les van a exigir para empezar a
hablar su deseado referéndum para así tener la opción de separarse legalmente. En
resumidas cuentas los mejor parados, a pesar del descenso en votos, han sido
los independentistas que ahora tendrían un gobierno sumamente débil para así sacar
ellos la ansiada tajada definitiva. El resto de partidos están descartados para cualquier opción sensata
de liderazgo gubernamental.
A mí se me ha ocurrido una alternativa que pudiera
ser usada, in extremis y que ya se
puso en práctica en el País vasco hace
un par de legislatura. También en Madrid Esperanza Aguirre la barajó. Esta consistiría
en dejar gobernar al Psoe a pesar de su exigua cosecha de votos, haciendo el PP
un acto de, digamos, abnegación o generosidad absteniéndose en las votaciones pertinentes.
En este sacrificio podría participar también Ciudadanos que ya ha manifestado
su intención de anteponer los intereses de la nación a otros. Por supuesto sería esta una opción inédita en Europa y digna de estudio. Todo sea por salvaguardar los intereses económicos,
incluidos la prima de riesgo y la estabilidad bursátil, por cierto, cabezas visibles de la salud económica del país.
Vaya por delante que
a mí no me asusta una hipotética coalición de izquierdas teniendo a Podemos como inquisidor y hacedor
de nuevas leyes. Quizás quedemos vacunados de una vez y para mucho tiempo de
estas viejas políticas, puestas en práctica por cierto y con resultados
visibles, en Venezuela y Cuba.
De todas maneras si eso es lo que han deseado
los españoles, pues adelante. Aunque
antes de dar el paso pensemos que este
nuevo partido ha pedido como condición, antes de negociar, llevar a cabo el dichoso referéndum
para la independencia en Cataluña y el País
Vasco, con lo que ya vaticino la separación de estas dos regiones si esto
se llevara a cabo.
A pesar de todos estos malos augurios
esperemos hasta finalizar el plazo para la formación del nuevo gobierno. Hay que
tener en cuenta también la presión de la Unión
Europea y otros importantes agentes económicos
mundiales para que el resultado de la coalición
no altere el normal desarrollo de una economía
de libre mercado y respeto a la propiedad privada. De
otra forma seriamos expulsados del club de los países, digamos… formales. jeje
Joaquín Yerga
21/12/2015
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