No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
--Bécquer--
Supongo que la fe tal vez sea la convicción más profunda que tenemos los seres humanos, a pesar de la falta de pruebas convincentes. Creemos en lo creemos por necesidades existenciales pero también por tradición y costumbre, ¡Ah!, ¿qué no me creéis? Mirad:
Si yo hubiese nacido en la India hoy profesaría la religión hinduista, adoraría al dios Visnú y posiblemente iría de vez en cuando a purificar mi cuerpo y mi alma al río Ganges.
Y si hubiera nacido en Túnez, entonces me llamaría Mohamed, no comería carne de cerdo por considerarlo animal impuro y estaría deseoso de visitar una vez en la vida la Gran Mezquita de la Kaaba, en La Meca y rezar ante sus sagrados muros; es decir, sería musulmán.
Sin embargo he nacido en España, por lo tanto me corresponde ser cristiano y católico para más señas; lo que conlleva que me encante el jamón, pero no estoy obligado a presentarme en el Vaticano si no me apetece. Esto demuestra a las claras que la opción de mis creencias están sujetas sin lugar a dudas a mi lugar de nacimiento.
Pero todo esto ya no es como antes, ¿no?, o sí. ¿Vale todavía eso de que la fe mueve montañas? Digo yo que sí porque el corazón ya sabemos como es de endeble y cabezón y no le valen razones por más que intentemos convencerle, y por mucho que cambien los tiempos, claro...😇😇😇
Joaquín
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