El progreso democrático no es bajar a la élite al nivel de la masa
                            sino elevar el nivel de la masa al de la élite.
                             ( G.Le Bron)
El ya ex ministro Gallardón ha pasado, en un par de años, de
ser el miembro del PP más progre, (según el 
periódico el país) cuando era alcalde de Madrid, a ser ultraconservador
entre otras razones por ser el impulsador principal de la  elaboración de la nueva ley del aborto que
quiso poner en marcha y que al final no vio la luz.
    Este país nuestro es
incorregible, todavía, después de la copiosa historia que poseemos y habiendo
vivido  ya treinta y cinco años en plena
democracia, seguimos sin saber que queremos ser de mayor. En cualquier país
occidental que se precie las grandes líneas maestras que estructuran la nación están
bien delimitadas y con acuerdo total entre las principales fuerzas políticas,
aquí no, aquí nos cuestionamos absolutamente todo. 
    Lo de la ley del aborto es otro motivo más para tirarnos los
trastos a la cabeza. Fue en tiempos de Felipe González cuando se promulgo la
primera ley, necesaria entonces,  pues
veníamos de una dictadura refrendada por la iglesia católica. Se legalizó sin
la aprobación del PP, que después de llegar al poder no la derogó y acabaron de
alguna manera por aceptarla pues el pueblo la consintió sin aspavientos. Vino
después Zapatero que como en todo quiso darle la vuelta como un calcetín a lo
establecido y sin ningún tipo de consenso saco una nueva norma, discutible en
algunos aspectos (como lo de poder abortar niñas de dieciséis años sin el
consentimiento de sus padres) y ahora el gobierno actual afortunadamente con
buen criterio a mi entender, ha rectificado  y aunque haya una fuerte intención  electoral en ello ha paralizado las nuevas
modificaciones que pensaba hacer de la ley, excepto lo de las niñas de
dieciséis años, yo creo que acertó aunque le haya costado  el cargo a Gallardón, qué le vamos a hacer.
   Seguimos sin aprender de los errores y perseveramos en la
manía o marrullería cortoplacista de gobernar solo para los ciudadanos que nos
votan y no para todo el país como seria lo natural. Aquí en cuanto llega un
nuevo partido al poder, saca sus leyes  según su ideología, las aprueba y están en
vigor solo los cuatro años que dura la legislatura porque en cuanto llega al
gobierno el otro partido lo primero que hace es derogarlas, y así nos va,
continuamente de mudanzas y la población sin saber a qué atenerse.
   Yo apostaría a que uno de los males, esenciales, que nos
aflige a los españoles y  que nos impide
ser europeos modernos de primera es la fuerte carga ideológica que derrochamos
para todo. Hay asuntos, capitales por cierto, en los que no  apreciamos 
mas colores que el blanco o el negro, nada de grises, eso no va con
nosotros, aunque también he de decir que quizás estas actitudes extremas se den
 más en las clases dirigentes que en el
pueblo,  luego este se deja llevar sin
profundizar en las diferentes materias, solo a base de eslóganes vacuos.
    Si hablamos del aborto, como he señalado arriba, o todo o
nada, encontramos rápidamente dos posturas irreconciliables derecha NO o
izquierda libre total y además se hace fuerte proselitismo a favor o en contra ¿Que
impide aprobar unas leyes de consenso que contenten a todos o por la menos a
una mayoría de españoles para que nunca más se vuelva a tocar el tema ¿
    De la corrupción política que decir, ya sabemos, si el que
comete la fechoría  es del partido
contrario lo machacamos sin contemplaciones y extendemos la podredumbre a todo
el partido, eso sí, si el mangante es del propio, corremos un tupido velo y
tratamos de exonerarlo.
    De la cuestión de la unidad nacional, más de lo mismo, el PP
mas centralismo y menos autonomías; los partidos de izquierda justo lo
contrario. He de recalcar que en este
tema curiosamente se han invertido las tendencias,  pues desde 
siempre, (ya lo propuso Marx, el ideólogo del comunismo) y en todos los
países a lo largo de la historia ha sido así, la izquierda  ha deseado  países fuertemente  centralizados para poder administrarlos
mejor  y así  repartir luego equitativamente los bienes y de paso  evitar privilegios de todo  tipo, bueno, pues curiosamente aquí  los que parecen ser partidarios de la
desigualdad  territorial son los partidos
que llevan en su ADN el lema:  Uníos Hermanos Proletarios  y no digo que esto último sea lo mejor ,
lo que si pido es que en estos asuntos tan importantes para la igualdad de
todos los españoles, las principales organizaciones políticas, sindicales,
empresariales y en general todos los ciudadanos tuviéramos meridianamente claro
que la unidad del país es innegociable porque nos va la libertad, la igualdad y
el bienestar en ello, magnitudes 
esenciales por las que tanto hemos luchado. Si fuese así ningún
nacionalista se atrevería a desafiar al estado, nuestro estado.  ETA asesinó vilmente a más de mil españoles
de todo signo político al querer 
imponer  sus teorías independentistas  al resto, no lo consiguió a pesar de que
tampoco aquí estuvimos todo lo unidos que deberíamos haber estado, no vamos a
decaer ahora por muchos cientos de miles de nacionalistas catalanes que  salgan a la diagonal con sus banderitas al
viento.
   Las leyes de educación que hemos engendrado desde la
transición  tampoco han permanecido
estables mucho tiempo, constantemente andamos reformándolas por motivos
ideológicos mas que pedagógicos, como en todo; me temo que quizás tenga esto
algo que ver con que ocupemos un pésimo lugar en la lista que elabora  la OCDE y el informe Pisa.
  Podría seguir así con muchos más temas( aunque aburriría)
porque es una evidencia que en cualquier asunto que toquemos ponemos una fuerte
carga ideológica y esto provoca  grandes
disputas, deberíamos  ser más pragmáticos y
entender que un gobierno,( también nuestro raciocinio), debe mirar nuestro
bienestar, el de todos, de manera técnica, es decir contando con los recursos
que tenemos y dentro del sistema capitalista que impera en el mundo civilizado
actuar de la mejor manera posible, siempre con acuerdos , no hay tantas
diferencias entre unos y otros, sobretodo dentro del estrecho margen de maniobra que nos
deja la UE y nuestros  aliados. Va siendo
hora ya de dejar la actitud, resumida
en la simpleza de llamar Fachas a unos a la mínima  o el manido principio de… ser de izquierdas de toda la vida y hasta la
muerte, entre otras razones porque no es práctico, tampoco lo contrario.
   Una manera inteligente y madura de proceder en la vida es
actuar siempre de acuerdo con el momento que le toque a uno vivir y la circunstancia,
sin olvidar por supuesto ciertos principios como seres humanos avanzados que
somos. Cambiar de parecer con el tiempo es de personas sabias, lo mismo que
rectificar si fuese necesario. Cuando se es más joven  e inexperto se piensa y  se actúa de cierta manera, quizás utópica, a
medida que se va cumpliendo años por lógica y debido a las vicisitudes de la
vida y a la experiencia se modifica  el
pensamiento y las prioridades. Por todo esto me causa cierta desazón encontrar
gente inamovible de pensamiento, admirándose
de sus ideas fijas. Envidio la manera de actuar de los anglosajones en
estos menesteres, son mucho más prácticos y menos idealistas que nosotros,
ellos van a lo que más le conviene y no a los sacrosantos principios
malentendidos , si hay que votar al partido laborista ( izquierda) se vota, por
intereses del momento, si en las próximas elecciones hay que depositar la
papeleta del partido conservador , pues no pasa nada, eso sí Inglaterra por
encima de todo, ahí sí que se mojan y tiene sentido pues le va en ello su país
que es lo mismo que decir todo y a las pruebas hay que remitirse, estas
virtudes hace del país uno de los mas sólidos y prósperos del mundo y en donde
sus habitantes tienen mayor nivel de vida, que es lo que importa al fin y al
cabo;  podríamos poner otros ejemplos Australia,
Canadá etc.
   Una de las aficiones favoritas nuestras es despedazamos entre
nosotros  mientras nuestros  enemigos, de todo tipo, (internacionales, nacionalistas,
económicos, de imagen etc.)  si  tienen claro de cómo actuar y aprovecharse de
nuestras debilidades, véase el caso catalán.
                                                                          
                                 Joaquín Yerga
                                                                                                           
 27/09/2014

 
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