viernes, 19 de septiembre de 2014

A ella...





         A veces nuestros labios, como locas
mariposas de amor, se perseguían;
los tuyos de los míos siempre huían,
y siempre se juntaban nuestras bocas.
Los míos murmuraban: -¡Me provocas!
Los tuyos: -¡Me amedrentas!, respondían;
y aunque siempre a la fuga se atenían,
las veces que fugaron fueron pocas.
(M. Ugarte)

Y ahora ella, que soportó sus impertinencias y bobadas tantos años ha llegado al límite. Y aunque sufrió serena y paciente noches de soledades e indiferencias, y aguantó por amor demasiadas disculpas y cientos de peregrinas excusas, tira la toalla.
Él sabe que la vida de su amada no ha sido un camino de rosas. Y sabe que que ella aún es joven, aunque a sus espaldas acumule ya periodos de dureza inusitada con otros más livianos y soportables. Y conoce su historia, marcada de alguna manera por la tierra en que la vio nacer y por sus tristes e inevitables circunstancias.
La vio llorar muchas veces, y desesperar, pero es consciente que esos sentimientos están asumidos y forman parte ya de la desventurada existencia que le tocó vivir. Y sabe de ella de su disposición y fortaleza para superar carencias de la vida y aflicciones de todo tipo y condición.
Y por ella supo que la vida no regala nada, que lo poco que se consigue hay que ganarlo a pulso. Evidentemente el destino con ella no iba hacer ninguna excepción... No, no fue indulgente... y luchó, trabajo, sufrió, perseveró y mintió y también se engañó. Y disfrutó y se enamoró, todo con pasión, como es ella…
Vivió con ella, ya mujer, avatares poco amables de la vida. Y comprobó su fortaleza, y cómo soportó impávida sus duras consecuencias, sin queja. Y es que ella pertenece, sin duda, a una de las generaciones más sólidas de mujeres que hemos tenido la suerte de atesorar en nuestro país. Porque ellas, que fueron hijas ejemplares que adoraban y respetaban a sus madres, son ahora madres sufridas e impecables entregadas a sus afortunados hijos.
Pero, no, aun no es tarde, él lo sabe y va a intentarlo todo porque se trata de su propia vida. La quiere más que nadie pero no supo hacérselo saber ni comprender. Y aunque es cierto que nunca un detalle, nunca un, "te quiero", ella lo es todo para él. Va a insistir, va rogar, va a cambiar sus prioridades absolutamente, porque...
Ésa mujer que vive que siente y que brega con la vida, trabajadora incansable, admirable madre y que a veces le dice que está harta de todo y de todos, es su compañera y amiga, A ésa señora, que le debe más de treinta años de dedicación exclusiva, sin embargo no ha sabido hacerla lo feliz que ella se merece. 
Ésa mujer, que a veces se aflige porque no se divierte lo que debiera, y que sueña, anhelando ser la amada de aquel bolero, es la madre de sus hijos. A ésa mujer, aún no sabe cómo decirle que lo siente, por sus torpezas, por su egoísmo, pero que es la mujer de su vida y aunque no sepa quererla de la forma que a ella le gustaría, siempre la querrá con todo su corazón. Y ambiciona, como diría el poeta, a que le ame cuando menos se lo merezca, porque posiblemente será cuando más la necesite.
Joaquín 

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