Por favor, no nos quedemos con el: “yo es que yo soy así” para justificar nuestras acciones, buenas o malas. Tenemos saber cómo somos realmente, por si tenemos que mejorar. Según muchos psicólogos hay 9 tipos de personalidad. A una de ellas debemos pertenecer.
Mirad e incluiros en:
El reformador. Este tipo de personas saben distinguir entre el bien y el mal, tienen un gran sentido de la ética y son concienzudas. Por ello, se esfuerzan mucho en hacer bien lo que se proponen, sin embargo, le temen mucho al error, lo cual le limita a la hora de ponerse objetivos.
El ayudador. Suelen ser comprensivos, sinceros y bondadosos. Su patrón de conducta está orientado hacia los demás, sintiendo orgullo cuando ve que alguien más le necesita. Esto, a su vez, genera que el ayudador tenga dificultades para reconocer sus propias necesidades.
El triunfador. El triunfador definirá su autoconcepto y su autoestima en base a sus propios logros. Al mismo tiempo, tiene una tendencia a actuar como cree que los demás quieren que actúe, importándoles mucho la imagen que proyectan al resto. Por cierto, son personas adictas al trabajo y altamente competitivas.
El individualista. Las personas de tipo individualista tienden a ser muy conscientes de sí mismas, son sensibles y a la vez reservadas y calladas. Al mismo tiempo se sienten vulnerables frente a los demás y eso les hace retraerse. Tienden a un estado de ánimo depresivo, pero en un estado sano, son muy creativas, inspirándose para renovarse y transformar sus experiencias.
El investigador. Como podemos deducir, el investigador es una persona analista y observadora, muy perspicaz y curiosa. Tienen gran capacidad de concentración y de desarrollo de ideas innovadoras. Siendo estos sus puntos fuertes, sus puntos débiles es que pueden rozar la obsesión con sus pensamientos, llegando al nerviosismo extremo y desligándose del presente.
El leal. Este tipo de personalidad tiene como valores principales la sinceridad y la fidelidad. Transmite mucha confianza y son muy responsables y, curiosamente, también son desconfiados y ansiosos. A menudo, sienten miedo por lo desconocido y a todo lo que les pueda generar dolor emocional.
El entusiasta. Optimistas y espontáneas, las personas con este tipo de personalidad, son muy productivas y suelen estar ajetreadas. Esto puede generarles cierta desorganización y a una impulsividad que no siempre puede ser beneficiosa. Deberá aprender a manejar esas emociones y la toma de decisiones de forma responsable.
El desafiador. Tiene madera de líder y es uno de los tipos de personalidad que quieren tener a su entorno controlado. De igual modo, buscan la protección de quienes consideran que lo necesitan, pudiendo volverse demasiado orgullosas. El desafiador deberá aprender a aceptar sus debilidades y a dejarse llevar por el descontrol.
El pacificador. Las personas con este tipo de personalidad son pasivas y tienden a huir del conflicto. Con lo cual, suelen dejar que las decisiones las tomen otros para no cargar con el peso de la responsabilidad. Su principal preocupación es no romper con la tranquilidad interna, pero esto a su vez les puede llevar a ejercer de mediadores en los desacuerdos.
En fin.
Joaquín
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