Amiga, si me atiendes y me dices
puedo saber tus intenciones;
es decir, me anuncias que me amas
o que pasas de mi, que me
quieres sólo como amigo.
Pero si miras y callas me haces dudar.
No las tengo todas conmigo.
Temo la intensidad de tus
pensamientos; te he visto
suspirar mirando las estrellas.
--Joaquín--
¿Sabéis una cosa? Pues que hay una gran diferencia entre la literatura y la vida. La explicación es fácil: aquellos que escriben literatura no han estado escribiendo su vida, sino la de otros, es decir, no han vivido lo necesario.
Por el contrario, aquellos que han vivido la vida a tope, no han tenido mucho tiempo para la literatura.
Esta regla casi se cumple siempre, pero hay excepciones: qué me decís, por ejemplo, de Cervantes: ¡menuda vida tuvo el hombre!, soldado en Lepanto, cautivo en Argel, preso en Sevilla, recaudador de impuestos etc. etc.. y aún así tuvo tiempo para escribir lo que escribió. O Lope de Vega, "el monstruo de los ingenios", escribió miles de obras de teatro y poesías, y vivió, el tipo, en perpetuo frenesí, de pendencias, exilios, y amantes, docenas de amantes..
Qué pena, otros ni escribimos nada interesante ni vivimos nada interesante, ni tenemos amantes, ni... En fin..
Joaquín
No hay comentarios:
Publicar un comentario