miércoles, 15 de mayo de 2024

La última noche con aquella chica antes de morir

                                                                                     


 


          Señora: Según dicen, ya usted tiene otro amante. 

Lástima que la prisa nunca sea elegante... 

Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa 

se resigne a ser viuda sin haber sido esposa, 

ni pretendo tampoco discutirle el derecho 

de compartir sus penas, sus goces y su lecho; 

pero el amor, señora, cuando llega al olvido, 

también tiene el derecho de un final distinguido. 

--J. A- Buesa--



Era ya de madrugada cuando salimos del bar. Se despidió de mi, que me fui por otra calle. 

Se quedó solo. De repente se le acerca una chica

--Sígueme--le dice

Extrañado le hace las preguntas lógicas

--¿Quién eres? ¿Qué quieres?..

Ella no dice nada. Durante un rato permanece callada.. Luego le ordena tajante:

--¡Te atreves a acompañarme o no!

--Claro---respondió él salivando de placer

Comenzaron a caminar. Él siente apoyada en su brazo su mano helada.

--¿Tienes frío? ¡Estás gélida!--le dice intentando abrazarla

Ella se deshace del lazo a medio hacer y calla.

Deambulan por el pueblo; por calles y callejas casi en penumbras. Llegan a la calle Olmo y la misteriosa chica le invita a entrar en la vieja ermita del Cristo. Las puertas estaban abiertas, inexplicablemente, y en medio de la pequeña nave, ¡Dios mío, en medio de la nave observa un catafalco cubierto con paños negros, y sobre él un ATAÚD VACÍO!..

Se pone nervioso. Empieza a pensar cosas raras de su compañera de aventuras y trata de despedirse. Ella le sujeta con sus manos y le impone silencio. Se echa hacia atrás el pelo que le cubría la cara. La mira, es preciosa, pero extremadamente pálida. De repente ella le da un beso en la boca. Luego le susurra al oído:

--¡Chissst, no se lo digas a nadie, me pusieron ahí esta mañana!. Y le señaló el catafalco y el ataúd. Luego le dijo adiós y desapareció.

Salió del templo desconcertado y con el sabor metálico del beso todavía en sus labios. Vagó por las calles del pueblo estremecido de frío y de horror... 

Horas más tarde vuelve a la ermita. Algo inexplicable le empujaba hacerlo. En el interior permanece el catafalco con el ataúd y una corona de rosas blancas que antes no tenía. Temeroso, pero curioso a la vez se acercó al féretro que mantenía abierta la tapa superior, y la ve dentro.. ¡Dios mío, era ella! ¡¡La chica del beso, MUERTA!!..

Salió aterrorizado de la ermita; intenta huir del lugar como alma que lleva el diablo... En su huida tropieza con una vieja enlutada que entraba en ese momento. Le preguntó:

---Lo que se va a celebrar son los funerales de una chica forastera, recién llegada a Fuente de Cantos ¿La conocía usted?---le dice la anciana. 

Esa misma tarde volvió a pasar por la calle Olmo; todo estaba intacto, como si nada hubiera ocurrido. La ermita cerrada y la ventana que da a la nave central abierta. Miró a través de ella: nada, la soledad más absoluta se había adueñado del pequeño templo, como siempre..

Por cierto, jamás le ha contado a nadie este episodio de su vida, sólo a mí y por algo que no me atrevo a revelar. 

La chica murió realmente. En el cementerio del pueblo está enterrada.. 

Joaquín          

                                                                         

                                         Entrada a la ermita del Santo Cristo
                             

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