jueves, 12 de noviembre de 2015

Los hombres que no adoraban a las mujeres...




La violencia lo conquista todo, pero sus éxitos son efímeros.
A. Lincoln


  Tal día como hoy hace dos años exactamente, tropecé en Cibeles con una ruidosa manifestación. Había sido convocada por una serie de organizaciones y partidos políticos, (creo que por una vez estaban todos los que son).  Iban algunos con pequeñas pancartas en las que se podían leer eslóganes como… No a la violencia machista y otros por el estilo. Encontré en la cabecera de la marcha a dirigentes o convocantes del evento megáfono en mano vociferando diatribas al viento… Sí, al viento, porque realmente no sé quién o quiénes eran los destinatarios, pues de todos los que por allí rondábamos se daba por hecho que estamos rotundamente en contra de ese tipo de violencia.
  He de reconocer que me chocó el tema, no entendí, (y a estas alturas del tiempo transcurrido sigo igual de incrédulo) qué es lo que pretendían conseguir con la gesta de reunir en la calle a varios miles de mujeres y hombres venidos de todas las provincias del país. Incluso apuesto que todos venían con viaje y bocadillos pagados.
 En algún instante, durante la contemplación de la marcha, llegué a pensar (no es la primera vez que sucede) que algunos de los que se manifestaban, llegado el caso y según qué circunstancias pudieran violentar ellos mismos a sus propias mujeres o compañeras de su entorno inmediato.
  Entiendo que las intenciones de los participantes de la protesta fuesen loables y estupendas, pero permítaseme discrepar  de manera  precisa  con la utilidad de la misma. Cuando un hombre obsesionado e iracundo mata a su pareja,  la raíz del problema está en la crueldad intrínseca del individuo, que se refuerza e incrementa bajo algún pretexto, sea este una separación o de otro tipo domestico. Que nosotros pancarta en ristre y en plan buenista  desfilemos por la Castellana voceando consignas bienintencionadas, evidentemente no aporta nada a la cuestión.
  Poco aporta, tampoco, el minuto de silencio que los ayuntamientos y otras instituciones adoptan como acto de solidaridad con las asesinadas. Lo entiendo si acaso  como un gesto de impotencia. Si sirviera para que alguien se sintiese  reconfortada  lo aceptaría, pero me temo que no es el caso.
  Es verdad que en lo que llevamos de año son ya más de veintisiete las mujeres asesinadas por sus parejas y trece los niños que se han quedado huérfanos. Es una cifra  intolerable. También hay que hacer notar, aunque esto no merma para nada el problema, que muchos de los implicados en este drama son extranjeros. Todos sabemos que en otras culturas el machismo impera en sus sociedades y eso es muy difícil de erradicar teniendo en cuenta el poco tiempo que llevan residiendo en nuestro país. Pretendo decir con esto que las medidas que se han legislado al respecto y hasta el momento en España no son tan malas y que vamos por el buen camino. En esto pasa un poco como con la delincuencia común, y aunque sea políticamente incorrecto manifestarlo, una proporción de estos casos, posiblemente más del 30%,  se den en parejas procedentes de otros lares, allende nuestras fronteras.
  Por otra parte se da la paradoja de que en países aparentemente más civilizados y con cultura democrática superior a la nuestra, Suecia o Dinamarca, por poner un par de ejemplos, curiosamente se dan más casos de violencia domestica que en nuestro país. Y esto a pesar de que la mujer lleva allí décadas emancipadas. Acordémonos de la trilogía sueca de… Los hombres que no amaban a las mujeres,  escrita por Stieg Larsson,  precisamente como denuncia ante el grave y silencioso problema que se daba allí. Esto tira por tierra la teoría, según la cual, éste fenómeno es más propio de países latinos con costumbres más machistas… ¿Quién se atrevería a pensar ni por un momento que esos paraísos de cultura e igualdad  fuesen líderes en Europa de mujeres asesinadas?...  Entonces…¿cuál es la solución?
  La solución no viene, obviamente, en emular a los países musulmanes, que se corresponden  por cierto con una cuarta parte de la población del globo, en donde este tema no se trata, ni tan siquiera superficialmente.
  Tampoco hay que buscarla en oriente, empezando por la India, en donde las noticias de violaciones y homicidios de mujeres  son apabullantes… O en China, tener hijas allí era una afrenta y un gasto extra para las familias hasta hace dos días. De hecho muchos miles de niñas eran abandonadas al nacer. Ahora tienen un grave problema, hay una desproporción  considerable de sexos, sobran varones.
  África tampoco ayuda en la solución. Allí la cosa tampoco pinta muy bien para el sexo femenino. Todos hemos oído o visto con qué asiduidad se practica la ablación en chicas jóvenes. Una acción horrible para las mujeres  y un acto de machismo incalificable.
 Tengo como todo el mundo criterios propios sobre el tema. Creo en que el maltratador que llega a realizar un acto así de canalla con una mujer, trae de marchamo en su genoma la violencia o la ira, o la adquiere en los albores de su existencia. El hecho de ejercerla sobre la mujer sería por ser más débil físicamente. Es decir, en realidad es un acto de cobardía por su parte. Fijémonos en la rabiosa actualidad y comprobemos cómo muchos niños acosan de manera inmisericorde a otros compañeros del mismo sexo en las escuelas, simplemente por ser débiles. Lo que ahora llamamos bullying, y que por cierto a existido siempre.
  Muchos hombres son violentos por naturaleza y ejercen esta violencia allá donde una eventualidad lo requiera. La vemos a diario en disputas entre vecinos, o en incidentes de tráfico...¿Qué no harán con sus mujeres?.. Casos extremos de asesinatos de mujeres es difícil que se erradiquen totalmente, porque un individuo parcialmente perturbado y en un momento de ira siempre estará presto al arrebato, y eso es muy difícil de paliar.
  Pero en lo que si podemos y debemos incidir es en la educación desde la más tierna infancia. Y hacer comprender a todos nuestros jóvenes que cada uno es libre y soberano  para hacer con su vida lo que estime oportuno… Nadie se debe a nadie en contra de su voluntad.
  Por otra parte, el deber de los políticos es incluir en nuestras leyes artículos claros para una justa convivencia. Y que se apliquen ya desde las escuelas la consigna aquella de… la igualdad entre mujeres y hombres es sagrada….Todos deberíamos grabarnos en el frontispicio imaginario de nuestra grandeza  como seres en humanos evolucionados, un lema que dijera… Nadie tiene derecho a privar de su vida a un semejante.
  Aplicando estos buenos deseos, sin duda, NO acabaremos con algunos o muchos crímenes de nuestras mujeres, pero SI contribuiremos a  disminuir el maltrato, el desprecio, o las humillaciones de los hombres para con las mujeres.
Dicho queda…
                          Joaquín Yerga
                           30/05/2017




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