Los hombres que no adoraban a las mujeres...
La
violencia lo conquista todo, pero sus éxitos son efímeros.
A.
Lincoln
Tal
día como hoy hace dos años exactamente,
tropecé en Cibeles con
una ruidosa manifestación. Había sido
convocada por una serie de organizaciones y partidos políticos,
(creo que
por una vez estaban todos los que son).
Iban algunos con pequeñas pancartas en las que se podían leer
eslóganes como… No a la
violencia machista…
y otros por el estilo. Encontré en la cabecera de la marcha a
dirigentes o convocantes del evento megáfono en mano vociferando diatribas al viento… Sí,
al viento, porque realmente no sé quién o quiénes eran los
destinatarios, pues de todos los que por allí rondábamos se daba
por hecho que estamos rotundamente en contra de ese tipo de
violencia.
He
de reconocer que me chocó el tema, no entendí, (y a estas alturas
del tiempo transcurrido sigo igual de incrédulo) qué es lo que
pretendían conseguir con la gesta de reunir en la calle
a varios miles de mujeres y hombres venidos de todas las provincias
del país. Incluso apuesto que todos venían con viaje y bocadillos
pagados.
En
algún instante, durante la contemplación de la marcha, llegué a
pensar (no es la primera vez que sucede) que algunos de los que se
manifestaban, llegado el caso y según qué circunstancias pudieran violentar ellos mismos a sus propias mujeres o compañeras de su entorno inmediato.
Entiendo
que las intenciones de los participantes de la protesta fuesen loables y estupendas,
pero permítaseme discrepar de manera precisa con
la utilidad de la misma. Cuando un hombre obsesionado e iracundo mata
a su pareja, la raíz del problema está en la crueldad
intrínseca del individuo, que se refuerza e incrementa bajo algún
pretexto, sea este una separación o de otro tipo domestico. Que
nosotros pancarta en ristre y en plan buenista desfilemos por
la Castellana voceando consignas bienintencionadas,
evidentemente no aporta nada a la cuestión.
Poco
aporta, tampoco, el minuto de silencio que los ayuntamientos y otras
instituciones adoptan como acto de solidaridad con las asesinadas. Lo
entiendo si acaso como un gesto de impotencia. Si sirviera para
que alguien se sintiese reconfortada lo aceptaría, pero
me temo que no es el caso.
Es
verdad que en lo que llevamos de año son ya más de veintisiete
las mujeres asesinadas por sus parejas y trece los niños que se
han quedado huérfanos. Es una cifra intolerable. También hay
que hacer notar, aunque esto no merma para nada el problema, que
muchos de los implicados en este drama son extranjeros. Todos sabemos
que en otras culturas el machismo impera en sus sociedades y eso es
muy difícil de erradicar teniendo en cuenta el poco tiempo que
llevan residiendo en nuestro país. Pretendo decir con esto que las
medidas que se han legislado al respecto y hasta el momento en
España no son tan malas y que vamos por el buen camino. En
esto pasa un poco como con la delincuencia común, y aunque sea
políticamente incorrecto manifestarlo, una proporción de estos
casos, posiblemente más del 30%, se den en parejas procedentes
de otros lares, allende nuestras fronteras.
Por
otra parte se da la paradoja de que en países aparentemente más
civilizados y con cultura democrática superior a la
nuestra, Suecia o Dinamarca, por poner un par de
ejemplos, curiosamente se dan más casos de violencia domestica
que en nuestro país. Y
esto a pesar de que la mujer lleva allí décadas emancipadas.
Acordémonos de la trilogía sueca de… Los
hombres que no amaban a las mujeres, escrita
por Stieg Larsson, precisamente como denuncia ante el grave y
silencioso problema que se daba
allí. Esto tira por tierra la teoría, según
la cual, éste
fenómeno es más propio de países latinos con costumbres más
machistas… ¿Quién se atrevería a pensar ni por un
momento que esos paraísos de cultura e igualdad fuesen líderes
en Europa de mujeres asesinadas?... Entonces…¿cuál
es la solución?
La
solución no viene, obviamente, en emular a los países
musulmanes, que se corresponden por cierto con una cuarta parte
de la población del globo, en donde este tema no se trata, ni tan
siquiera superficialmente.
Tampoco
hay que buscarla en oriente, empezando
por la India, en
donde las noticias de violaciones y homicidios de mujeres son
apabullantes… O en China, tener
hijas allí era una afrenta y un gasto extra para las familias hasta
hace dos días. De hecho muchos miles de niñas eran abandonadas al
nacer. Ahora
tienen un grave problema, hay una desproporción considerable
de sexos, sobran varones.
África tampoco
ayuda en la solución. Allí
la cosa tampoco pinta muy bien para el sexo femenino. Todos hemos
oído o visto con qué asiduidad se practica la ablación en chicas
jóvenes. Una acción horrible para las mujeres y un acto de
machismo incalificable.
Tengo
como todo el mundo criterios propios sobre el tema. Creo en que el
maltratador que llega a realizar un acto así de canalla con una
mujer, trae de marchamo en su genoma la violencia o la ira, o
la adquiere en los albores de su existencia. El hecho de
ejercerla sobre la mujer sería por ser más débil físicamente. Es
decir, en realidad es un acto de cobardía por su parte. Fijémonos
en la rabiosa actualidad y comprobemos cómo muchos niños acosan de
manera inmisericorde a otros compañeros del mismo sexo en las
escuelas, simplemente por ser débiles. Lo que ahora llamamos
bullying, y que por cierto a existido siempre.
Muchos
hombres son violentos por naturaleza y ejercen esta violencia allá
donde una eventualidad lo requiera. La
vemos a diario en
disputas
entre
vecinos, o en incidentes
de tráfico...¿Qué
no harán con sus mujeres?.. Casos
extremos de asesinatos de mujeres es difícil que se erradiquen
totalmente, porque un individuo parcialmente perturbado y en un
momento de ira siempre estará presto al arrebato, y eso es muy
difícil de paliar.
Pero
en lo que si podemos y debemos incidir es en la educación desde la
más tierna infancia. Y hacer comprender a todos nuestros jóvenes
que cada uno es libre y soberano para hacer con su vida lo que
estime oportuno… Nadie se debe a nadie en contra de su voluntad.
Por
otra parte, el deber de los políticos es incluir en nuestras leyes
artículos claros para una justa convivencia. Y
que se apliquen ya desde las escuelas la
consigna aquella de… la
igualdad entre mujeres y hombres es sagrada….Todos
deberíamos grabarnos en el frontispicio imaginario de nuestra
grandeza como seres en humanos evolucionados, un lema que
dijera… Nadie
tiene derecho a privar de su vida a un semejante.
Aplicando
estos buenos deseos, sin duda, NO acabaremos
con algunos o muchos crímenes de
nuestras mujeres, pero SI contribuiremos
a disminuir el maltrato, el desprecio, o las humillaciones de
los hombres para con las mujeres.
Dicho
queda…
Joaquín
Yerga
30/05/2017
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